Txus Pérez Artuch

La manipulación en los tiempos del covid-19

Para mí, seguridad significa que no me llamen de compañías de telefonía con las que no tengo contrato, que no circule un coche policial a velocidad mínima detrás de mí en un paseo, que la política mire por la gente, que la información sea real y clara por muy dura e increíble que pueda parecer.

Desde hace semanas solamente me informo durante el paseo que realizo por la mañana. Los fines de semana también compro periódicos. Para el resto de horas, decidí poner distancia con la constancia imparable sobre, del, para con, acerca de, más allá, por lo que nos afecta, lo sobrevenido por esta pandemia.

En esta protección o evasión voluntaria, colocados en la línea de salida del periodo de las fases correspondientes, me llama la atención el modo con el que han despertado diferentes sectores económicos y sus mensajes interesados y adecuados a la situación para llegar a la masa. Por otra parte, nada nuevo.

En un tiempo imprevisto, inesperado, incierto e imprevisible, se nos hace llegar desde diferentes posiciones y con diversas intenciones el concepto seguridad, con todo el equipaje que trae consigo adosado: bienestar, tranquilidad, respiro, dormir, coraza, ahorro etcétera etcétera. Los slogans publicitarios, con objetivo idéntico de los de Año Nuevo, tratan de situarnos en una nueva época y usan melodías sentimentales, sonrisas, caras atractivas, luz estival, para endulzarnos la persiana. Es lógico e incluso lícito que busquen vender su producto. Cómo lo acojamos es cosa nuestra.

«Porque siempre hemos estado cerca de ti», «ahora, más que nunca, contigo», «porque sabemos lo duro que ha sido para ti, queremos ayudarte», «porque sabemos lo importante que es estar cerca de los tuyos», «de ésta saldremos juntos», «cuando todo esto acabe seguiremos a tu servicio... como siempre». ¿De veritas ha sido así hasta ahora y no me había enterado? Cómo he podido estar tan ciego o ser tan desconfiado ¡Cáspita!

Para mí, seguridad significa que no me llamen de compañías de telefonía con las que no tengo contrato, que no circule un coche policial a velocidad mínima detrás de mí en un paseo, que la política mire por la gente, que la información sea real y clara por muy dura e increíble que pueda parecer o que no aparezcan facilidades bajo un sombrero opaco porque durante todo este tiempo nos hemos mantenido unidos.

El socavón se presenta enorme, algo no vivido hasta ahora en situación no bélica. Puesto que hay tantísimo en juego, no sería ético escribir la manipulación en los tiempos del covid-19.

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