Larraitz Ugarte Zubizarreta
Abogada

La ley Tapia: porque yo lo valgo

Intuyo que la carrera electoral no quedará en eso y que alguno intentará aderezar todo esto con un poco de polémica, embarrando e intentando crear fuegos donde el adversario político es más fuerte y gobierna

La consejera Tapia ya puede estar orgullosa. Esta semana ha conseguido sacar adelante aunque solo sea con los votos de los suyos la Ley de Administración Ambiental, o para ser más exhaustivos en la denominación, la famosa ley Tapia. Esta ley permitirá al Gobierno Vasco (institución cuya titularidad parece que cuentan con mantener sus actuales moradores in saecula saeculorum) hacer y deshacer a su antojo cualquier cosa que les parezca que es de interés general / público superior, pasando incluso por encima de los ayuntamientos.

Ya se sabe que a los leguleyos nos fascinan los que conocemos como «conceptos jurídicos indeterminados», o dicho sea de otra manera «lagunas legales», que han de ser interpretadas. ¿Porque qué es el interés general superior? ¿Y quién lo interpreta? Pues el que ha hecho la ley o, en este caso, la que ha hecho la ley. Y hecha la ley, hecha la trampa. Solo hace falta que algún técnico jurídico de la administración autonómica suscriba y rubrique un informe de unas pocas hojas justificando que x cosa es impepinable, de enorme valor social y, por tanto, debe ser construida. Adoptada la decisión y pasada la criba jurídica basta con presentar batalla político-comunicativa con un nombre chulo para la citada infraestructura. Un partido que es capaz de llamar complejo medioambiental a la incineradora de Zubieta ya nos indica la capacidad imaginativa de la que dispone.

Además, pretende decirnos la consejera que todos los ciudadanos y resto de las instituciones debemos sentirnos satisfechos de tener una administración que invade las competencias ajenas (municipales) porque saben lo que es bueno por encima de todos nosotros con esa divinidad / superioridad que atribuyen a todo lo que hacen. Con un par.

En este proceso tres cosas han quedado claras: La primera es que esta ley se ha elaborado por la puerta de atrás, vía enmienda de los partidos que sustentan el gobierno autonómico y, por lo tanto, sin las cautelas jurídicas necesarias. No es creíble que Tapia anduviera despistada a la hora de elaborar el proyecto de ley que iría al Parlamento y que por ello tuviera que pedir a sus partidos que enmendaran dicho proyecto en algo que no es ninguna minucia, sino la piedra angular, el elemento central de esta ley: la gestión todopoderosa del Gobierno Vasco en materia ambiental en el futuro. Esto significa que el propio Gobierno Vasco sabía de antemano que esto iba a generar una controversia jurídica y una contestación política porque afecta a la legislación en materia de ordenación territorial así como a las cuestiones competenciales y decidió desde el minuto uno utilizar esta vía, por si cuela.

Dos, si se ha hecho esto es para algo. Algo tiene Tapia «la olvidadiza» en su mente. No sé si nos quiere colocar una central nuclear en la plaza de un pueblo como si fuera un árbol de navidad con la excusa de que es una infraestructura de interés superior medioambientalmente recomendable. Todo puede ser. Pero algo trama. Por de pronto ha empezado a enseñar la patita en materia de tratamiento de residuos industriales y ya se puede leer en algún que otro medio de comunicación que hay un plan (que me consta que los partidos de la oposición desconocen) para construir diez infraestructuras. Sabemos que Zumarraga y Bergara son dos de las localizaciones elegidas. Pero el resto, dónde las van a ubicar y de qué tipo de infraestructuras se trata sigue siendo una incógnita. En los próximos meses sabremos por boca de Tapia de qué estamos hablando y la eficacia de su ley para conseguir sus objetivos.

Tres. Los motores de las próximas elecciones municipales y forales se están calentando. En enero empezará un proceso de año y medio donde se disputarán proyectos políticos y agendas programáticas. En este sentido la reciente Asamblea General del PNV donde establece el cambio climático y la igualdad como ejes programáticos da cuenta del viraje que se ve obligado a hacer en esta sociedad cambiante que difícilmente entiende ciertas políticas que tenían mejor prestigio en épocas pasadas. Pero intuyo que la carrera electoral no quedará en eso y que alguno intentará aderezar todo esto con un poco de polémica, embarrando e intentando crear fuegos donde el adversario político es más fuerte y gobierna. No me extrañaría que de las ocho localizaciones que nos quedan pendientes por conocer se incluyan municipios como Galdakao, Hernani o Durango. Al tiempo. En Bergara se está viendo de manera nítida el cariz electoral que está adoptando la construcción de la planta de Larramendi, con una fuerte oposición vecinal y la presión que se está realizando al ayuntamiento gobernado por EH Bildu para que la planta se construya. Si el experimento funciona, ¿por qué no probarlo en otros municipios?

Trata de decirnos Tapia que no hay alternativa. Que ciertas infraestructuras siempre son controvertidas, que los ayuntamientos no actúan de la manera debida y que alguien tiene que poner orden. Pero existe alternativa. La alternativa es que determinadas infraestructuras deben ser el resultado de una buena planificación y estudio, consensuadas entre diferentes instituciones mediante la cooperación y el trabajo común y explicadas a la ciudadanía, incluso en algunos casos llevadas a refrendo. La ciudadanía informada y consultada está capacitada para participar en la toma de decisiones que nos afectan a todos. Esto sí sería (según mi interpretación, por supuesto) velar por el interés general superior. Pero claro, eso mejor lo dejamos para la siguiente Asamblea General.

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