Mauricio Rodriguez-Gastamina
Antikapitalistak EH

Ellos son nuestro problema

Tenemos la obligación ineludible de revertir este estercolero social en el que nos quieren convertir, con propuestas alternativas, con paciencia y con una pedagogía que vaya calando en la gente. Sabemos de sobra que sólo la movilización y la lucha podrá cambiar la situación actual, pero también tenemos que poner encima de la mesa propuestas concretas que lo hagan posible.

Ante el deterioro alarmante y continuado que están sufriendo todas las clases populares y trabajadoras de nuestra sociedad, en primer lugar hay que señalar a los culpables, sus intenciones reales y sus procedimientos delictivos, y en segundo lugar, nuestras líneas de defensa, nuestras alternativas y la cirugía popular necesaria para revertir la actual situación.

Nuestros mayores problemas tienen nombre, son el paro, los trabajos de miseria, la precariedad, la degradación de los servicios públicos, la pobreza energética y la inamovible desigualdad de género en todos los ámbitos sociales, sólo por citar los mas graves.

También tienen nombre los responsables interesados en mantener el actual deterioro social, los obscenamente ricos que acumulan lo que es de todos, las multinacionales y los gobiernos y partidos serviles con los de arriba.

Los diferentes gobiernos, y sus amos, utilizan sistemáticamente tragedias como la emigración para dividirnos, esgrimiendo el malévolo mantra de que vienen a robarnos el trabajo, cuando son éllos con sus reformas laborales los que propician que las clases trabajadoras tengan que aceptar trabajos precarios para poder subsistir. 

Hablan, y no paran, de la falta de recursos, y dilapidan dinero público alegremente en infraestructuras faraónicas que llenan sus bolsillos de comisiones, trenes de alta velocidad que van de la nada a ninguna parte, aeropuertos vacíos, armas de guerra que no funcionan, miles de millones para mantener a una Jefatura del Estado medieval y corrupción sistemática y sistematizada. Luego están los que acumulando ingresos millonarios, evitan con total impunidad pagar cualquier tipo de impuesto, y si pagan algo, lo hacen en otro país o paraíso fiscal. Son las multinacionales, la banca y los miles de personajes que se han enriquecido con las facilidades que les han dado los diferentes gobiernos para expoliarnos.

También están utilizando el miedo a la extrema derecha para amedrentarnos. La creciente ola de movimientos xenófobos en toda Europa, es un hecho real y sumamente peligroso, pero ¿a quien beneficia realmente, y quienes lo impulsan? Históricamente, la oligarquía llamaba a la extrema derecha cuando había procesos revolucionarios que ponían en peligro su supervivencia, la República de Weimar en la Alemania prenazi, la República española en 1936, el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende de Chile en 1973, etc... entonces la oligarquía los mentenía en el congelador, y los sacaba cuando lo creía necesario, ahora los tiene en la trastienda, semiescondidos, y los muestra periódicamente en el escaparate esgrimiéndolos como una amenaza mayor que éllos mismos, obligando a la gente a tomar partido por éllos como mal menor. Ejemplo: el voto masivo a Macron, para frenar a Le Pen, en las últimas elecciones francesas.

Tenemos la obligación ineludible de revertir este estercolero social en el que nos quieren convertir, con propuestas alternativas, con paciencia y con una pedagogía que vaya calando en la gente. Sabemos de sobra que sólo la movilización y la lucha podrá cambiar la situación actual, pero también tenemos que poner encima de la mesa propuestas concretas que lo hagan posible.

En primer lugar una nacionalización de la banca, una verdadera reforma fiscal que haga pagar mas a quien gana mas, una derogación del impuesto al sol y una apuesta decidida por las energías renovables con subvenciones públicas a las comunidades de vecinos que decidan poner paneles solares en sus tejados, nacionalización de las empresas eléctricas, paralización de todas las macroinfraestructuras en curso, y mejorar las actuales en servicio, autovías, líneas de trenes convencionales en uso y de cercanías. La mejora de nuestros barrios en infraestructuras, parques, guarderías, accesibilidad, centros de mayores etc., y no sólo de de la fachada de postal del centro de nuestras ciudades para deleite de nuestros turistas.

También consideramos de suma importancia iniciar una campaña para potenciar el comercio de los barrios y hacer una labor explicativa y pedagógica sobre el consumo en las grandes superficies de la alimentación que pagan unos impuestos ridículos, a veces en otros países, mientras nuestros pequeños comercios pagan puntualmente lo que marca la ley y ven con impotencia esa competencia desleal.

Combinando las luchas globales con propuestas concretas y puntúales para cada periodo podremos ir poco a poco cambiando nuestros barrios, y por extensión, la sociedad.

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