Elías Anton Murgiondo

Juventud y futuro

Tiene que ser la edad, sin duda, la que me plantea preguntas acerca del futuro de nuestro entorno más cercano y, también, del lejano, pues la solidaridad como norma educacional me obliga a ello. La vida transcurre a gran velocidad y los «calendarios» se acumulan (como solía decir el difunto Félix Likiniano) y amontonan recuerdos y experiencias, objetivos de lucha y batallas no acabadas; obras que están sin terminar y enemigos y adversarios presentes en esta tierra noble y rebelde que, aunque dividida y repartida, siempre emerge para plantear sus ansias de libertad y autogobierno. Sí, hablo de Euskal Herria.

La edad tiene mucho que ver en la preocupación por el futuro, pues aunque nuestro viaje final se va acercando son muchos los recuerdos y las experiencias acumuladas en este tránsito fugaz; son muchos los y las amigas que se han ido antes y son muchos más los que se quedarán para continuar en la pelea por lograr derribar los muros de la imposición y la conquista. Nos queda la herencia familiar en primer lugar, para quienes deseas un futuro sin utopías huérfanas ni imposiciones bastardas. Pero quienes se quedan en el relevo para el cambio tienen una tarea inconclusa como obligación y a todos ellos les queda la herencia de la lucha por la tan ansiada y sufrida libertad.

Será la juventud actual quien deberá tomar el testigo para el enfrentamiento, será la que tendrá que sufrir los zarpazos del sistema colonial y opresor. La lucha por el Derecho de Autodeterminación, por la Reunificación de los tres herrialdes, la explotación salvaje del Capital, las torturas, las cárceles, las guerras impuestas por intereses bastardos y criminales, en definitiva, será la juventud la que tendrá que dirigir el enfrentamiento para derrotar al enemigo. Porque sí, el enemigo no tiene patria, ni entiende de derechos humanos, ni de respeto al explotado y expoliado, solo tiene un objetivo: la plusvalía. La juventud es la gran esperanza cara al futuro y debe crear las condiciones para la unidad y el respeto, discerniendo con claridad quién es el enemigo y quién el adversario, para aunar fuerzas y desenmascarar a través de la derrota al Capital y sus colaboradores. El Capital tiene una táctica que le da buenos resultados, siempre, comprar los cuerpos débiles del entorno de la mayoría trabajadora. Todo lo logra con la estrategia del dinero, del dinero acumulado tras la soez explotación del género humano. Y así aparecen los partidos políticos colaboracionistas con los amos del dinero para mejor domeñar; mienten cuando dicen que la violencia no es democrática, pues en su relato la violencia de autodefensa no está justificada, en tanto que la violencia del Capital a través de su control social, mediante la rapiña e imposición de gobiernos y leyes de obligado cumplimiento, a partir de una judicatura, un sistema policial y un ejército al servicio de sus intereses, esa violencia cotidiana es justificada por los colaboradores conformistas con el «permiso» de las grandes fortunas para sentirse portavoces de toda la población y a la vez ejecutores e interpretadores de la «democracia» que nos toca sufrir. Tienen el poder sobre la mayoría de los medios de comunicación, es decir, la llave para la alienación y el adoctrinamiento de amplias capas populares y así logran los votos necesarios para lograr que sus objetivos se cumplan.

Mi esperanza en la juventud viene de lejos, pues habiendo sido joven y habiéndome implicado en la pelea desde mis jóvenes años, considero que la fuerza y la entrega de la juventud es fundamental para el logro de los objetivos que a Euskal Herria le corresponden como nación sin Estado. Por ello, cuando veo a jóvenes vascos reunidos en Alsasua para pedir apoyo a EH Bildu cara al llamado electoral inmediato o cuando se organizan encuentros como el de Elorrio para juntarse y disfrutar debatiendo y reivindicando, es cuando considero que el futuro para una República Vasca está asegurado. Todo ello a pesar de quienes se empeñan en disgregar, en alejarse del encuentro, del debate, en colaborar con los campeones del enfrentamiento y la división, en hacerles el juego sucio a los «morroiak» del Capital. Tenemos una fuerza que emerge con entrega y valor para enfrentarse a los "cómodos en España" y sus adláteres socialdemócratas, donde las sumas antinatura consiguen golpear sin rubor a la izquierda abertzale. Desde ese artificial promontorio lanzan sus dardos constantes y sus relatos falsos para contribuir a la confusión y disimular la corrupción y el asesinato, cuestión que va emergiendo con lentitud, pero que acabará conociéndose más temprano que tarde. Ahí tienen trabajo los y las jóvenes vascas, porque la verdad es necesaria para conocer la verdadera historia de nuestro pueblo; donde nuestros presos y presas vuelvan libres a sus casas y donde la sociedad tenga conocimiento real del sufrimiento y el castigo que una gran parte de la población vasca ha sufrido y está sufriendo por enfrentarse al asesino Francisco Franco y sus colaboradores (los de la Dictadura y los de la Reforma...). Porque el enemigo no ha dudado en prohibir la lengua vasca y castigar a quienes la practicaban. No ha dudado en fusilar y encarcelar a quienes se oponían a su golpe de estado. Tampoco en unirse a la Iglesia para justificar sus expropiaciones y latrocinios en colaboración con la misma. El Pacto de Santoña fue el inicio de una colaboración implícita entre los «jauntxos» y el fascismo... El Estatuto un caramelo envenenado para permitir los chanchullos a los "cómodos en España" que afectan directamente a la política educacional y laboral de la juventud.

Hay un objetivo primordial cara a la unidad popular con el que yo concuerdo y comparto con diversos amigos y amigas, militantes o no de la izquierda abertzale, y se trata de la construcción de un «Frente Amplio» que reúna a la mayoría de la gente rupturista y respetuosa con una democracia socialista e igualitaria, donde el respeto y la solidaridad sean objetivos prioritarios. El futuro está en los y las jóvenes, pues ellos son el verdadero capital para un futuro justo. Hay que abrir paso y confiar, pues su fuerza es nuestra esperanza, con ellos seremos libres.

Gora herria! Euskal preso eta iheslari politikoak etxera!

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