Manuel Millera
Arquitecto y concejal

La escultura de UPN y Baiona

En los dobles sentidos de una palabra o una frase, de un dibujo, de un cuadro, o de una escultura está la esencia misma del arte. En las metáforas, y las historias que se cruzan en una misma protagonista.

El título de este artículo era (es) "La escultura de Baiona y UPN" pero si se invierte el orden de las palabras, cambia el sentido o deja de tenerlo… ¿no?... Bien. Pues parece que si hablamos de arte, la cosa no está tan clara. UPN dice que como en la polémica escultura de Baiona está el hacha de ETA, ello supone una humillación a las víctimas del terrorismo y una afrenta a la dignidad de la sociedad española. Nada más y nada menos. El camino de la reconciliación resulta largo y complicado y los ayuntamientos son buena prueba de ello, en Iruña en el Pleno del pasado viernes 13 de abril a cuenta de la citada escultura. Arremete también contra el Ayuntamiento de Baiona, poniendo en peligro nuestro hermanamiento desde 1960.

Veamos. Si UPN presenta una moción por una obra artística, podría pensarse que está intentando dar un paso hacia la reconciliación a través del arte, un buen medio para ello, porque te aleja de las cuestiones políticas, una y otra vez repetidas sin avance. Y te preguntas: ¿UPN intenta realmente acercar posturas? Podría surgir un debate positivo, a mi corto entender, sobre cual es tiempo necesario para tener una visión amplia sobre el arte. Y viendo un poco la historia, tenemos múltiples ejemplos de que juzgarlo desde la inmediatez puede ser un gran error. Muchas de las mejores obras de arte de la historia, fueron consideradas en el momento de su presentación, como malas o muy malas. De hecho, muchísimos grandes genios del arte han muerto en el olvido, la soledad y la pobreza más absolutas, por la incomprensión del público.

Pongamos 3 disciplinas distintas, pintura, música y escultura-arquitectura. "El grito" de Edvard Munch, "El bolero de Ravel", (Saint Jean de Luz), y la Tour Eiffel. Obras de arte que, en su momento, fueron calificadas incluso como degeneradas, insoportables o tomaduras de pelo. El cuadro sirvió para que el régimen nazi aconsejase a las mujeres embarazadas no acercarse a la exposición, por los peligros para el feto. Tomemos la Tour Eiffel. La intelectualidad francesa y parisina, con un grado mayor de sensibilidad, abominaba este "monstruo de acero". El escritor Guy de Maupassant encabezó este movimiento con una carta abierta en 1887. Sin embargo, comía todos los días en el restaurante de la torre y a veces dormía a sus pies… la gente se extrañaba y preguntaba por qué. Él se justificó diciendo: "Es el único sitio de París desde donde no se ve". El argumento es rebuscado y falso incluso, si se quiere; pero en esa paradoja, en esa bipolaridad, está su genialidad. Maupassant demuestra con su respuesta que es un genio… ¿por qué?...

Porque en los dobles sentidos de una palabra o una frase, de un dibujo, de un cuadro, o de una escultura está la esencia misma del arte. En las metáforas, y las historias que se cruzan en una misma protagonista. 4 letras, puestas en un orden, son ROMA y al revés son AMOR. Por eso las películas malas, son las de malos malísimos y de buenos buenísimos. Lo que nos interesa es que la protagonista en el momento del clímax dude entre dos acciones contrapuestas, que supongan beneficio para la historia 1 y perjuicio para la historia 2, y nos interpela directamente: ¿Qué haría yo en su lugar? Una moneda tiene su cara y su cruz, perder o ganar. El yin y el yang.

El torero lanza la montera al aire al empezar la corrida; boca arriba, maleficio, quizá muerte. Boca abajo, buena faena, triunfo. Una barca boca arriba invita a dar un paseo remando, a salir a pescar. Boca abajo es naufragio. Supongo conocen el cuentito del elefante y las niñas con los ojos tapados donde les invitan a adivinar el objeto que están tocando. La primera toca una pata y dice: es una columna. La segunda toca la trompa y cree que es una serpiente. La tercera toca la oreja, una alfombra, afirma. Y la cuarta toca la cola y piensa que es una cuerda. Su asombro llega cuando les destapan los ojos.

El artista gipuzcoano Koldobika Jauregi ha afirmado que su obra "Arbolaren Egia, no ensalza a ETA, simboliza la paz", y afirma que ha elegido un hacha deliberadamente para colocarla en la postura más cercana a ser enterrada: el filo permanece en tierra. La simbología, que UPN ve al revés, parece clara. Si a un objeto que puede simbolizar la muerte le das la vuelta, será que ansía la vida. Cuando el aizkolari termina su trabajo hunde su herramienta en el tronco recién cortado y deja el hacha con el mango hacia arriba, la madera sobre el acero, en posición de descanso; al contrario, cuando trabaja y está en aire a punto de descargar el golpe, está el filo sobre la madera. Y por si quedase alguna duda en cuanto a su intencionalidad, de la madera antes muerta del mango, brota un árbol; no se me ocurre mejor símbolo de la vida, una madera renacida de la que brotan hojas, y quizá flores y frutos…

El símbolo de ETA era un hacha boca arriba y una serpiente enroscada. Si tomamos la serpiente… ¿debemos denunciar asimismo, (según el argumento de UPN) a la Biblia, a los cuentos orientales, y al Colegio de Farmaceúticos, por contener serpientes en el árbol del bien y del mal, por salir de una canastilla de mimbre mientras suena la flauta, o por rodear una copa en su escudo? También hay un hacha en el escudo de la Guardia Civil. ¿Es esta escultura acaso una apología de la Benemérita? Me temo que UPN hace un análisis superficial y por tanto, banal de una obra de arte, para ir en su línea, y no acercarse ni un milímetro al necesitado consenso. ¿Recuerdan ustedes el símbolo del antimilitarismo? Un casco boca arriba convertido en maceta. ¿Y el de la revolución de los claveles? Un fusil con un clavel en la bocacha. O sea, el mismo objeto, pero dado la vuelta. UPN peca de inmediatez y pontifica: "El artista se ha equivocado". Me temo que a UPN el arte se la trae al pairo. Lo que busca, creo, es mantener los votos que obtuvo en su día de manera coyuntural. Y quizá la escultura de Baiona dentro de 50 años, se considere una obra maestra, que ayudó al camino de la reconciliación; el que algunos parecen no querer emprender nunca. "Cuando el dedo señala la luna, el imbécil mira al dedo". O sea, cuando el arte señala la reconciliación, el oportunista político, mira a ETA, porque el arte y la reconciliación le dan igual. Barkatu kultura eta barkatu Baiona.

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