Iñaki Egaña
Historiador

Manual para crear «alarma social»

¿Tiene usted intención de influir en la vida política y social de su entorno? ¿Se siente marginado por las redes sociales porque su mensaje no supera la barrera de la anormalidad necesaria para que le presten atención? ¿Su mensaje político ha quedado fuera de la dinámica política cotidiana porque no ha sido avalado por el voto ciudadano? ¿Tiene problemas de credibilidad, ya que sus escritos contienen una emanación a naftalina? No se preocupe. Hay remedio. Y no hace falta que pierda el tiempo leyendo a los clásicos de la autoayuda como Paulo Coelho o Dale Carnegie. La lectura de textos interminables está pasada de moda. La modernidad nos deja posibilidades más sencillas. Un tanto farragoso en sus inicios, pero a la larga obtendrá los resultados esperados.

Si lo que desea es generar opinión e influir en la vida política, el primero de los pasos es el de crear un medio comunicativo digital. Hay multitud de subvenciones locales, estatales y europeas que posibilitan la confección de un medio de ese estilo. También existe la oportunidad de fundar una asociación, basta con inscribirse en el registro autonómico respectivo. Si detrás se encuentra una formación política o un lobby que públicamente es capaz de guardar el anonimato, mejor que mejor. Por razones económicas, sobre todo. A esa asociación se le hermana un medio digital o establece un acuerdo de interés con otro ya existente. Esta última fórmula es la más efectiva.

Para no perdernos en técnicas, vayamos a los ejemplos, que pueden ser replicados vista su efectividad ya manifiesta. Hay dos asociaciones que ya han demostrado garantía. Acreditadas por sus resultados. Se trata de Dignidad y Justicia (2005) y Manos Limpias (1995). Ambas organizaciones nacieron en contextos similares. La primera con el objetivo de «defender la memoria y los intereses de las víctimas del terrorismo» y la segunda como «sindicato» de funcionarios públicos. Saben de sus actividades. Dignidad y Justicia se ha especializado en querellarse contra los presos vascos y sus grados penitenciarios, con datos extraordinarios sobre atentados sin resolver o desplazados sobre el conflicto. Ofrecen recompensas, como en el Far West, sobre supuestos exiliados vascos que hace años residen en sus localidades de origen.

Manos Limpias ha extendido más el abanico, con denuncias contra las leyes LGTBI, las selecciones deportivas fuera del ámbito hispano, contra Nunca Máis, contra el llamado proceso de paz vasco, apoyando teorías conspirativas sobre el 11M... En plena campaña autonómica vasca, a la que por cierto no se presentó, registró una denuncia contra Arnaldo Otegi por un hecho acaecido hace 44 años. Antes lo habían hecho contra Pere Aragonès, Pablo Iglesias... Unas más entre centenares de denuncias que llegan a los juzgados, donde un magistrado abrió diligencias. Presentados como acusación particular, el recorrido les sale rentable porque, habitualmente, a sus denuncias no les imputan las costas del probable juicio.

Las subvenciones previas ya han permitido invertir en abogados para estar continuamente querellándose en los tribunales. ¿Qué sucede si se retira la acusación particular en algún momento del procedimiento penal? Si no se trata de un caso privado, el Ministerio Fiscal continuará con el procedimiento. Y, es más, en el caso de que la querella no prospere en una sentencia condenatoria, el querellante particular (el iniciador de la denuncia) no se ve obligado a pagar las costas del juicio a no ser que el Tribunal considere que ha obrado con temeridad o mala fe, teniendo que ser la temeridad y mala fe notorias y evidentes, y correspondiendo probarlo a quien solicita tal imposición. En consecuencia, el resultado siempre es el mismo, cuando el acusado es absuelto, por regla general y en el 100% de los casos en que hayan intervenido estas acusaciones particulares, las costas se declaran de oficio, las paga el Estado.

El siguiente paso para que el eco de la actividad (denuncia en este caso) tenga recorrido es su reproducción en un medio afín: «La querella, a la que ha tenido acceso nuestro medio... ha sido presentada en la Audiencia Nacional»... Los hay a patadas: Libertad Digital, El Confidencial, Voz Populi, OK Diario, Esdiario, The Objetive. Algunos de sus «periodistas» participan en debates televisivos, lo que amplifica una noticia que, de otra forma, habría caído en el ostracismo. Los «bots» incrustados en las redes sociales aumentan su difusión, dirigiendo los algoritmos hacia los objetivos deseados. Llegados a este punto, si la intención ha sido la de obtener resonancia, vamos por el buen camino.

La reproducción se multiplica exponencialmente, lo que provoca que los medios supuestamente más serios, generalmente en papel, acojan la noticia: "El Mundo", "La Razón", "ABC",  "Diario Vasco", "El Correo", "Diario de Navarra", Colpisa, Cope, Onda Cero, Telemadrid... Y por no perderse la ola, los generalistas de las televisiones se siguen sumando junto a otros que no quieren perder espacio o quizás interesados, según el caso y el momento, como EITB, la Ser, "El País", "Diario de Noticias", "Deia"... De una frivolidad, de una noticia falsa, de la nada... han sido capaces de crear un gigante mediático capaz de modificar la cotidianeidad política.

Semejante onda expansiva es sumamente relevante. Fue capaz de condenar a Kontxi Bilbao, Juanmari Atutxa y Gorka Knorr, que salvaron la cárcel gracias a que su condena fue tumbada por Europa. Los directivos de "Egunkaria" fueron juzgados, con peticiones de 12 a 15 años, con una única acusación particular de la AVT y Dignidad y Justicia, a pesar de la jurisprudencia previa (la doctrina Botín) que impedía a una asociación privada, sin apoyo fiscal, continuar adelante. Siempre hay un roto para un descosido, un juez para abrir diligencias. ¿Quiere crear alarma social? Ya sabe el camino. Pero, ojo, las puertas se abren únicamente a quienes no creen en la democracia. Que, por lo visto, son legión.

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