Amaia Kowasch, Rubén Marcilla y Aitor Garjón
Miembros de Sanfermines78: Gogoan!

El 8 de julio en tiempos del coronavirus: «claveles para Germán, juicio para Martín Villa»

Nuestro llamamiento, entre otros, es que ese día, en el intervalo comprendido entre las 11 y las 13 horas acudamos a depositar un clavel en la estela de Germán.

La pandemia originada por el coronavirus ha hecho que nuestra vida cotidiana haya saltado por los aires, sometiéndonos al confinamiento y con restricciones a las libertades más elementales. No vislumbramos en su totalidad las consecuencias, pero podemos apostar que no sólo se va a limitar a una crisis sanitaria, sino que también tendrá consecuencias económicas, sociales y políticas.

La consigna del Gobierno es «vencer» al virus para volver a la normalidad cuanto antes. Pero, ¿a qué normalidad quieren volver? A la de una sociedad presidida por la expansión salvaje del capitalismo, la destrucción del medio ambiente, la deforestación de los suelos para propiciar una urbanización masiva, en donde la economía es quien regula las relaciones sociales bajo la preeminencia de los mercados. Donde la democracia no garantiza los contenidos de un auténtico autogobierno del pueblo y la política ha perdido toda la capacidad de conseguir transformaciones de orden económico.

En realidad, esto es volver a la (a)normalidad que está en el origen de la crisis humanitaria que padecemos.

Por el contrario, lo que debemos reivindicar es vivir en una sociedad en donde la capacidad colectiva de los seres humanos pueda moldear su destino en común, y donde la política sea el instrumento para el ejercicio de la autodeterminación colectiva.

Los movimientos populares, a pesar de las limitaciones sanitarias y del respeto por la vida y la solidaridad con la salud colectiva, debemos seguir planteando movilizaciones sociales y expresiones de lucha necesarias para conseguir en primer lugar frenar que de esta situación salgan reforzadas medidas antidemocráticas, recortes de libertades, o silenciamiento y desaparición de reivindicaciones sociales y políticas.

Y, en segundo lugar, para que la salida de esta crisis humanitaria esté presidida por poner en primer lugar a las personas, la vida, la salud, el respeto a los ecosistemas, los cuidados, la sanidad pública, la soberanía alimentaria..., incluyendo las luchas que los movimientos sociales llevan protagonizando desde hace tiempo y que representan las ilusiones colectivas por conseguir un mundo mejor. Como son las reivindicaciones por una relaciones laborales más justas, por el derecho a la vivienda, las luchas de las mujeres por sus derechos, el movimiento contra el TAV y el despilfarro en las grandes infraestructuras, por los derechos para todas las personas sin exclusión por su procedencia, contra la exclusión social y la pobreza, por los Derechos Humanos y por supuesto la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, por los crímenes cometidos por el franquismo y durante la transición, sin las cuales es imposible avanzar en una sociedad justa y democrática.

Por eso el próximo 8 de julio seguiremos estando presentes con el lema «claveles para Germán, juicio para Martín Villa», propiciando la más amplia participación ciudadana, reconquistando las calles para algo más que el asalto a las terrazas de los bares. Nuestro llamamiento, entre otros, es que ese día, en el intervalo comprendido entre las 11 y las 13 horas acudamos a depositar un clavel en la estela de Germán.

También llamamos a que en el casco antiguo de Iruñea, a las 22 horas (hora en la que falleció Germán) se nos haga oír con una cacerolada-burrunba.

Todo ello para reivindicar que ya está bien de impunidad. Que no podemos tolerar que torturadores como Antonio González Pacheco (Billy el niño) se vayan de este mundo con sus condecoraciones y reconocimientos institucionales intactos. Mientras luchadores como Antonio Salinas (Madero) o José María (Chato) Galante, nos hayan dejado sin ver materializados sus esfuerzos por conseguir justicia.

Martín Villa debe ser juzgado, está ya imputado en la querella argentina, y su procesamiento significará, de alguna forma, un primer paso para acabar con la impunidad del franquismo y los crímenes de la transición. La memoria crítica sirve para conmemorar a las víctimas del pasado y también para desenmascarar a los verdugos del presente. Recordar el pasado, transformar el presente.

Todos los esfuerzos mundiales de los gobiernos están puestos ahora en sacar rápidamente una vacuna contra el coronavirus que nos devuelva a su supuesta normalidad. ¿Para cuándo una vacuna contra la impunidad por los sucesos de sanfermines de 1978, que garantice la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición? Llevamos cuarenta y dos años reivindicándola.

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