Agus Hernan
Exgerente de «Le Journal du Pays Basque»

Iparralde es hoy menos libre

«En doce años han cambiado muchas cosas en todo Euskal Herria. Y “Le Journal du Pays Basque” puede enorgullecerse de haber contribuido a este cambio. Puede enorgullecerse de haber incluido multitud de debates en la agenda política de este país.»

Es necesaria en Lapurdi, Baxe Nafarroa y Zuberoa una prensa en lengua francesa que impulse los debates fun- damentales de este país (territorialidad, euskera, identidad, economía local, agricultura sostenible, infraestructuras, urbanismo respetuoso con el entorno y de carácter social, Zazpiak bat, empleo de calidad, etc.)?


No es desde luego este un debate que nace con la creación de “Le Journal du Pays Basque” en 2001, pero sí es un debate al que LeJPB dio una respuesta.


Esta pregunta existe en Iparralde al menos desde 1981, año en que se creó Gure Irratia. Muchos recordarán los debates en torno a su creación y la lengua en que debía difundir. La hemeroteca de “Enbata” es testigo de ello. La creación de Irulegiko Irratia y Xiberoko Botza pocos meses después, lanzando radios bilingües, fue precisamente la respuesta de algunos sectores a ese debate. Algo más reciente –año 2000– es el intento unitario de lanzar el semanario Iparla. Pese a un intenso trabajo de cocina con todas las familias abertzales, este intento no llegó a cuajar, porque algunos desconfiaron del proyecto  (ver hemeroteca de Enbata).
Pero es, precisamente desde este fracaso, cuando un puñado de personas nos negamos a dejar el monopolio de la prensa escrita en francés de esta parte de Euskal Herria en manos de un sólo periódico que responde a intereses bien concretos y muy lejanos.


Entonces, respondiendo a la propuesta del grupo de comunicación EKHE, decidimos lanzarnos a la aventura de LeJPB.


No descubro nada nuevo si digo que la noticia del cierre de LeJPB me ha dolido. Pero también debo decir que no me ha sorprendido. He tenido el placer de participar en esta aventura en dos momentos de mi vida: en 2001, colaborando en su creación y, a partir de 2007, como gerente del mismo. Han sido dos períodos intensos y muy enriquecedores, pero también en los que hemos tenido que afrontar muchas dificultades. Además de la inicial campaña intoxicadora (comerciales de un conocido periódico diciendo barbaridades de juzgado de guardia), del boicot de las principales instituciones (publicitario y suscripciones), hemos tenido que hacer frente a las dificultades puestas por sectores que, objetivamente, estaban de acuerdo en que Iparralde necesitaba una prensa propia hecha desde y para este país.


Si las primeras nos hacían daño económico, las segundas eran las que más nos desgastaban.
Es cierto que LeJPB nació en un contexto político no favorable, pero también es cierto que en doce años se han dado contextos nuevos y más favorables pero que, curiosamente, tampoco han permitido superar ambas realidades. En doce años han cambiado muchas cosas en todo Euskal Herria. Y “Le Journal du Pays Basque” puede enorgullecerse de haber contribuido a este cambio. Puede enorgullecerse de haber incluido multitud de debates en la agenda política de este país.


El cierre no es el fracaso del equipo de LeJPB o de EKHE. El equipo actual tiene la virtud de haberlo mantenido durante estos últimos años en un contexto como el anteriormente citado y en condiciones de trabajo poco favorables. EKHE lo ha apoyado desde su inicio y sin este apoyo hubiera debido cerrar hace ya mucho tiempo.


El cierre es nuestro fracaso: el de todos aquellos que creemos que Euskal Herria tiene derecho a construir su futuro sin ataduras, el futuro que sus ciudadanos decidamos en libertad. El de los que creemos que Iparralde debe mirarse más a sí mismo y menos a París, Burdeos o Pau. Y, sin embargo, en lugar de cerrar el debate sobre la necesaria pluralidad que debe existir en la prensa como algunos quisieran, hoy el cierre de LeJPB reabre este debate.


En Iparralde existe una oferta multimedia de prensa en euskera con notable penetración en Lapurdi, Baxenafarroa y Xiberua  (prensa escrita e internet, radios y televisión por internet y TDT). Una oferta que, curiosamente, se desarrolla y crece en un contexto sociolingüístico de mayoría no euskaldun y con una pérdida creciente de locutores euskaldunes.


Hoy ya nadie discute que, junto a la oferta en euskera descrita, es preciso también que exista una oferta en francés que dé voz a esos otros debates que algunos se empeñan en tapar. El euskera también se defiende desde una prensa mayoritariamente en francés (o en español).


Existen sectores cada vez más importantes que quieren otro futuro para Iparralde, un futuro que ve las relaciones con Hegoalde como una oportunidad más que como una intromisión. Una convicción que hoy no pertenece sólo a las familias abertzales, sino que es transversal a las diferentes culturas políticas de Ipar Euskal Herria.


Existe un contexto europeo en el que el debate sobre el futuro de las naciones sin estado está encima de la mesa: Escocia, Flandes, Catalunya, Euskal Herria.


Existe una voluntad de trabajo en común de las diferentes familias abertzales superando recelos de los últimos 30 años. Pero, sin embargo, en un contexto mucho más favorable, no es posible mantener una oferta de prensa en francés al servicio del país. Esta es la gran cuestión que debemos analizar todos y todas.
No podemos obviar que la razón principal de cierre de LeJPB es hoy económica. No podemos obviar que la prensa en papel esta mundialmente en crisis pero, en paralelo, la prensa por internet está ganando lectores de manera espectacular. El problema es construir un modelo económico rentable para la prensa. Tarea difícil pero no imposible, como está pretendiendo demostrar el periódico GARA con su apuesta por NAIZ.info.
Quiero creer, igual ingenuamente, que algunos de los que estos años han mirado con distancia al LeJPB hoy lamentarán su cierre.


Hoy es un mal día para Euskal Herria. Hoy Iparralde pierde en democracia y pluralidad. Hoy Iparralde es menos libre. Hoy Iparralde cuenta con menos instrumentos para defender su lengua e identidad.
Sólo espero que, como en 2001, alguien sea capaz de recoger el guante de este fracaso y, respondiendo a la pregunta que abre este articulo, se construya un nuevo instrumento que responda y acompañe a los grandes retos de esta parte del país en el siglo XXI.

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