Gracias y desgracias en una lactancia materna
Tras este resumen de una semana pésima para la lactancia materna, por favor, hagan algo para que ningún bebé enfermo ni madre lactante tengan que sobrevivir a una habitacion de hospital con una cuna de cristal y un sillon ruidoso y viejo. Apuesten por la lactancia materna y creen habitaciones de colecho.
A la planta 4 maternoinfantil y al servicio de urgencias pediatricas del hospital de navarra
He vivido una situación angustiosa como madre de una niña de 5 años y un bebé de 2 meses enfermo. Sentí una impotencia y tristeza que no podia expresar con palabras, solo me salia llorar. Estaba siendo atendida con rigurosa profesionalidad en el servicio de Urgencias. Es de agradecer toda la infraestructura material con la que cuentan para diagnosticar enfermedades y la rapidez con la que intentan encontrar el motivo de la fiebre de mi hijo. Pero... ¿qué pasa con lo humano? Estás ahí, sintiendo que tu hijo puede tener algo muy grave y quieren que lo sueltes de tus brazos para hacerle distintas pruevas. Es algo que como madre no podía concebir. Soltar a mi hijo de mis brazos. ¿Pero donde queda la empatía? Fue un constante rogar por que le hicieran las pruebas mientras lo tenía en mis brazos, en mi pecho, a mi lado, ante mis ojos... Por experiencias anteriores sabía que el iba a sufrir menos si era pinchado mientras estaba en mi pecho, pero por parte de las enfermeras (en esta ocasión) solo habia pegas. Pasamos la noche en observacion ante mi desconcierto al encontrarme con una cuna alta y una butaca. Desconcierto porque no entendía como nadie del servicio de Urgencias se ha parado a pensar en las condiciones humanas óptimas para un bebé lactante y su madre en pleno puerperio. Un lugar donde acurrucarse, tumbarse, abrazarse juntos. Lejísimos de la realidad en la que nos encontramos. Lo único que me ayudaba a no derrumbarme en esta situación era tener a mi madre cerca y la certeza que médicamente me encontraba en manos de grandes profesionales. Pero, ¿y las emociones? No podia cogerlo debido a la punción lumbar, no podía acariciarlo cómodamente, no podía darle pecho. Todo esto habría sido diferente con una cama donde poder colechar.
Nos informan del ingreso y traslado a planta. Mis emociones se desbordan, por un lado me dicen que algo pasa y estaremos ingresados unos días, por otro visualizo la cama de la habitación y la tranquilidad de estar en buenas manos. Menudo chasco cuando llego a la habitación y me encuentro más de lo mismo: cuna acristalada y sillón para la madre. Cómo iba yo a poder sacar adelante una lactancia que estaba consiguiendo salvar gracias a las enfermeras del centro de salud de Orkoien y a su pediatra, gracias a mi matrona de Andraize y sus talleres de lactancia, gracias a Eider Pacheco, a Jaione, a mi amiga Taquel y a mi madre y sobre todo a mi chico y a mi otra hija (seguro me dejo a alguien, lo siento) que en mis momentos de desesperación, de llagas, postillas, mastitis, hongos... han estado a mi lado cuidándome, dándome animos, abrazándome, dejándome llorar y ayudándome a seguir adelante.
Pido por favor una habitacion con cama. Me dicen que es imposible. Esto es lo que te toca. Por parte de alguna enfermera siento comprension e impotencia pero ante otras solo percibo prejuicios y malos gestos. ¿Es tanto lo que pido? ¿Un lugar donde dar el pecho cómodamente a mi hijo?
Al dia siguiente, apenas sin dormir por miedo a que mi hijo, que quiere estar en contacto continuo conmigo, se me caiga de los brazos si me duermo en ese sillón con él, me dicen que estaremos una semana ingresados. Lloro, no porque estemos más tiempo, lloro porque no sé como voy a conseguir no perder esa lactancia que tanto me está costando. Hace mucho calor, cuando tengo a mi hijo en brazos sudamos, él se duerme, nos cuesta 2 horas una toma. Necesito tumbarme junto a él para que tome pecho, es nuestra mejor postura en casa y la que menos calor le va a dar. Vuelvo a explicar esto a enferneras y pediatras, pero me dicen que las habitaciones para lactantes son esas. Acudo a atención al paciente y me dicen que escriba la petición y en un mes se me contesta. Yo necesito una solución ya. Acudo a la responsable de planta. Me atiende atenta, me escucha y vuelve a decirme que no puede ser, que lo siente. Yo siento en sus gestos y mirada que le gustaría fuera de otra manera. Desesperada llamo a mi matrona. He pasado de complementar la lactancia con 2 biberones a 5. Estoy desesperada, siento impotencia. Me aconseja que hable con la responsable de lactancia del hospital. Acudo a ella. Le cuento mi situacion. Viene a planta y me dice que han hablado y puedo traerme un colchhon de casa. Al dia siguiente me van a dar el alta y decido pasar la ultima noche como las demás, ya estoy agotada. ¡Gracias! ¡Puedo traerme un colchon de casa!
¿Es una solucion de verdad? Lo dudo.
Por favor, a quien competa. Tras este resumen de una semana pésima para la lactancia materna, por favor, hagan algo para que ningún bebé enfermo ni madre lactante tengan que sobrevivir a una habitacion de hospital con una cuna de cristal y un sillon ruidoso y viejo. Apuesten por la lactancia materna y creen habitaciones de colecho.
Por ultimo decirle a la enfermera que me dijo: «déjalo llorar, no se va a acordar». Que se informe, que lea, que eso no es así. Que los bebes sí recuerdan. Y dar las gracias a esas otras pocas enfermeras que con sus miradas y sus gestos me han dado más que ánimos, me daban energía para seguir. Sois estupendas.