Los trabajadores también tenemos patria
Se acerca el Aberri Eguna y nuestro pueblo sigue oyendo y leyendo a los defensores del actual orden capitalista predicar sobre la supuesta extenuación de los estados nacionales y sobre la necesidad de superarlos. Un viejo argumento permanente que se utiliza para negar nuestras libertades nacionales y sociales y combatir las posiciones estratégicas de independencia y socialismo que defiende la Izquierda Abertzale para el conjunto de Euskal Herria.
En este sentido, se afirma que la globalización capitalista consiste en que los mercados deben sustraerse a la injerencia de los Estados para así poder expandirse y ser rentables. Sin embargo, este planteamiento pretende establecer una falsa dicotomía entre nación-estado y mercado mundializado.
El mercado capitalista utiliza el Estado pues es un instrumento para la regulación de los derechos de propiedad que se garantizan a través de los sistemas legales y represivos. El Estado tiene mucha responsabilidad a la hora de sostener la reproducción del capitalismo, las estructuras de clase y en el mantenimiento del sistema dentro y fuera de sus fronteras y lo lleva a cabo por medio de la acción directa de sus estructuras represivas.
Sin embargo, el Estado, como instrumento, puede volverse en contra de los intereses del capital en tanto en cuanto el poder del Estado caiga en «manos inadecuadas». Existen numerosas presiones sobre los Estados que surgen desde las asimétricas relaciones y luchas que hay entre las clases sociales. Es aquí donde el neoliberalismo procura prevenir su derrota mediante la implementación de una clara estrategia que promueve la separación entre el marco económico y el marco político.
La nación vasca, al igual que cualquier otra nación, no es una mera construcción teórica y es evidente que Euskal Herria, como cualquier otra nación, necesita dotarse de un Estado propio como expresión y garantía de su soberanía nacional. Pero la soberanía nacional no sólo depende de la existencia del Estado en si mismo. Ya hemos visto como el capitalismo debilita o fortalece el Estado a conveniencia por las buenas o por las malas, aunque no siempre lo consigue. La garantía de la libertad nacional vasca por tanto radica necesariamente en una clase trabajadora crítica que busque su emancipación social.
Por lo tanto, la respuesta a la acción neoliberal debe basarse en un planteamiento integral que abarque la cuestión nacional y la liberación social que combata, a la vez, al capitalismo y al unionismo negador que sostiene el sistema.
En Euskal Herria una amplia mayoría social que defienda el proyecto independentista y socialista es el requisito para abordar de forma organizada un proceso constituyente. Si bien hoy en día hay una mayoría social que defiende el derecho a la autodeterminación, con respecto al proyecto socialista la tarea es más complicada. Euskal Herria es de los pueblos más combativos de su entorno, pero la construcción socialista requiere un recorrido que en el caso de los pueblos bajo opresión nacional difiere a los estados ya consolidados.
Como conclusión final debemos reconocer que los conflictos de clase significativos por tanto no son los que se producen entre los Estados, sino dentro de los propios estados capitalistas y la razón central de la fortaleza del capitalismo, incluso frente a la crisis actual, es la persistente debilidad de la clase trabajadora de las distintas nacionalidades.
Pero evidentemente, pese a todas las maniobras que ha realizado la burguesía hasta la fecha y las que indudablemente realizará en el futuro para debilitar a la clase trabajadora vasca, nosotros como abertzales comunistas en combate por la independencia y el socialismo de Euskal Herria haremos todo lo posible para que esa lucha de clases se de en las mejores condiciones para la victoria.