Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

GARA «homo sacer». Utopia y realidad. Autonomía y poltrona versus Marx

Utopía es una insatisfacción por el estado de carencia continuada y necesidad nunca satisfechas por los poderes de turno históricos. De esa insatisfacción se aprovechan los líderes políticos para prometer lo que nunca van a cumplir,

Escribir en GARA es una experiencia cósmica, sublime y artística semejante a bailar el vals del "Danubio azul" de Strauss con la bailarina rusa Ana Paulova, hogaño quizás mejor con su nieta. Este diario euskaldun se presenta ante la sociedad como un Jano bifronte, extraído de la teogonía de la Roma clásica, la mitad de su rostro está triste y la otra mitad sonriente. Por un lado está triste por las agresiones e incomprensiones que sufre, amén de cerco económico al que lo tienen sometido, por otro lado sonríe porque es consciente que cumple con los cánones platónicos para que algo sea digno de ser publicado, y los requisitos son que tenga las cualidades de lo justo, lo bello y lo bueno. Y GARA los cumple a la sazón. La armonía que se respira en este diario, al igual que la del cosmos, produce serenidad y música, según Platón la música de las esferas, aunque imperceptible para el oído humano. 



Finalmente a GARA lo distinguimos como "homo sacer", en traducción libre persona, entidad sagrada. Su origen procede de la Roma clásica, para lo cual bucearemos de nuevo allí y observamos la distinción que existe entre lo sagrado "sacer" y lo profano. El primero es considerado digno de veneración y de respeto espiritual y moral, tiene también relación como la divinidad y el mundo celeste; el segundo es inferior en protocolo social, da un trato irreverente a lo sagrado y hace un uso indigno de ello. Sagrado para este diario euskaldun es en primer lugar la más completa libertad de expresión y de decisión, su idioma pre indoeuropeo, el papel de la madre en la familia vasca, el lauburu y el roble.



La idea de la República es un préstamo de los enciclopedistas e ilustrados, toma cuerpo a raíz de la Revolución francesa. La república se presenta como una utopía y una panacea. El término utopía en filosofía se le considera una entelequia, algo que solamente está en la razón, por eso también se le considera una entelequia o ente de razón, como pueda serlo en Matemáticas el número "Pi". Utopía y entelequia son inespaciales y atemporales, no están en ningún lugar de la geografía ni de la historia, como la isla Utopía de Sir Thomas Moro. cierto que hay periodos de paz que son como oasis en el desierto de las turbulencias históricas.



Utopía es una insatisfacción por el estado de carencia continuada y necesidad nunca satisfechas por los poderes de turno históricos. De esa insatisfacción se aprovechan los líderes políticos para prometer lo que nunca van a cumplir, así la utopia se aleja cada vez mas del horizonte de los pueblos. La realidad nunca es utópica, es una conjunción de fuerzas temporales que realizan imperfectamente ideas perfectas, como son la libertad, justicia, igualdad... que a la hora de realizarlas se enfrentan a cantidad de obstáculos, llegando a hacerlas al final irreconocibles. El final de la utopía se convierte en distopía (de griego en el peor lugar), caso de las dos repúblicas españolas, que fueron ejemplo de lo que no hay que hacer y que lo pagaron con su propia auto destrucción.



En España el pueblo pensaba que las repúblicas serían unas panaceas, el final de sus sufrimientos históricos, pero lo que hicieron fue agravarlos hasta extremos inimaginables en que se perdió la noción del derecho, la justicia y la humanidad, pasando a perder el respeto y sentimiento solidario con respecto a la otra persona. Como ya ha quedado dicho en otros artículos, la causa de todos los males, la caja de Pandora fue la desamortización 1836, en que las clases populares se quedaron indigentes, con una mano delante y otra atrás. Tan magna injusticia social prometieron diversos partidos llamados progresistas, de los que el diario republicano de Zaragoza 1873 decía: «Conozco yo progresistas/ que reducen su progreso/ a caminar mucho mucho/ hacia atrás como el cangrejo».



También los republicanos prometían anular la desamortización y devolver al pueblo las tierras que le habían quitado. Demasiada pobreza, el pueblo necesitaba una reforma agraria. Los monárquicos no habían cumplido su promesa, todas las esperanzas se centraron en el partido republicano, de el y de la República lo esperaban todo. Y en 1873, el partido republicano llegó al poder y tampoco hizo nada. El citado diario republicano de Zaragoza "La República" decía: "LLevamos seis meses de república y no hemos puesto en práctica ninguna de las promesas que hicimos en la oposición"... "tenemos los mismos vicios y defectos que tenía la monarquía"... "para dar este ejemplo jamás debimos llegar al poder". 



Las provincias seguían irredentas y seguirían décadas mas, el propio Ortega y Gasset escribió y denunció que faltaba industrialización, educación, sanidad, reparto de tierras, pero cualquier problema que venia a Madrid de provincias quedaba en el cajón de los Ministerios. En un acto de desesperación, España se radicaliza y estalla en mil cantones y cantoncillos (no confundir con calzoncillos) las actuales autonomías, son su última esperanza política para conseguir sus sueños sociales. Junto con el pueblo que coge las armas, se alinean burgueses radicales e internacionalistas. Cuando Marx analiza este movimiento cantonal en España, lo define como algo antirrevolucionario y tacha a sus jefes como una panda de burgueses con muchas ansias de poltronas y de mandar. Ahora diríamos muchas ansias de meter el cazo. 



Los cantones de antaño, hogaño se llaman autonomías, y ni Madrid hace nada ni las autonomías tampoco. Estas han reproducido los mismos errores, vicios y corruptelas que el Estado central, con lo cual, con las autonomías la situación es muchísimo peor. Y continuamos. El cacique de antaño, hogaño son las cúpulas inamovibles de los partidos. Y continuamos. La misma insatisfacción popular, olvidando el Bien Común, como proponían los filósofos Platón y Aristotelismo. Y continuamos. Abuso institucionalizado e impune. Distintos perros con el mismo collar.



La España de las Autonomías de 1978 surge porque Madrid no puede dotar a todas las cúpulas de los partidos de cargos públicos de todo tipo. Con las autonomías todos mojan, menos el pueblo que es el que paga la fiesta y al que solo le caen las migajas del festín. Un pueblo pues engañado y robado.



Hay dos Autonomías que quieren separarse de Madrid, tomar las riendas y programar y protagonizar su propio destino. Pero algo hemos avanzado, el cantonalismo de la I República se solventó con armas y con sangre, hogaño el Procés está en manos de la Ley. Sin olvidarnos del Derecho romano: "Summum ius summa iniustitia", la Ley aplicada sin equidad puede convertirse en la mayor de las injusticias.



El artículo 155 no es la solución, tampoco comprarlos con regalos, dádivas y dinero, la solución se llama democracia, un referéndum pactado y que decidan las urnas. Previo, garantías de ateneos libres, esos ataques a la libertad de expresión por parte de los CDR y de la CUP, nos borra cualquier atisbo de simpatía que puedas tener con los cantonalistas (separatistas). Hace poco, el ministro conservador del Sr. Aznar, calculaba diez años para que Cataluña tuviese conseguido su futuro, ya como autonomía, ya como auto determinación. Ah, y ni Sto. Tomás es marxista ni Marx es tomista. Ni la izquierda representa la democracia por antonomasia, ni Vox es lo que dice la izquierda de ella.



Pero algo hemos avanzado, el cantonalismo de la I República se solventó con armas y con sangre, hogaño el Procés está en manos de la Ley. Sin olvidarnos del Derecho romano: "Summum ius summa iniustitia", la Ley aplicada sin equidad puede convertirse en la mayor de las injusticias.

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