Ibon Cabo Itoiz

La rotonda vasca III, la tormenta perfecta

Todos ellos agentes políticos que consideran se encuentran en la tormenta perfecta para sus intereses. La primavera colocará a cada cual en sus sitio

Llegados a la antesala de las elecciones en la CAV, todos los partidos se muestran ilusionados por el escenario político del que forman parte. Por un lado, PNV y PSE se sienten fuertes y con capacidad de permanecer durante mucho tiempo en lo más alto. Podemos, PP y EH Bildu se han venido arriba también. Todos creen ser parte de la tormenta perfecta. La pregunta entonces es más que obvia, ¿quién puede perder o ganar en un escenario tan real?

El PNV se siente el gran Mohamed Ali en sus mejores años. Elección tras elección gana e incrementa la distancia con sus perseguidores. Llegadas sus elecciones favoritas, como han sido históricamente las elecciones al Parlamento de la CAV, el ring político parece absolutamente favorable para sus intereses. Sin embargo, hay agentes que escapan a su control en su propio electorado. De entre ellos destaca ELA que, a través de una actitud combativa, plantea la huelga como único método para la consecución de mejores laborales. Así le afea su actitud al Gobierno Vasco y define como «presupuesto de derechas» la propuesta realizada recientemente.

PNV y ELA comparten varios espacios de militancia y no parece que el sindicato se lo vaya a poner fácil a Urkullu. Su crítica velada a Podemos por el acuerdo presupuestario menea aún más las cuerdas y puede llevar a desgastes inesperados en el ámbito del nacionalismo conservador. Urkullu tratará de cerrar todos los conflictos sindicales antes de las próximas elecciones pero la pregunta clave es… ¿le dará tiempo? El Gobierno cree que si y así celebrar las próximas elecciones en plenitud.

EH Bildu piensa cerrar este ciclo electoral desgastando a Podemos por la firma del presupuesto con el Gobierno de Lakua y al PNV por el no reconocimiento del derecho a decidir en el proyecto de nuevo estatuto. Así, se sitúa en el escenario idílico para mostrarse como única alternativa posible al omnipresente PNV.

Además, tras observar los resultados del Bloque Quebeques en Canadá y los propios de Vox en la CAV, mira con optimismo la próxima cita electoral donde están todas las piezas donde se pretendía al inicio de la partida. EH Bildu se siente fuerte en un escenario donde el nacionalismo español le acusa de insolidario. Primero porque no es real y segundo porque en el fondo solo tratan de ocultar sus políticas más reaccionarias, que son las verdaderas causantes de las crisis y no sus consecuencias.

El equilibrio territorial o se construye sobre las naciones y sobre la justicia social o no existirá tal equilibrio. Sin embargo, EH Bildu sigue sin afrontar dos principales problemas que están a pie de urna. Por un lado, el hecho de no ser visto como un partido para la gestión. El segundo, el creciente debate sobre la inseguridad que más allá del discurso integrador, hace falta también desde la izquierda, definirlo en clave de asignación de recursos y de policía de calle. Aquí los partidos conservadores les llevan ventaja. ¿Serán capaces de revertirlo?

Podemos trata de alcanzar los diversos gobiernos para mostrarse como el hermano mayor de las socialdemocracias clásicas y de los partidos democristianos. Pone todo su enfoque en la utilidad percibida. Para ello, habla de pasar de un modelo de democracia representativa a otro de democracia participativa. Asume pues que todo mandato popular pasa por un proceso de institucionalización. También que el negativismo clásico de la izquierda hacia la cuestión individual se debe reinterpretar en torno a la libertad de elección.

Todo ello les lleva a competir directamente con el PSE en el nicho de votantes más importante de convergencia entre ambos. Ya no les quieren marcar con distancia sino de cerca e incluso participar en aquellas cuestiones que les hacían referentes a unos y distantes a otros, como los proyectos de presupuestos y los gobiernos. Creen que así podrán traspasar su déficit histórico. ¿Será así o terminarán jugando siempre fuera de casa?

El PSE se siente cómodo gobernado con mando a distancia desde Madrid. Sus resultados históricos en la CAV dicen que cuando están allí gobernando mejoran. Además, dicen que cuando hacen de eje vertebrador con el nacionalismo conservador están mejor valorados. Ante esto, abren la puerta también a la izquierda para tratar de que la gestión de gobierno la desgaste lo suficiente para volver a ser reyes únicos en su propio espacio.

Si bien no siguen las políticas que emanan del laborismo, si hacen suyas sus tesis para tratar de no volver a ver menguado su espacio electoral incluyendo en responsabilidades de gobierno a sus teóricos rivales políticos. Creen que así al igual que ocurre en el Reino Unido no tendrán rival en su espacio. Captan además de ellos su apuesta por un New Deal verde como eje central de la nueva transformación. Se les olvida sin embargo que los laboristas han hecho de la recuperación industrial el eje central de su discurso, al igual que los candidatos demócratas en USA.

También que están dispuesto a recuperar el control público sobre la energía. Y por supuesto omiten que ellos no frenan los derechos de las minorías nacionales en el Reino Unido. A pesar de ello creen que con el discurso verde y la lucha compartida por los derechos individuales, el PSE reflotará en medio de esta tormenta y volverá competir de tú a tú con el PNV. ¿Identificarán los ciudadanos de la CAV al PSE de nuevo con la izquierda?

El PP, a través del carril de la utilidad, tratará de quedarse con todos los votos de Ciudadanos y VOX. Como además al PNV no le queda otra que pelear por el derecho a decidir públicamente, creen que así parte de sus votantes volverán al redil. Además como el PSE se ha unido a Podemos le ven alejado del centro político. ¿Volverán las oscuras golondrinas de la corrupción a pasarles factura? Creen que no y confían además en una sentencia favorable políticamente para ello del «caso de Miguel». Así pues se sienten también fuertes para emprender su regreso a la relevancia política en la CAV. ¿Lo entenderán así sus electores o preferirán quedarse con el original de Vox?

Todos ellos agentes políticos que consideran se encuentran en la tormenta perfecta para sus intereses. La primavera colocará a cada cual en sus sitio. ¿Podrán salir los ciudadanos indemnes ante tanta perfección teórica? Alguno tendrá que ganar o perder y ahí será cuando si su análisis es certera podrá sobrevivir en una tiempo de sequia sin citas electorales a la vista.

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