Gorka Vierge
Responsable de ELA-Sakana

Lo que el señor Lecumberri (UGT) no cuenta

El recién elegido secretario general de UGT en Navarra se ha prodigado estos días en los medios de comunicación y a tenor de lo que hemos podido leer y escuchar ha lanzado un mensaje bidireccional con unos claros destinatarios: de una parte ha dejado claro a la patronal y al Gobierno que va a seguir apostando por la concertación social a pesar de los recortes y la corrupción y de otro lado, ha embestido con una inquina terrible contra el sindicato ELA, particularmente por su actividad en el valle de Sakana.

De la primera parte, nada nuevo bajo el sol. Una organización que permanentemente tiene que acudir al juzgado a dar explicaciones de casos de corrupción y que tiene unos niveles de dependencia económica agobiantes con los grifos que emanan del erario público, es lógico que tenga que ser comprensivo con todos los desmanes que protagoniza el desprestigiado Gobierno de Navarra. De ahí, que tenga que justificar el nombramiento en el Tribunal Laboral del arquitecto jurídico del expolio a la CAN, echar una mano a la Consejera de Hacienda en su irregular actuación, que no pierda un minuto en hablar de los recortes o que ni siquiera muestre su pesar ante los desahucios, el paro o la precariedad. Pero, sobre todo, llama poderosamente la atención, que trate de desacreditar el informe de la Cámara de Comptos que censuraba rigurosamente el hecho de que los sindicatos UGT-CCOO y la patronal fueran juez y parte a la hora de decidir sobre los millones de euros públicos destinados a la formación. Es más, justifica sin aparente sonrojo, que UGT pueda seguir financiando su estructura con el dinero de todos los contribuyentes.

Por otra parte, se emplea con dureza digna de mejores causas en la crítica demagógica a ELA, acusando a este sindicato de contribuir a cerrar empresas y a dejar en la estacada a los trabajadores, achacándole los índices de paro existentes en Sakana. Es un argumento tan pobre como decir que la culpa del paro en Andalucia la tiene UGT. Acusar al sindicalismo reivindicativo de organizar a los trabajadores para confrontar democráticamente con los que atacan los intereses de las capas populares de la sociedad, lejos de ser un agravio resulta ser un halago del que nos sentimos muy satisfechos. Porque la misión de un sindicato, y más en estos tiempos de estafa y de gobiernos que nos hacen la vida imposible, es estar en las empresas y en la calle defendiendo los derechos de los más débiles, alejado de la falsa paz social que defiende el señor Lecumberri y que no reporta beneficios más que a los firmantes de la misma.

Es una evidencia que, a diferencia de lo que propugna UGT, la sociedad hasta ahora ha avanzado gracias a que algunos fueron capaces de cuestionar la realidad que les tocó vivir y creyeron en la confrontación y en la lucha como instrumento para darle la vuelta a la situación. Nosotros tratamos de aportar nuestro grano de esperanza y solidaridad en estos tiempos tan convulsos y eso se traduce en conflictos que nos hacen alcanzar unas buenas condiciones salariales allá donde se da la oportunidad de pelear. Los convenios de Magotteaux, Apoyos Metálicos, Josefina Arregui o Atabo SL, son los últimos ejemplos que demuestran que también ahora se pueden hacer buenos acuerdos. Asímismo, el secretario general de UGT ha criticado, rozando la obsesión, la huelga que llevaron a cabo los trabajadores de Lázaro Etxeberria; esa plantilla, protagonizó una dura batalla contra la reforma laboral, gracias a la cual siguen teniendo las mejores condiciones del sector en todo Navarra. Debería de ser más respetuoso el Sr. Lecumberri y, quizá, más que objeto de su crítica esos trabajadores debieran ser un espejo en el que mirarse.

En definitiva, cuando el señor Lecumberri critica la actuación de ELA en Sakana, haría bien en reconocer a qué se deben las buenas condiciones laborales y salariales que actualmente él mismo disfruta en en su empresa Cementos Portland. No son sino el resultado de las huelgas y los convenios conseguidos durante años por el compromiso y la lucha de los afiliados de ELA. Una de tantas cosas que el señor Lecumberri no va a poder ocultar.

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