El problema es la gestión forestal
La administración sigue generando confusión para gestionar con dinero público políticas que defienden los intereses de una minoría. Se vuelve a beneficiar el monocultivo maderero, no la recuperación de los bosques.
La Diputación de Gipuzkoa acaba de publicar las "Ayudas para el mantenimiento, mejora y desarrollo de los bosques" (sic!). Estas Ordenes Forales son el instrumento mediante el cual la Diputación aplica su política forestal; es decir, en estas Órdenes que se publican anualmente nos muestran cómo entienden la gestión forestal, dirigida en gran medida, con dinero público.
Recientemente, la directora de Montes y Medio Natural, Arantxa Ariztimuño, ha dicho que van a poner freno al eucalipto. Según sus palabras, «Gipuzkoa es especialmente vulnerable a la erosión por su carácter montañoso y abundantes lluvias, y su masa forestal es una de las principales protecciones contra esa debilidad».
Los impactos medioambientales de las plantaciones de eucalipto en nuestro territorio han quedado sobradamente demostrados. Pero el eucalipto es sólo una de las especies que se utilizan para el monocultivo; en Gipuzkoa, ocupa una extensión mucho menor que las plantaciones de coníferas, los pinos. Una vez más, vemos que la Diputación no tiene ninguna intención de frenar la erosión que genera la gestión forestal intensiva de estas plantaciones, que se realiza con maquinaria pesada y pistas por doquier. Han dicho que no van a subvencionar el eucalipto y que van a retrasar la edad de corta de estas plantaciones. Pero siguen promoviendo el monocultivo con fin maderero en detrimento de los bosques.
De hecho, se nos quiere llevar a la confusión desde el título mismo de la Orden Foral: "Ayudas para el mantenimiento, mejora y desarrollo de los bosques", como se desarrolla en el texto. Se equiparan así, los bosques con las superficies forestales, cuando sabemos que en Gipuzkoa apenas tenemos bosques porque la gran mayoría de superficies forestales son plantaciones para el monocultivo maderero. La administración sigue generando confusión para gestionar con dinero público políticas que defienden los intereses de una minoría. Se vuelve a beneficiar el monocultivo maderero, no la recuperación de los bosques.
Así, no es de extrañar que se nos hagan inverosímiles las palabras de Ariztimuño cuando dice que la pretensión es «contribuir a conservar los activos que aportan los bosques a la sociedad, ligados al paisaje, el medio ambiente, la biodiversidad, los recursos renovables». Quien duda no tiene más que mirar el detalle de las ayudas: comparando con las del año anterior, las inversiones dirigidas a incrementar la capacidad de adaptación de los ecosistemas y la reparación de los daños han desaparecido y las dirigidas a la conservación de los bosques se han reducido a la mitad. La recuperación de los bosques no entra dentro de sus objetivos.
Desde el año anterior, se están presentando en los ayuntamientos mociones contra las plantaciones de eucalipto. Visto el abandono que demuestra la Diputación en su obligación de conservar y recuperar la biodiversidad, no nos queda otra que dirigirnos a los gobiernos locales y a los propietarios. Requerimiento que no ha sido del agrado de la Diputación, puesto que ha denegado las ayudas públicas a los ayuntamientos para la compra de terreno rural con fines conservacionistas. Sólo nos queda apelar a la ciudadanía para hacer cambiar a la Diputación su política forestal tan dañina.
Lo único cierto dicho por Ariztimuño es que «una política forestal eficaz requiere mirar más allá del corto plazo y tomar decisiones de futuro». Pero si quiere que nos creamos lo comunicado a continuación, «el objetivo es conservar los activos que aportan los bosques del territorio, profundizando en la gestión forestal sostenible», tendrá que cambiar de raíz su política forestal.