Alberto Juaristi

La nave Transición

Como un monumento al inmovilismo, la nave Transición sigue atada y bien atada, vamos, más que atada, encadenada.

Dictadura, todavía físicamente fuerte, pero muy necesitada de una readaptación a los nuevos tiempos, hace llamar a los miembros de Oposición, pero convoca sólo a media docena de Grupos Organizados (partidos políticos) que Dictadura considera le serán útiles para sus planes; ellos serán los Oficialistas del sistema. Durante la dictadura, estos candidatos a Oficialistas han estado hibernando en la prudente clandestinidad de sus conciliábulos, arriesgando lo mínimo y esperando la oportunidad para dar su salto al poder. Los Oficialistas son los únicos Grupos Organizados homologados por Dictadura para acceder a la Sala de Mando (gobierno). Pero Dictadura no ha invitado a la reunión al resto de los Grupos Organizados, los Legitimistas, porque sabe que ellos no se plegarán a sus imposiciones, que exigirán que el cambio político no lo lidere Dictadura, y reivindicarán la instauración de un estado democrático-republicano de derecho, con el pueblo como sujeto de la soberanía; y nada de eso entra en los planes de Dictadura. Sin embargo, los estrategas de Dictadura saben que para dar una imagen democrática y pluralista tendrán que dejarlos participar, pero sólo como los Pepito Grillo de la arena política, pues ya se encargará el sistema de que no accedan a la Sala de Mando.

–Necesito una adecuación a los nuevos tiempos, y para eso he de contar con vosotros. Pero tened en cuenta que, todavía, yo tengo en mis manos todas las cartas de la baraja política –arranca Dictadura dirigiéndose a los Oficialistas, en medio de una atmosfera tensa y escéptica.

–Y, ¿qué tienes reservado para los que seríamos los políticos Oficialistas del sistema? –pregunta ese sector de la oposición, sin levantar mucho la voz.

–Yo me quedaré con el As (Jefatura de Estado), el Rey (Monarquía), el Caballo de Espadas (Ejército) y la Sota de Bastos (Policía y servicios de inteligencia), el resto de cartas os repartís entre vosotros; además, las Reglas de Juego (Constitución) las redactaré yo y vosotros os limitaréis a escribirlas textualmente; y, por si alguien se atreve a darme un órdago, estableceré unas Contramedidas (leyes orgánicas) que Segurata (Tribunal Constitucional) las aplicara prepotentemente, activando Sota de Bastos, y si eso no fuera suficiente para haceros desistir, entraría en acción Caballo de Espadas –contesta Dictadura con un tono dominante.

–Y, si aceptamos tus condiciones, ¿qué supone eso para nosotros? –interviene otra vez la oposición Oficialista, tratando de que el mensaje sea más explícito.

–Para la clase política y administrativa Oficialista, supone puestos en el Congreso, en la judicatura, en el Gobierno, en los ministerios, en la administración, etc. muchos de ellos con sueldos vitalicios. Además, de estar perseguidos en la dictadura, pasaréis a estar protegidos por los mismos cuerpos policiales. Y, lo más importante, pronto entrarán en contacto con vosotros los más altos poderes económico-financieros, geoestratégicos, etc.

La emoción hace que a muchos miembros de los Oficialistas se les acelere el ritmo cardíaco como nunca antes lo habían sentido.

–Pero hay una condición: si no admitís pulpo como animal de compañía, no os dejo jugar (si no os plegáis a mis condiciones, no habrá poltronas) –especifica en tono contundente Dictadura, mientras los militares presentes envían a Oposición un mensaje subliminal llevando la mano derecha a la empuñadura del sable.

–¡Vale! Aceptamos pulpo como animal de compañía (¡Sí a todo!, aunque hipotequemos el futuro político del país) –contestan a coro los Oficialistas, más centrados en las promesas en ciernes que en las consecuencias de la aceptación precipitada de las condiciones impuestas.

Los políticos salen transformados de la reunión, el hecho de tener el poder político tan cerca de las manos les ha producido un efecto directo de sublimación, sin pasos intermedios. Ya no son los luchadores que conquistarían el poder para el pueblo, ahora el poder es algo personal y es en sí mismo principio y fin de todas sus motivaciones; ya no son los que construirían un moderno estado democrático-republicano de derecho, ahora doblan el espinazo ante el mismo monarca que todavía detenta la jefatura de estado de la dictadura, y que en el nuevo sistema estará investido con los poderes políticos más estratégicos, como testaferro de los intereses de los agentes de la dictadura que le han catapultado al máximo puesto político del estado, además, de forma vitalicia y hereditaria, vulnerando los principios más básicos de la democracia; la soberanía del pueblo será sólo un tópico vacío de contenido, ahogado por artículos constitucionales y leyes orgánicas que le suplantan y, de hecho, al pueblo se le asignan cinco funciones: trabaja, cría a tus hijos sin ayuda, vota, deja el poder en nuestras manos y no protestes; mientras, la dictadura redacta la constitución desde la sombra y los nuevos políticos la escriben como suya, etc. Con el nuevo paradigma grabado en sus mentes, los políticos corren para convencer a la ciudadanía de que «el pulpo es el mejor animal de compañía» y se preparan para el asalto al poder, es decir, salen precipitadamente y dándose codazos entre ellos para ocupar con avidez desde las más representativas poltronas hasta la última banqueta política de las nuevas instituciones.

Tras imponer esas condiciones Dictadura a Oposición Oficialista, la nave Transición se prepara para la trascendental singladura. En el puente de mando, el Capitán y los Oficiales de Primera son miembros de la dictadura convenientemente maquillados para la ocasión y dotados con atribuciones excepcionales, para que la nave no se les vaya de las manos; el resto de los oficiales y la tripulación son exmiembros de la oposición, Oficialistas y Legitimistas, que han pasado a ser Oficiales de Segunda y Tercera, y Marinería de la nave.

La nave zarpa de puerto Fascio con destino a puerto Democracia, situado mil millas allende los mares, pues Fascio y Democracia son diametralmente diferentes. Pero, apenas navega una milla, la nave detiene su avance. La dictadura no había soltado sus amarras, sólo las había aflojado lo justo para que la nave llegase a puerto Democracia Secuestrada, donde el capitán manda amarrar la nave con maromas del más grueso calibre. Tras verificar la operación, el capitán reúne a sus oficiales y les comunica solemnemente: ¡Misión cumplida!, la nave Transición a quedado atada y bien atada.

Los Legitimistas exigen con firmeza que la nave viaje hasta su destino final, puerto Democracia; pero el Capitán no está por esa labor, y siguiendo las precisas instrucciones de los estrategas de Dictadura que diseñaron Transición, aplica el Triple Procedimiento de Purga: Contramedidas-Segurata-Sota de Bastos, con lo que logra desalojar de la nave a los Legitimistas y ponerlos a «buen recaudo».

–Ya les advertimos que: si no aceptaban pulpo como animal de compañía, no les dejaríamos jugar –comenta el Capitán al Oficial de Primera a modo de justificación, según observa cómo los Legitimistas son desalojados de la nave.

Los Oficialistas, y ahora oficiales de segunda, contemplan la nave Transición inmovilizada muy lejos de su destino y observan el desalojo de los Legitimistas, pero no parece importarles demasiado.

En la lujosa sala de oficiales, los Oficialistas, sentados en mullidas poltronas, comentan desenfadadamente entre ellos:

–La verdad es que no hemos llegado muy lejos y que no estamos todos, pero lo importante es que nosotros seguimos dentro de la nave; es que después de navegar en esas precarias embarcaciones de la oposición, esta nave ¡resulta tan cómoda! –comenta uno de los Oficialistas.

–Además, nosotros encajamos en el sistema como la ficha de un puzzle; por una parte, el Poder siempre necesita Acólitos y, por otra parte, mientras los ciudadanos produzcan, proporcionen servicios y paguen impuestos, nosotros no tendremos ningún problema –añade un colega.

–¡Ya te digo…! –exclama otro, mientras se acomoda todavía más en su butaca.

–Lo más duro suele ser el periodo de elecciones, hay que bajar a tierra y tratar de convencer a la muchedumbre –apunta, sin ningún pudor, uno de los oficiales.

–Bueno, tampoco nos lo ponen tan difícil, nunca cumplimos nuestras promesas electorales y así y todo nos vuelven a votar; eso indica que en poco tiempo nos hemos convertido en unos políticos muy profesionales –opina como contrapunto otro de los presentes.

–En eso consiste en realidad la «democracia» –dice otro a modo de ocurrencia, recalcando la palabra democracia mientras hace el signo de entrecomillado con los dedos centrales de ambas manos.

–La gente debería de entender que necesitamos todas nuestras energías para conservar nuestros cargos y ascender (trepar) en el sistema, y que no nos podemos distraer con sus problemas –apunta el oficial más ocurrente, al tiempo que deja entrever una sonrisa sarcástica.

–Bien –el portavoz de los oficiales toma la palabra, alzando un poco la voz– os recuerdo que dentro de diez minutos tenemos una reunión con los del grupo de presión de las eléctricas, dicen que tienen buenas razones para que aprobemos una subida del precio del suministro. Por cierto, su delegado me comentó que este año se jubilan cuatro miembros del consejo y que son unos cargos idóneos para expolíticos, lo digo sin más… –los oficiales toman buena nota del mensaje–. A continuación, se van levantando pausadamente de sus asientos y se dirigen a la sala de reuniones, con ese tumbao que tienen los guapos al caminar...

Mientras tanto, el oficial de relaciones públicas e imagen (medios de comunicación y propaganda oficialistas) ordena a los marineros rasos (periodistas, comentaristas, articulistas, etc.) que vuelvan a pintar el barco de un blanco deslumbrante, que tape toda la herrumbre y que con su brillo cegador no deje ver a los ciudadanos de a pie lo que ocurre en el interior de la nave Transición.

Y, como un monumento al inmovilismo, la nave Transición sigue atada y bien atada, vamos, más que atada, encadenada.

La revista "Science and Politics" ha anunciado que los ínclitos miembros de Dictadura que diseñaron Transición van a ser nominados para el Nobel de «Política-Cuántica», por sus meritorios esfuerzos para demostrar que una transición puede efectuarse sin transitar.

El dominio de ese colectivo político-militar-religioso-económico de Los Amos de la Patria, ese pesado lastre que tanto ha condicionado, y condiciona, el devenir político del estado, y que ha instaurado y sustentado las monarquías y las dictaduras de las que está saturada la historia del país, ha de ser superado definitivamente para establecer un auténtico estado democrático-republicano de derecho, es decir, el estado donde la soberanía del pueblo no sea sólo una pose, sino un hecho.

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