Fernando Merino
Doctor en Economía

Estado navarro vascongado (1521-1841)

La literatura española del «Siglo de oro», muestra claramente el espíritu que seguirá Castilla a partir de entonces. Va a perdurar la hidalguía, el señorío, la picaresca, y va a considerarse notorio el no trabajar, el vivir de rentas. El mundo de la nobleza ha ganado, frente al mundo de los hombres del común, del tercer estado, donde se desarrollan los oficios y el comercio.

Históricamente las provincias vascas tienen su origen en el reino de Navarra. Este reino no tuvo deseos expansionistas, por lo que no estuvo militarmente organizado, a diferencia de sus vecinos Aragón y Castilla. Por otra parte, en sus orígenes, tuvo una gran extensión por lo que las distancias entre la Corte y los territorios más alejados no permitían un control rígido de los mismos.

La conquista del reino de Navarra duró mucho tiempo. Se inició en el siglo XII (año 1134) y terminó militarmente en el siglo XVI (definitivamente año 1521) con Fernando el Católico.

Parte de los territorios navarros fueron conquistados militarmente en acciones de guerra, y otra parte lo fue mediante acuerdos entre el monarca castellano y los representantes vascongados. Dada la distancia con la Corte Navarra, el rey castellano ofrecía acuerdos comerciales y políticos (Cartas Pueblas, etc.) a los territorios vascongados, más ventajosos que los del rey navarro, con los que ganaba su adhesión.

Al final del proceso de unificación de España, nos encontramos en 1521 con tres territorios vascongados y uno navarro, incorporados al reino de Castilla y donde en todos ellos el monarca castellano jura defender, mantener y respetar las instituciones propias de cada territorio, así como su autonomía legislativa y organizativa. Es la base y fundamento del actual sistema Foral.

Es en este momento cuando empieza a funcionar un bodrio político administrativo muy pintoresco. Desde el año 1521 hasta el año 1841, los territorios vascongados y Navarra, constituyen un territorio economicamente independiente del reino de España, limitado por sus puntos aduaneros en la frontera del Ebro.

La línea aduanera con sus principales puestos de control en Orduña, Balmaseda, Vitoria y Tudela, separaba económicamente al «territorio» vasco navarro del resto de la monarquía.

Las aduanas estaban situadas en las fronteras de los puntos principales de las vías utilizadas en el transporte de las mercancías entre Castilla-Aragón y el resto del mundo. Las mercancías de origen vasco navarro y de países europeos con destino a Castilla y Aragón debían pagar los derechos arancelarios en los puestos aduaneros, y viceversa con las exportaciones del interior de España hacia territorio vasco navarro o de terceros países. Los productos vasco navarros con destino a terceros países estaban exentos de pago aduanero tanto las importaciones como las exportaciones.

El derecho político moderno exige la existencia de un territorio definido, como condición necesaria para la existencia de un estado. En aquella época el derecho todavía era medieval, donde el poder provenía de Dios. Faltaba el desarrollo de la Ilustración para dar sentido al moderno concepto de estado.

Las aduanas son un símbolo de la autonomía y soberanía de los pueblos. Hasta hace 180 años, nuestros tatarabuelos, era el régimen en que vivían, en el estado navarro vascongado que pudo ser y no fue.

Así era el sistema, hasta que el Duque de Olivares comenzó a presionar para la desaparición de las llamadas «fronteras del Ebro», dándose en 1718 la primera supresión que fue posteriormente anulada.

En 1778 se promulga la libertad de comercio de todos los territorios de la Corona con América, excluyendo al territorio vasco navarro de estos beneficios, mientras no aceptaran la supresión de las aduanas con Castilla y Aragón. El nuevo reglamento los consideraba desde el punto de vista comercial como un país extranjero.

La Real Orden de 1779 calificaba de extranjeros los frutos y géneros de Navarra y Vascongadas, y grabados con el 15%.

Finalmente en 1839 y 1841, el Estado consiguió su ansiada «unidad constitucional» y abolía uno de los derechos forales más significativos de las cuatro «Provincias Exentas». El artículo 16 de la Ley de Modificación de Fueros, ordenaba que las aduanas del Ebro fueran trasladadas a la costa cantábrica y a los Pirineos, «sujetándose a los aranceles generales que rijan en las demás aduanas de la Monarquía».

El sistema organizativo de España a base de Provincias, comienza a partir de 1832. Las tres provincias Vascongadas y Navarra fueron denominadas «Provincias Exentas» por no estar sujetas al mismo régimen fiscal y aduanero que el resto de las provincias de la monarquía, ni incluso al régimen de obligaciones militares. El título de «Provincias Exentas» se mantuvo hasta 1937 en que Franco castigó a Vizcaya y Guipúzcoa suprimiendo sus conciertos y especificidades institucionales por el Decreto Ley 23 junio 1937, e identificó a Bizkaia y Gipuzkoa con el honroso título de «provincias traidoras».

Estas diferencias organizativas provinciales, tanto entonces como ahora, suscitan multitud de reivindicaciones e incumplimientos por parte de España, en cuanto al Estatuto y Cupo.

El periodo 1521-1841, no supuso para el país vasco navarro una Arcadia feliz, sino más bien un periodo de tensiones sociales.

Se producía el cambio de la Edad Media a la Edad Moderna, de forma más acusada que en España, que había sufrido un importante quebranto social en 1521 con la victoria del ejército imperial en Villalar, y del que todavía hoy, no se ha recuperado.

La literatura española del «Siglo de oro», muestra claramente el espíritu que seguirá Castilla a partir de entonces. Va a perdurar la hidalguía, el señorío, la picaresca, y va a considerarse notorio el no trabajar, el vivir de rentas. El mundo de la nobleza ha ganado, frente al mundo de los hombres del común, del tercer estado, donde se desarrollan los oficios y el comercio.

En el territorio vasco navarro por el contrario, se desarrolla una inusitada actividad industrial y mercantil. El desarrollo de las ferrerías, la construcción de navíos, el agotamiento de los bosques por la construcción naval y producción de carbón, el desarrollo del mercado, etc., producen una acumulación primitiva de capital que permitirá posteriormente procesos de industrialización.

El fortalecimiento de los núcleos urbanos permitió el nacimiento de la burguesía que impulsó el comercio, la investigación y las artes.

Un ejemplo del espíritu de la época es la creación de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País que en 1783, permitió a los hermanos Elhuyar, en Bergara, el descubrimiento del wolframio o tungsteno. Un logro de este nivel fue consecuencia, como tantos otros, de la combinación de buenas instalaciones, un ambiente intelectual favorable, investigadores bien formados y contactos internacionales.

En una determinada formación económica y social, las relaciones de producción que enfrentan a las clases sociales se sitúan a todos los niveles: económicos, políticos e ideológicos.

Políticamente el nacimiento de las nuevas clases sociales, llevó a una contraposición de intereses de consecuencias dolorosas. El desarrollo se produjo de forma desigual entre los territorios, unos en base a la agricultura, pesca y ganadería, y otros en base a la industria y el comercio. Localizados en la costa o en el interior. Partidarios de la abolición de las aduanas del Ebro y detractores.

Consecuencia de tales tensiones se produjeron importantes movimientos migratorios de población y el idioma también se resintió. El euskera fue relegándose a las clases trabajadoras y agrícolas mientras la burguesía utilizaba el castellano. La enseñanza igualmente fue castellanizada. Todo ello reflejo de las relaciones sociales de producción.

La violencia social también estuvo presente.

Machinada de la sal (Bizkaia 1631 y 1634)
Machinada de las Aduanas (Gipuzkoa 1718)
Guerra de Sucesión (1701- 1713)
Machinada de Vitoria (1738)
Machinada de la Carne (Gipuzkoa 1755)
Machinada de los Cereales (Bizkaia y Gipuzkoa 1766)
Zamacolada (Bizkaia 1804)
Guerras Carlistas (a partir de 1833)

El Estado que pudo ser y no fue, por la falta de conciencia política, como correspondía a un periodo medieval que se estaba abandonando para dar nacimiento a la Edad Moderna. Esta conciencia política es la que correspondería a la Edad Contemporánea.

Como herederos de los tiempos pasados podemos decir que de aquellos barros estos lodos.

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