Antxon Lafont Mendizabal
Peatón

Hasta la coronilla...

La tendencia a la repetición puede interpretarse como el mito de Janus, y a nivel de peatón, se considera como tabarra senil o como insistencia «heroica». Para Philip Zimbardo son «héroes» los que actúan cuando la mayoría no hace nada. La reiteración concierne a la nefasta invasión de la sociedad civil por la sociedad política cuyo efecto se deja sentir en la abstención. No nos basta politizar por la sociedad política y civilizar por la sociedad civil.

Vayas adonde vayas, en la mayoría de los casos observados, los responsables de un organismo o asociación civil están ocupados por personas de competencia dudosa para el cargo. Te enteras de que dichas personas han sido designadas por un dedazo parental, biológico o político, aunque, en casos contados, el dedazo coincida con la competencia. En materia de gestión, puede ser nefasto priorizar el amiguismo sobre la aptitud, práctica habitual en la sociedad política y en su cómplice ocasional de la sociedad civil. Cuando se te ocurre la «heroicidad» de interpelar a los causantes de esa designación, los responsables replican sea con una mofa, con un insulto revelador de un déficit de aptitud a departir o con un prepotente «no me hables cuando te interrumpo».

El peatón ha pasado de su condición de dios laico a la de monaguillo, resignándose a ceder su poder al electo. Esta anomalía social se corregiría eligiendo a candidatos cuya actividad se limitase a dos mandatos con las disposiciones necesarias para garantizar su supervivencia, propia y familiar directa, después de su misión a favor de la sociedad. En casos frecuentes los electores tendrían, normalmente, recurso a consultas populares. ¿Han observado cómo algunos políticos afirman sin reparo «yo soy político», como si se tratara de una profesión vitalicia? La política no es un oficio, es una misión.


Asistimos en diferentes países al brote de colectivos que denuncian con valentía las anomalías cotidianas. Se trata de personas de todas las edades, desde Hessel, que lo hizo a sus más de noventa años, a los jóvenes más interesados por la sociedad que por su egoísmo pero que no proponen remedios. En ese caso surgen colectivos populistas de diferentes colores políticos que van de la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por el extremo centro.

La política se ha convertido en un concepto binario que solo admite el juicio de «bueno» o «malo» para el conjunto del sermón. Cualquier partido tiene en general algo bueno o algo malo, pero al peatón le obligan a juicios globales: «estás conmigo o contra mí». Así se produce la ruptura entre el «político», el que sea, y el elector, divorcio que alcanza niveles peligrosos para la democracia frente al derribo sistemático.

Semanas después de la proclamación de los gobiernos forales y municipales de Gipuzkoa, a los cuatro meses más precisamente, el presidente del partido con esperanza de hegemonía batido en aquellas elecciones censuraba la incapacidad para la gestión de sus adversarios abertzales. Cuatro meses le bastaron para proclamar el juicio que destapaba su plumero para toda la mandatura. ¡Brillante rapidez! Los puntos de apoyo de una política de regateo corto se publicaron revelando la convergencia de objetivos de parte de un partido abertzale con los partidos españoles.


El primer punto de crítica estentórea fue el de las basuras, considerado como prioritario aunque la crisis creara dramas de índole preponderante. Pues no, las basuras, a pesar de los buenos porcentajes de reciclaje en Gipuzkoa sin necesidad de incineradora.

El TAV fue el tema siguiente. Hoy leemos que la comunicación por TAV Burdeos-Dax y sobre todo su prolongación a la muga no son declaradas como prioritarias para el Estado francés. El proyecto se limita ahora a desenclavar el territorio bilbaino, criterio pertinente pero que debe ser tratado rectificando las previsiones de costo. Por añadidura, se reconoce que el tiempo previsto de recorrido en TAV entre las capitales de territorios de la CAV es del orden del que se tarda en autobús. Esta observación ya fue denunciada hace meses.

Por ahora algunas de las constantes del «caso TAV» sobrecogen. Parece claro que de la internacionalización del TAV, ¡nada por ahora! La estación de la Tabacalera tiene posibilidades de ser una estación tipo Carlos Fabra. En el extranjero se ha tomado la decisión de ralentizar la creación de líneas TAV, e incluso de suprimirlas en algunos casos, habida cuenta del gasto descomunal de su mantenimiento. Se habla más bien de tren rápido (denominación de antaño) que circularía a una velocidad máxima de 200 Km/h, lo que no exige el tamaño de obras y los desastres ecológicos generados por la construcción de la vía del TAV. Hasta Madrid se adentra con prudente lentitud en el «pozo vasco», como allí algunos lo denominan.

Las obras del TAV y la construcción de la incineradora, procedimiento condenado ya por Bruselas, ¿tienen una finalidad de beneficio público o privado?


La sistematización del vituperio se confirmó una vez más en cuanto se conoció la designación de Donostia como Capital Cultural Europea en 2016. En este caso, la coordinación de acción entre el partido de gobierno de la CAV y su «aliado» español, con el que existe una «relación histórica», expresión reciente en boca del jefe del gobierno-partido, fue digna de la precisión de un relojero suizo. Se llegó a pedir, estos días pasados, la dimisión del alcalde de Donostia en una manifestación a los medios de comunicación del ponente-Casandra, que daba la impresión de preferir el fracaso al éxito de la operación.

Justo una semana después, el Comité de seguimiento y asesoramiento de la Comisión Europea felicitaba a los gestores de Donostia 2016 y daba su «espaldarazo» a la delegación de la capitalidad donostiarra que presentó en Bruselas el avance del proyecto.

Llegamos a Bidegi y a la desolación del catálogo de insultos proferidos con ocasión de las preguntas emitidas por la Comisión de Investigación a los presuntos responsables de las desviaciones de millones de euros. Los acusados se limitaron a tratar a sus acusadores de «matonismo político». ¡Ya está bien! Si hay sospecha de delito, la justicia tiene que esclarecer el litigio, pero respeten al peatón, al que se le impone el espectáculo infame de una vergonzosa pelea.


Acabaré, por hoy, con una nota de humor. Nos anunciaron a finales del mes pasado los resultados de una encuesta del Gobierno Vasco, insisto, del Gobierno Vasco. Según el sondeo, el partido mejor valorado de la CAV es el que gobierna en el Gobierno que ha realizado el sondeo, y el político mejor valorado y que aprueba con 5,1 ¿quién es? Ya han contestado: se trata del presidente del Gobierno que ha realizado el sondeo.

Recomiendo, una vez más, la lectura de “El arte de la mentira política”, de Jonathan Swift, en el que se comenta la oportunidad de consentir que el pueblo tenga derecho a la verdad política.

Estamos hasta la coronilla del actual circo político. ¡Ya está bien de tomarnos por el pito del sereno al que se le pide soplar, solamente cuando hay elecciones, con el chiflo que se guarda inmediatamente después en el cajón de las reliquias!

El altruismo y la mesura que deben caracterizar a la acción política se recuperarán gracias a la acción «heroica» de una sociedad civil que no se deje amedrentar.

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