Jabiertxo Andiarena Martínez

El cómplice silencio animalista

Hace unos días leía profundamente asqueado la penúltima salvajada germano-israelí contra el pueblo palestino. Preocupados ellos por el sufrimiento de los pobres animalicos en Gaza, el Ejército israelí a punta de fusil, y en colaboración con asociaciones animalistas judías y alemanas, está robando a la población civil palestina de Gaza cientos de burros, prácticamente el único medio de transporte que palestinos y palestinas tienen para trasladarse de un lado a otro de la franja para intentar salvar sus vidas de las razzias sionistas. Así, cientos de equinos palestinos viven ya en Israel en cómodas condiciones en una granja gestionada por una asociación animalista judía. Por si a alguien le quedan dudas respecto a la intencionalidad de esta expropiación equina, la directora de esa asociación animalista lo confirmó sin ambages: «hay que sacar los animales que siguen vivos en la franja para que los palestinos no puedan utilizarlos como transporte y tampoco en la reconstrucción de Gaza». Hace unos días Alemania celebró una auténtica fiesta nacional organizada por asociaciones animalistas alemanas para recibir a Anna, Elsa, Greta y Rudi, los cuatro primeros burros −convenientemente rebautizados, faltaría más− que han salido del infierno Gazatí y han llegado felices sanos y salvos al parque de Oppenheimer en Alemania, país por cierto que sigue sin permitir la entrada en el país de niños y niñas palestinos que necesitan ser tratadas tanto de cánceres y otras graves patologías imposibles de tratar en Gaza tras la destrucción de toda la infraestructura sanitaria en la franja como de amputaciones, cegueras y graves heridas fruto de la masacre israelí. Bondades del antiespecismo imagino. Maldad en estado puro afirmo yo.

Pero el hedor de semejante putrefacción moral no se queda en Alemania y se extiende por nuestras calles y plazas. Mientras numerosos colectivos, asociaciones, sindicatos, etc., de nuestro país se movilizan contra el genocidio que Israel, EEUU y Europa están cometiendo contra el pueblo palestino y día a día vemos a sanitarios, periodistas, artistas, deportistas, etc. denunciando la barbarie cada uno desde su sector de actividad, con su propio enfoque y discurso y tejiendo alianzas internacionales solidarias junto a sus homólogos de otras latitudes, otros, como las asociaciones animalistas callan y miran hacia otro lado ante la genocida e hipócrita actividad de sus compañeros de activismo animalista israelíes y alemanes.

El pasado día 30 de noviembre, más de cuarenta colectivos animalistas vascos convocaron movilizaciones para protestar contra la Ley Taurina que impulsan PNV y PSE −en su derecho están−. Hubiese sido una buena oportunidad para denunciar también el crimen que sus colegas israelíes y alemanes están cometiendo en Palestina, pero ni mención alguna al abyecto asunto. A los colectivos animalistas navarros, hibernando hasta que toque desperezarse para la perfomance anual presanferminera, también les han importado una mierda los burros palestinos. La pregunta es si este silencio cómplice es sumisión ante el poderoso lobby internacional animalista o si también comulgan con el expolio organizado de animales imprescindibles para que las personas sobrevivan en una tierra devastada por los mismos que han asesinado y siguen asesinando a decenas y decenas de miles de personas y que por cierto también han aniquilado a cientos de miles de animales (no son solo cadáveres humanos los que se pudren bajo la gran escombrera en la que han convertido Gaza). Al parecer, al igual que pasa con la especie humana, el valor de la vida de otras especies también depende de donde nacen.

Cierto es que como pueblo y como país nos hemos situado en el lado correcto de la historia, que somos ejemplo y detonante de movilización y solidaridad para con el pueblo palestino. La Vuelta Ciclista a España, el partido de Futbol entre las selecciones Palestina y Vasca, las huelgas estudiantiles, el boicot comercial, las numerosas movilizaciones, etc. son buenos ejemplos de ello. Pero no es menos cierto que, como evidencia el silencio animalista, todavía hay sectores cuya visión a la hora de implementar su activismo en una sociedad que por desgracia presenta muchísimos más problemas e injusticias que el que motiva su particular activismo no pasa de su ombligo. Una actitud que cuando proviene de colectivos que precisamente recurren una y otra vez a la ética como eje central de su argumentario pone de manifiesto la inconsistencia y superficialidad de determinados discursos y en ocasiones como la presente también una ética de andar por casa, por casa occidental, blanca, urbana y acomodada.


Podéis enviarnos vuestros artículos o cartas vía email a la dirección iritzia@gara.net en formato Word u otro formato editable. En el escrito deberán constar el nombre, dos apellidos y DNI de la persona firmante. Los artículos y cartas se publicarán con el nombre y los apellidos de la persona firmante. Si firma en nombre de un colectivo, constará bajo su nombre y apellidos. NAIZ no se hace cargo de las opiniones publicadas en la sección de opinión.

Recherche