Xosé Estévez
historiador y miembro de ‘EH 11 Kolore’

Gora aniztasuna

En el año 2007, por razones de carácter personal e injustificada correspondencia que ahora no vienen al caso explicitar, decidí someter mi voz a silencio en mis habituales colaboraciones de la prensa escrita. Rompo ahora ese autoimpuesto silencio, y sin que ello sirva de precedente, en honor, honra y prez de una causa noble, humana, solidaria y justa: la apuesta por la diversidad que postula la iniciativa ciudadana ‘EH 11 Kolore’.

En el año 1973 recalé en Euskal Herría, impelido por el lazo agradable del amor y la imperiosa necesidad del sustento, pues mi patria sumergida en el atraso económico y en la «larga noche pétrea» de la dictadura franquista, no podía proporcionarme ni trabajo adecuado ni una vida digna. Traía conmigo, sin embargo, una maleta sicosomática y mental, cargada con una acendrada conciencia social y nacional galaica. Por consiguiente, reconocí inmediatamente que Galicia y Euskal Herria, naciones periféricas, padecían problemas similares de opresión nacional, cultural y política por parte de Estado español, aunque entre ambas constaté inmediatamente algunas diferencias, fundamentalmente derivadas de la estructura socioeconómica, de la trayectoria histórica y del acontecer ideológico, como correspondían a dos modelos de construcción nacional.

Mis estudios posteriores sobre el Galeusca, es decir, las relaciones entre los nacionalismos gallego, vasco y catalán, me ayudaron a profundizar en el conocimiento de Euskal Herria y su peculiar devenir histórico. Me impactó, especialmente, su alto grado de conciencia nacional y social y la existencia de una lengua milenaria, cuyo verdadero misterio no era sólo su origen, sino también su pervivencia a través de los siglos en un territorio asaeteado por tirios y troyanos y transitado por los más variopintos viajeros, que recorrían los caminos de peregrinación de ida y vuelta.

Al encontrarme con esta nueva realidad, en el proceso de incardinación utilicé un paradigma, entonces considerado progresista, basado en la experiencia y en la intuición, que denominé de adaptación integradora combinatoria, hoy evidentemente superado por un nuevo modelo como el protagonizado por ‘EH 11 Kolore’, fundamentado en la diversidad como riqueza y el euskera como nexo y fortaleza.

El paradigma mencionado intentaba conjugar tres conceptos: la diferencia, la igualdad y la semejanza. En ello me ayudaron cuatro principios prácticos, que paso a enumerar de forma sucinta.

Mi padre, un taxista gallego de bajo nivel cultural, pero de innata, sabia, irónica y enjundiosa filosofía, me donó estos dos consejos, correspondientes a dos viejos adagios populares: ‘Onde vaias, fai o que vexas’, ‘Na terra dos lobos, hai que oubear coma todos’.

A comienzos de los 80 leí una entrevista a un senegalés, emigrante en Francia, estado adalid del jacobinismo. En ella realizaba esta afirmación, que para mi fue luminosa: «El emigrante tiene el derecho a la diferencia y el deber de la semejanza».

Asimismo, me sirvió de asidero mental en esta andadura el axioma de un ideólogo del nacionalismo gallego de los años 20 del siglo pasado, D. Vicente Risco, que aseveraba sin rubor: «Ser diferente es ser existente».

Finalmente, también me iluminó una frase, que imitaba al poeta romántico alemán Goethe: «Desde la ventana de una pequeña patria se puede admirar perfectamente la grandiosa riqueza del mundo».

Con estas mimbres conseguí elaborar un cesto, que contenía una actitud abierta, respetuosa, y convivencial, un corazón limpio y esponjoso y un incesante interés por el estudio de la cultura vasca en sus más variadas facetas. Consciente de la importancia de la lengua para la identidad nacional y del sistema educativo como esencial vehículo de aprendizaje y comunicación, envié a mis hijos a la ikastola. Yo mismo empecé a aprenderla en dos ocasiones, pero por razones laborales y personales me ví obligado a dejarla con harto dolor de mi corazón. Ahora, al llegar la hora de mi jubilación, estoy inmerso en tal labor, pues desearía que al menos mi último suspiro fuese emitido en balbuceantes y dulces sintagmas vascogalaicos.

Mantengo bien hincadas las raíces de mi identidad nacional en mi patria primigenia y originaria, pero también abro las ramas al viento solidario de la patria eúscara, que me agasajó con el regalo del pan, del hogar, del trabajo y de la familia.

En la actualidad contamos con una herramienta novedosa, que proclama, amplía, ensalza y lidera estos valores enunciados. Es la iniciativa ‘EH 11 Kolore’. Este movimiento, que cuenta ya con más de 800 adhesiones individuales y colectivas, se esfuerza por defender la igualdad de derechos, deberes y oportunidades de toda la ciudadanía de Euskal Herria sea cual sea su lugar de procedencia, rechazando y trabajando para superar cualquier situación de discriminación por motivos de origen o identidad. Se empeñará en preservar y fomentar la diversidad cultural de la sociedad vasca como un valor en sí mismo, frente a tendencias uniformizadoras y/o asimilacionistas. Favorecerá espacios de encuentro, interacción y colaboración entre ciudadanos vascos y vascas de diversos orígenes, visibilizando nuestra diversidad y propiciando dinámicas de conocimiento mutuo para el logro del recíproco respeto y reconocimiento. Impulsará la reflexión, el diálogo y el debate permanente en el conjunto de la sociedad vasca, a fin de hacer de Euskal Herria un modelo de convivencia en la diversidad del que nos podamos sentir orgullosas todas las personas.

Para desarrollar y difundir estos principios en la sociedad vasca ha organizado una visualización iniciadora: ‘Aniztasunaren Eguna - 11 Kolore Fest’, que se celebrará en Donostia el 1 de junio. Este acto visibilizará de manera lúdica con el son universal de la percusión, marcha de los tambores, y el delicioso sabor de los diferentes manjares, degustación de 11 pintxos, la variada riqueza de este pequeño gran Pueblo, Euskal Herria del que decía Voltaire, que danzaba y bailaba en los valles pirenaicos. En él convivimos, reímos, lloramos, trabajamos, nos conocemos y reconocemos gentes de distintos orígenes, dotadas de los mismos derechos, deberes y oportunidades, con el único fin de engrandecerlo, abanderando el euskera como nexo. La uniformidad empobrece, la diversidad enriquece y desde la ventana de esta aparentemente diminuta patria se puede observar perfectamente la magnífica grandeza del mundo. Solamente se construye un bello y multicolor mosaico con la unión ensamblada y solidaria de pequeñas teselas.

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