El señorío de Vizcaya
En el año 1051 Iñigo Lopez Ezquerra aparece como conde de Vizcaya.
En ese momento Vizcaya era un condado del reino de Navarra, lo que implica que el poder real había sido delegado en la persona del conde, por lo que Iñigo Lopez Ezquerra era «conde en Vizcaya» y no «conde de Vizcaya», y los condados podían convertirse en hereditarios siempre con la voluntad del rey y siempre bajo su decisión.
Fue en el año 1072 cuando Iñigo Lopez dejó de firmar como conde y empezó a llamarse señor de Vizcaya, título que él mismo convertiría en hereditario. Lo mismo haría Ramiro Sánchez con el condado de Aragón.
Tras la muerte de Sancho Garcés IV de Pamplona, se inició la guerra entre Alfonso VI de León y Sancho I de Aragón y V de Pamplona.
López Ezquerra entregó al rey leonés la fortaleza de Bilbao, unió su hueste a las del rey leonés ayudándole a conquistar la Rioja y le prometió respaldar sus ambiciones sobre el Duranguesaso, Álava y Guipúzcoa.
A la muerte de López Ezquerra en 1077 heredó el señorío su hijo López Íñiguez al que sucedió su hijo Diego López i de Haro, que fue señor de Vizcaya hasta 1124. Que fue derrotado por el rey de Pamplona y Aragón Alfonso I el Batallador.
Por este motivo, el señorío de Vizcaya pasará al control de Ladrón Íñiguez, uno de los más poderosos nobles de la corte de Pamplona.
A su muerte, le sustituyó su hijo Vela Ladrón, que también ejercerá como señor de Álava y de Guipúzcoa, que gobernó durante los reinados de Alfonso el Batallador, García Ramírez y Sancho VI el Sabio. Este último fue quién cambió el nombre de reino de Pamplona por el de Navarra.
López Díaz I de Haro, el de Nájera, se intitulaba señor de Vizcaya, reclamaba su legitimidad, nunca llegó a pisar Vizcaya.
En 1173, Alfonso VIII de Castilla atacó a Navarra. Un año después, murió Vela Ladrón, el rey castellano colocó a Diego López II de Haro como señor de Vizcaya.
Vizcaya, que pertenecía a Navarra, era gobernada por un vasallo del rey castellano. Diego II de Haro se pasó al bando navarro hasta 1183 que, de nuevo, se pasó al lado castellano al ofrecerle el rey castellano el título de alférez de su corte, título que le fue retirado tras la batalla de Alarcos, cerca de la actual Ciudad Real, donde las fuerzas del ejército de Alfonso VIII sufrieron una enorme derrota por parte de los musulmanes que hicieron muchos presos. Entre ellos se encontraba Diego López de Haro. Se los dejó en libertad, desarmados. Doce castellanos quedaron retenidos como rehenes a cambio de un rescate. Nunca se pagó rescate alguno y los rehenes fueron decapitados.
En 1195, para congraciarse con el rey castellano, ayudó a este a invadir Navarra en los años 1199-1200. El rey castellano se apropió del Duranguesado, Álava y Guipúzcoa.
Un año después, pasó de nuevo a Navarra hasta el año 2006, que regresó definitivamente al reyno castellano como alférez real de Castilla.
El señorío de Vizcaya fue heredado por los descendientes de Diego López III de Haro hasta 1370, que recayó en el infante Juan I, que lo heredó de su madre y de su padre. Heredó el reyno como Juan I.
Lo que quedó claro es que el señorío de Vizcaya siempre estaba como una pelota de tenis de un campo a otro buscando un protectorado, habiéndose decantado mayoritariamente por los reyes castellanos. Al menos con su devenir fueron los más beneficiados.
Una batalla en clave interna para que el señorío de Vizcaya se acogiera al manto protector de los reyes castellanos.
Fue interpretado por Sabino Arana como una lucha por la independencia de Vizcaya con España manipulando la batalla de Arrigorriaga.
Hemos visto como deambulaba el señorío de Vizcaya del mismo modo deambulaban las ideas de Sabino Arana. Primero pedía la independencia de Vizcaya por la supuesta invasión de Arrigorriaga.
Luego, pidió la independencia de todo el país vasco, esta vez en que la batalla se apoyaba no sería en la que Alfonso VIII, rey de Castilla del año 1199 al 1200, se apropió por las armas del Duranguesado, Guipúzcoa y Álava, pues no fue Euscadi la invadida, lo que fue invadido en esa ocasión fue el Reino de Navarra de Sancho VII el Fuerte, rey de todos los vascos.
Pedía la independencia pero acabó pidiendo un partido nacionalista dentro de la nación española.
No quería la industria, acabó abrazándola e invirtiendo en ella su familia.
Rechazaba la inmigración, traían todo lo malo pero cuando hacía falta mano de obra para la industria, su pensamiento ya no fue el mismo.
Jamás mencionó el reino de Navarra comiéndose siglos de nuestra historia. Quería todo el protagonismo para el señorío de Vizcaya. Sabino Arana lo único que hizo fue crear un callejón sin salida como quedó demostrado con el plan Ibarreche.
Los nacionalistas vascos tienen que ser conscientes de que solo a través del Reino de Navarra es posible recuperar nuestra soberanía nacional. Pues nos fue arrebatada como Reino de Navarra, así queda reconocido en infinidad de archivos en media Europa.
No se encuentra ninguno en el que se diga que Euscadi haya sido invadida. Por tanto, solo el Reino de Navarra puede ser internacionalmente como una colonia.
Los nacionalistas vascos lo que quieren es ser fieles al último deseo de Sabino Arana, es decir, ser un partido nacionalista dentro de la nación española. Han puesto a Sabino Arana en un pedestal y para ellos es doloroso tener que rectificar y decir que estaban equivocados.
Reino de Navarra fue el de todos los vascos y, con el tiempo, a través de él, llegaremos a gozar de nuestra libertad, nuestra soberanía e independencia. Apostemos por una descolonización de nuestro viejo reino.