Isidoro Berdié Bueno
Profesor. Doctor en Ciencias de la Educación, Historia y Filología Inglesa

Goethe: «Licht mehr licht» (Luz más luz). Objetividad científica. El dios Caos II

Es muy raro encontrar a gente, cual es el caso de los científicos de la EHU, del lector y redactores de GARA, que mediten sobre el Cosmos, del que formamos parte, y mucho menos que husmeen en su extraña naturaleza.

Cuando dos investigadores trabajan en el mundo macroscópico, coinciden en la objetividad, la cual no depende ni del uno ni del otro, el resultado es el mismo para ambos, trasciende la subjetividad de cada uno, dos experimentadores nuevos llegarán a las mismas conclusiones que los anteriores, a esto llamamos «objetividad científica». En esta línea nos pronunciamos sobre la Transición como una distopía cumplida. Un permanente gobierno PP/PSOE, en el que el primero (PP) se especializó en hacerse todos millonarios, dejando el aspecto ideológico y cultural en manos del segundo (PSOE) y de sus «influencias»: izquierdistas de todo tipo, mareas, LGTBI, feministas, okupas, etc

Como árbitros de la cleptocracia general (económica, cultural, histórica y moral) quedaron los nacionalistas vascos y catalanes, quienes decidían tras sopesar la bolsa de monedas de cada uno de los dos. Este es sin lugar a dudas el verdadero retrato de la Transición. Ahora se ha dado un paso más hacia adelante, se ha roto el equilibrio y la izquierda clásica se ha trasformado en ultraizquierda loca, los nacionalistas han derivado en independentistas que inician su Reconquista de territorios hispanos y franceses, cual nuevo retorno de los brujos, y lo hacen ya sin disfraz y a cara descubierta.

El PSOE ha desterrado la verdad histórica al Código Penal, terminando con la libertad de expresión, convirtiendo a los medios de información en servidores de su propaganda ideológica, que convertirá en muertos sociales a quienes no comulguen con ellos, esta es la única y novedosa Constitución por la que nos regiremos de ahora en adelante. Cualquier otra verdad será delito de opinión y perseguido con el Código Penal en la mano.

Muchos añoramos los Diálogos de Sócrates, donde la verdad se construía a través de la disensión, se pasaba de la pluralidad a la unidad, de manera que nadie en su sano juicio podía negarla, pues se establecía por consenso y no por imposición ni amenaza de castigo a quien la niegue, cuando es un principio no solo filosófico sino también democrático que la verdad debe ser refutable (no refutada), sino pasamos a religión y al Ejército Islámico «¡Cree o muere!».

Estamos ya en el undo feliz de Huxley, donde el Gran Hermano nos vigila a todos, la policía ideológica se ha introducido incluso en el mundo digital, donde las opiniones son vigiladas por una policía informática. «The Big Brother watches us». Publicamos esta opinión ahora, mientras aún se puede, ya que en un futuro próximo ya no lo será, a la vista de lo que se nos anuncia, que es el Caos. Para sortearlo, cual Ulises ante los escollos de Scilax y Caribdis (Odisea), juzgamos imprescindible y en cualquier caso oportuno la epistemología que exponemos a continuación y que va dedicada a la EHU y a sus científicos, entre los que mento al doctor Modernidad.

Para los griegos, principalmente los presocráticos, el dios Caos era el padre de todos los dioses, todo surge de él y todo vuelve a él para transformarse en otra cosa. El orden es un aspecto del caos. Nada se ha avanzado después de ellos, ni se ha ido más lejos de su especulación cosmológica, desde los pitagóricos, milesios y eléatas. En ellos está toda la ciencia griega y el origen de la filosofía, rodeada de mitos cosmogónicos que alumbraron su nacimiento. Aquellos primeros filósofos se elevaron sobre los mitos, nosotros hoy en este noble diario escaldufan, nos apoyamos en ellos, para más o menos coincidir siempre en el círculo del saber.

La esencia del caos es el desequilibrio, y el orden es un equilibrio momentáneo de un desequilibrio mayor. Una singularidad, una excepción y no la regla como pensaba Einstein y se equivocaba cuando decía que Dios no juega a los dados con el Universo, y que era deducible el futuro. Sí, se equivocaba. En el Universo un milenio equivale a menos de un segundo en su evolución.

El origen de todo lo que vemos y sucede va inserto en un vórtice (remolino cónico) caótico, en el que el futuro es inimaginable y excede con mucho a las previsiones racionales. Un simple meteorito puede acabar con la vida en la Tierra, a eso estamos expuestos siempre, y todo quedaría en la oscuridad, sin explicación. Siempre habrá un más allá inaccesible para nosotros, de manera que el eterno retorno podría ser una ilusión, todo lo nuevo se hace viejo y desaparece.

El Universo/Multiuso entero podría se tragado por un agujero negro, sin dejar rastro ni huella. En todas las Galaxias hay al menos un agujero negro, que podrían absorber todo el conjunto de materia estelar sin dejar vestigios de lo que hubo, ni mucho menos saber nada de su destino. El Universo es un festín de esos agujeros negros enigmáticos, que ocultan en su seno su razón de ser, si es que la tienen. La muerte absorbe todo lo viviente y afecta también a las galaxias.

Es muy raro encontrar a gente, cual es el caso de los científicos de la EHU, del lector y redactores de GARA, que mediten sobre el Cosmos, del que formamos parte, y mucho menos que husmeen en su extraña naturaleza, y es muy difícil resistir el asombro que nos produce vivir en esta ignorancia, como decía al morir el escritor alemán Goethe: «Licht mehr licht» (luz más luz). Pero nunca llegaremos al «Lichtung» (Clarificación) de Heidegger, pues las sendas del bosque se han perdido, la lluvia las ha borrado y las hierbas las han invadido. Tendríamos que salir del bosque, del Universo o el alma de la cárcel del cuerpo y volver al mundo de las Ideas, de donde nunca debió salir (Platón).

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