Mikel Arizaleta
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Entre cazuelas y pucheros

Ando metido entre pucheros y cazuelas preparando la cena, unos quesos con txistorra como aperitivo para luego tomar unos vinos en las tascas, y más tarde caracoles y cordero con tintorro y charla amigable y de familia. Un encuentro de fin de año. Y en este 2016, que muere, hasta en la cena de nochevieja uno siente nostalgia, dolor, compasión y pesar.

El mundo está jodido, muy jodido. Con los años he perdido la fe en la Iglesia y en nuestras instituciones, no espero nada de ellos y de sus portavoces, no espero del alcalde, del lehendakari, de Rajoy y sus ministros, del parlamento europeo… Problema que se plantea en la sociedad no sólo no resuelven sino que lo empeoran.

Acabo de oír a un cura viejo en EITB diciendo que no se puede perdonar a los miembros de ETA si no se arrepienten y él, que es miembro de una Iglesia, todo confesonarios y prédicas exigiendo arrepentimiento a los demás, jamás en medio alguno, a pesar de los muchos años que lleva a cuestas, le he oído pedir público arrepentimiento por tantas fechorías dentro de sus tripas de antes y ahora: con sus capellanes de estrellas en los cuarteles de guerra, con sus capellanes en las cárceles, antros de humillación, desprecio de derechos humanos y maltrato, la labor de casi todos ellos es colaboración con el poder y silencio ante el machaque del preso, del de abajo –salvo alguna excepción, pocas pero alguna hay-, nada digamos sobre su matraca contra los homosexuales, las mujeres, los abortos…, eso sí, sobre la pederastia y la inmatriculación de bienes ajenos de puntillas, ¿dónde está su petición de perdón y de arrepentimiento? Muy típico, exigir a los demás lo que uno es incapaz de hacer para así justificarse.

¡Hipócritas, sed ejemplo de arrepentimiento y perdón y seguiremos vuestra huella, pero no exijáis que seamos tan malvados, cicateros y mendaces como vosotros!

Me he alegrado y he vitoreado la postura del bilbotarra Mikel Zuloaga y la leitzatarra Begoña Huarte, salsa de humanidad y respeto por la gente. Frente a la inutilidad, palabrería y desprecio por los derechos humanos, frente a su bla bla blá y su bajeza…, Mikel y Begoña les han puesto rojos, nos han puesto colorados, a ellos y a nosotros, con su grandeza y su arrojo a cuatro días del fin de año: vuestras leyes, vuestras actuaciones… son un escupitajo a la gente, a la que vosotros y vuestros gobiernos les arrojasteis bombas de muerte, dolor y destrucción invadiendo sus países, rompiendo en mil pedazos sus vidas…, vendéis guerra, traficáis con la vida de las gentes, de niños, jóvenes y mayores, matáis a miles allá…, y luego, cuando se mata en vuestros países y calles, en nuestros países y trenes, mostráis vuestra barbarie, vuestra histeria, sois bazofia frente al hombre y mujer de verdad.

¿Acaso su vida no es tan valiosa como la vuestra, como la nuestra? ¿Por qué tanta impiedad con ellos y tanta lágrima y pésame con los nuestros? ¿De qué os reís, de qué lloráis?

Y luego los comentarios en radios, televisiones y periódicos de mucho periodista sumiso, incapaz de reconocer su mediocridad frente a la grandeza del otro, ante la profundidad humana de un acto como el de Mikelon y el de Begoña…, de sí pero no…, de si las formas habría que cuidarlas más, de que hay que respetar las leyes…

Y lo que más me duele es que la miseria y bajeza de estos nuestros mandamases y comentaristas baratos nos están hipnotizando, deshumanizando, convirtiéndonos en peones de sus intereses y meninges…

En el 2017 debemos hacer todo lo posible por echar de nuestras vidas, televisiones y radios a esta gente con pus en el cuerpo y salvajismo y brutalidad en sus comentarios y leyes. Porque necesitamos gente noble, generosa, defensora de derechos humanos, sensible con la necesidad del otro, que muestre el camino con su vida y su ejemplo, que sea abrazo y mano larga con el otro y no fusil y desprecio.

Eskerrik asko Mikel y Bego.

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