Ecocapitalismo o pobreza energetica
Se centra todo en restringir al ciudadano de a pie, pero no se restringe el uso de aviones o Jet privados, por ejemplo, sabido es el daño que hacen a la capa de ozono.
Para el próximo año, o a lo sumo en dos, en la mayoría de nuestras ciudades va a ser prácticamente imposible acceder al centro urbano con coches de combustión de más de diez años o pagando un peaje los que tenga menos. Solo podrán acceder los coches eléctricos y los híbridos (de momento).
Esta medida choca un tanto, al menos en ciudades como Gasteiz, donde el transporte público eléctrico (BEI) va por la periferia y los urbanos de combustión, en la mayoría de los casos con más de 15-20 años, son los encargados de unir los barrios con el centro de la ciudad.
Por cierto, una ciudad como Gasteiz, que ha visto como se disparaba la factura de la electricidad con la llegada del BEI. Pagando una factura cercana a la de Bilbo y doblando a lo que paga Donostia.
¿Qué va a pasar con los vecinos del centro urbano de nuestras ciudades que tienen vehículos a combustión y con unos cuantos años? ¿Se les prohibirá el acceso a su barrio?
Zonas como el casco viejo, donde el nivel de vida no da para tener vehículos de 40.000 euros, ni garajes privados donde enchufarlo a la Red.
Tampoco existe una Red de electrolineras por nuestras ciudades, ni energía suficiente para electrificar toda la flota de vehículos de Europa.
El coche eléctrico no es un vehículo limpio como nos quieren vender.
Para la fabricación de las baterías se crean minas para extraer los minerales necesarios para su fabricación, se contamina y destruyen grandes extensiones de tierras, en países tercermundistas principalmente, pero también en países en vías de desarrollo, dañando muy seriamente el ecosistema.
Durante la carga de las baterías, despiden gases tóxicos, en menor medida durante su utilización, pero siguen siendo altamente contaminantes al final de la vida útil de las baterías.
Nos hablan de ahorro energético, de escasez energética, de su carestía y quieren electrificar, aún más, nuestras vidas.
La electricidad no es una energía limpia, no se está haciendo un uso adecuado de las renovables, se está especulando con el precio, para empobrecidos aún más, meternos miedo por la falta energética y ponernos centrales nucleares, como si fueran energía limpia.
Destrozar nuestros montes con eólicas de empresas privadas y seguir penalizando el autoconsumo y las comunidades energéticas.
Se quiere aumentar las diferencias sociales, los pobres más pobres, los ricos más ricos.
Los vehículos privados se van a convertir en artículos de lujo, al alcance de muy pocos, tanto por su precio de compra, como por su coste de mantenimiento.
Se centra todo en restringir al ciudadano de a pie, pero no se restringe el uso de aviones o Jet privados, por ejemplo, sabido es el daño que hacen a la capa de ozono.
Se está dando paso a la era del ecocapitalismo y la pobreza energética y todo con el medio ambiente como excusa, cuando el capitalismo es el mayor destructor del medio ambiente y el ecosistema.