Diego Calvo, Edurne Galdos, Deiane Grajeras, José Javier Gaztañaga, Gabriel Mesado, Esther García, Arantza Egaña e Idoia Lasa

El pase de la vergüenza

Desde el momento en que necesitas un pase para tener derechos, no son derechos, sino permisos.

Ante la situación de exclusión social que vivimos en nuestros pueblos desde el pasado 15 de diciembre, las personas firmantes queremos expresar ante la ciudadanía tres aspectos principales:

1. Que los datos médicos y relativos a la salud son privados y están protegidos por leyes concretas aprobadas a tal efecto desde hace años (Ley Orgánica 15/1999, entre otras). Por tanto, nadie que no esté expresamente autorizado para ello puede solicitarlos, conocerlos, ni tratarlos; así como nadie tiene la obligación de mostrar a otra persona datos relativos a enfermedades padecidas, tratamientos recibidos o medicamentos inoculados.

2. Que unido a lo anterior, no se puede solicitar por parte de ninguna persona que no esté expresamente autorizada para ello, la presentación de esta información, que ahora se recoge en parte en lo que se conoce como «pasaporte sanitario» o QR, y mucho menos, exigirlo como condición para acceder a instalaciones de salud, sociosanitarias, recreativas, deportivas, culturales, de ocio, etc. Que el impedimento de la entrada a recintos de este tipo viola numerosas leyes (el Art. 14 de la Constitución Española, por poner un sólo ejemplo) y tratados internacionales, y que esto podría ser considerado delito por los tribunales, por contra de lo que puedan opinar muchas personas, incluso con responsabilidades técnicas o políticas; o de lo que diga el texto del Decreto de 15 de diciembre (que no es una Ley), que por otra parte, no dice en ningún lugar que se impedirá la entrada a persona alguna a dichos recintos.

3. Que en nuestros municipios se ha estado durante mes y medio vulnerando derechos y conculcando libertades (en muchos casos a menores de edad) que tanto tiempo y esfuerzo costó conquistar. Todo esto, con el beneplácito de los gobiernos locales, y la aquiescencia o, cuando menos, el silencio cómplice de la mayoría de la oposición de nuestros ayuntamientos.

Con todo esto, nos gustaría lanzar una serie de preguntas, así como una profunda reflexión a la ciudadanía de todos los pueblos de Hego Euskal Herria. Siendo a estas alturas bastante evidente que esta no es una medida sanitaria, ¿cuál es el objetivo de la misma? Al parecer, y según han reconocido públicamente representantes políticos autonómicos, no es sino una medida para lograr que gente que aún no lo ha hecho, se «vacune» contra la covid-19. En un país en el que la vacunación contra cualquier enfermedad no es obligatoria, y menos aún una «vacuna» probada por primera vez en humanos y en aún fase experimental, ¿qué sentido tiene esta medida? Asimismo, ¿qué sentido tiene que con tasas de más de un 90% de personas mayores de 12 años «vacunadas», se continúe presionando, chantajeando y coaccionando a esta mínima parte de la población? ¿Acaso es esto un castigo a las personas que en su libertad de información y acción, y en la plena soberanía sobre su salud y su cuerpo han decidido no inocularse dicha sustancia experimental (ni en su cuerpo ni en el de sus hijos)? Y continuamos..., ¿con qué objetivo se presiona y se castiga a esta parte de la población, cuando organismos médicos oficiales han reconocido que la «vacuna» no inmuniza contra la enfermedad ni previene el contagio del virus?

Nos gustaría terminar con la siguiente reflexión: ¿de veras queremos vivir en una sociedad, en una comunidad, en un pueblo, en el que saltándose todo principio ético, se discrimina a parte de la población? ¿en serio que vamos a quedarnos de brazos cruzados ante una clase política que por acción u omisión, por convencimiento o por silencio, es cómplice de toda esta aberración? Por si alguien todavía no lo ha entendido bien, esto no va de «vacunados» o de «no vacunados», o de los primeros contra los segundos. Cuando se ha hablado y aprobado hasta en instancias europeas que la vigencia del que nosotros denominamos «pase de la vergüenza» estará condicionado a una tercera dosis de este medicamento, nos están diciendo claramente que podrá estarlo a una cuarta, un quinta, una sexta... ¿Vamos a permitir este chantaje cuando determinada persona decida no ponerse más dosis por el motivo que sea, en el ejercicio de su plena libertad sobre su cuerpo y su salud? Porque esa persona puedes ser tu dentro de unos meses...

Estamos un punto en el se están tomando unas medidas que no versan sobre la salud, sino sobre derechos y libertades. Desde el momento en que necesitas un pase para tener derechos, no son derechos, sino permisos. Y aceptando el pase estas habilitando al gobierno (ya sea estatal, autonómico, foral o local), a quitarte esos «permisos» cuando se le ocurra. Si aún piensas que esto no va contigo, recuerda el conocido poema de Martin Niemöller:

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».

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