Laura Berro Yoldi, Armando Cuenca Pina y Alberto Labarga Gutiérrez

Día internacional de las personas migrantes

Hoy día internacional de las personas migrantes mucho se hablara de interculturalidad. Pero ¿quiénes son las personas migrantes?

 Lejos de ser solamente esas que vienen a nuestra ciudad a buscar trabajo, o un futuro, las personas migrantes son nuestras vecinas y vecinos, con las que nos cruzamos por la calle todos los días y con las que comentamos en el autobús. Son las personas con las que nos encontramos en la cola del mercado, que nos atienden en la carnicería del barrio.

Son la gente sencilla, que tiene que partirse el lomo para llegar a final de mes, porque no vive de las rentas. O las que están en paro y acuden como nosotras al INEM. Las que también se ven asfixiadas por la falta de reparto de la riqueza y que, como nosotras, son explotadas por macroempresas y multinacionales.

Son la gente joven, que ha estudiado con nosotras en el colegio, el instituto, la universidad. Son nuestras amigas y amigos, nuestras parejas. Son las niñas y niños que van a clase con nuestras hijas e hijos y que juegan con ellas en el patio del recreo. Son sus padres y madres. Son la comunidad educativa.

Son las mujeres que están a cargo de sus familias, de las personas mayores, que permiten que ricos y pobres acudan limpios y alimentados a su trabajo. Son las trabajadoras del hogar, que luchan por lograr que se ratifique el convenio 189 para poder tener todos sus derechos laborales garantizados, porque ahora están explotadas. No tienen derecho a paro, trabajan de sol a sol por entre 3 o 5 euros la hora. Se encargan como la mayoría de las mujeres de los cuidados, las que permiten que la vida sea vida. Porque sin ellas no se mueve el mundo.

Las personas migrantes también son aquellas a las que no se les reconocen derechos. Las que son enviadas a los Centros de Internamiento de Extranjeros, esos agujeros de maltrato donde se vulneran derechos, para luego ser deportadas. Son las que se ven envueltas en situaciones de desamparo, en los no lugares. Son las mujeres que van a dejar a su hijo al colegio y cuando salen la están esperando para engancharla y deportarla de manera exprés a su país. Las que van a pedir ayuda a un comedor social y la policía les espera allí, a pesar de que no tenían nada.

Son migrantes las personas que denuncian la muerte de Elhadji Ndiaye en dependencias de Policía Nacional. Una muerte de la que la Carmen Alba, delegada del Gobierno en Navarra, no ha dado ni una sola explicación después de más de un mes. Son las que llevan la pancarta en la manifestación y con las que denunciamos alto y claro que esto es una vergüenza. Con ellas gritamos que no queremos una ciudad racista ni clasista.

Nos preocupa el auge del racismo y la xenofobia en Europa y en EE.UU, pero aquí estamos permitiendo que germinen las semillas del odio al diferente cuando no nos ponemos de frente a estas actitudes en nuestra vida cotidiana, cuando un político lanza un ataque a los inmigrantes para arañar votos fruto del miedo. Por todo ello, desde la política municipal, tenemos que poner todo lo que esté en nuestra mano para que Pamplona sea una ciudad de acogida, que pueda ser vivida en paz y en libertad por todas las personas que la habitamos.

Queremos que todas las personas tengan la posibilidad de desarrollar su existencia, que tengan todos sus derechos garantizados. Queremos que cualquiera sea ciudadana de primera y que pueda participar en la toma de las decisiones de esta ciudad. Que pueda entretejer su vida con todas las que habitan la ciudad. Que pueda aportar su energía en nuevos proyectos. Que forme parte de la vida pública y política de Pamplona, y que aporte toda su experiencia y sabiduría al común.

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