Agustin Gorbea, Ana Ribacoba, Bego Oleaga, Amparo Lasheras y Pilar Revilla
Ongi Etorri Errefuxiatuak Araba

Más que policías, seamos responsables

Si amamos a las personas que vienen detrás de nosotros, tendremos que comenzar, lo queramos o no, a hablar de formas de decrecimiento y contención consumista

La situación generada por la pandemia del coronavirus ha puesto en alerta a la población mundial, sobre todo, a la población que, como nosotras y nosotros, habita este mundo en unas condiciones de vida más dignas y cómodas que el resto de las personas de otros países.

Se han articulado medidas de riguroso aislamiento en casa; se ha detenido a ciudadanos por dar un paseo solitario por el monte; se ha sacado a la calle al Ejército español por todo el territorio del Estado como si sus unidades fueran las salvadoras de esta situación o fueran tan imprescindibles como el personal sanitario. Es decir, se ha militarizado el confinamiento como si se tratara de un estado de excepción. En cierto modo se ha generado pánico y ello ha incitado a determinadas vecinas y vecinos a ejercer de policías en su propio vecindario, pero eso sí, el lunes han ido a trabajar, codo con codo con los y las compañeras de la empresa y ,además, en muchos casos, sin ningún tipo de protección. Incluso para desplazarse han viajado en transporte público, algo que no deben de considerar grave ya que, para ellos, el objetivo de ir a trabajar es un fin muy loable. El dinero siempre por encima de la salud y la seguridad. Por eso no se puede parar y escatimar la producción, caiga quien caiga. Por supuesto que hay que respetar las orientaciones de aislamiento y seguir las recomendaciones con responsabilidad, pero con el ejemplo de actitudes así no les podemos tener mucho respeto.   

Según los datos que nos traslada la autoridad sanitaria, este virus es muy contagioso, un virus que según la media de personas infectadas y muertes es del, aproximadamente, un 3%, y que, lógicamente, afecta de forma muy grave a las personas más vulnerables por razones de edad y con patologías concretas. Es decir, el Covid-19 puede matar a un número significativo de personas en el mundo, en especial a las que tienen menores defensas.

En este sentido, queremos poner encima de la mesa una situación de responsabilidad comunitaria que se está dando con relación al coronavirus y que, sin embargo, no se está poniendo en práctica para paliar situaciones mucho más graves. Quienes tenemos hijos y nietos sabemos que ellos, aunque pueda afectarles el virus, superarán esta crisis, porque son personas que, según las autoridades sanitarias, en muchos de los casos, no van a notar los síntomas y, además, se van a inmunizar, Pero ante todo, nos preocupan otros peligros que les amenazan y en los que sí tenemos  una total responsabilidad: en la explotación desmesurada y en la extinción de la materia prima en la tierra, en la crisis climática, en las guerras organizadas por el capital, en el hambre que padece el mundo, en los desplazamientos forzados.. En definitiva, estamos colaborando, siendo además conscientes de ello, en la desaparición de todas las formas de vida del planeta, de nuestra madre tierra.

Esta situación no va a matar solo a los más débiles, como hace el coronavirus, si no ponemos remedio, matará a nuestros hijos y nietos. Y, sin embargo, ante ese futuro tan peligroso, no nos convertimos en policías, ni siquiera en «pepitos grillo», de vecinos o vecinas diciéndoles, constantemente, deja de volar en avión, no vayas un mes de vacaciones a Honolulu, no se te ocurra hacer un crucero, deja de colaborar en la declaración de la renta con aportaciones al Ejército y la fabricación de armas, no metas tu dinero en la banca armada y ponlo en banca ética; no utilices el coche para todo y potencia el transporte público; compra alimentación de cercanía, de km0...Y, así, un largo etc..

En resumen, el coronavirus en comparación con lo que realmente estamos haciendo (y no lo está haciendo un virus sino las personas y el estilo de vida del primer mundo) es pecatta minuta. O nos tomamos en serio el futuro de Ama Lurra y de toda la vida planetaria, o estamos contribuyendo a la extinción, no solo del género humano, sino también de la vida conocida en el planeta tierra. Si amamos a las personas que vienen detrás de nosotros, tendremos que comenzar, lo queramos o no, a hablar de formas de decrecimiento y contención consumista. No se puede ir de muy responsable (y hasta de vecino policía con el coronavirus) y continuar siendo un irresponsable con el mantenimiento de la de vida en nuestra tierra. Esa actitud sí nos va a llevar a la autodestrucción.

Ahora que aún tenemos tiempo, es el momento de reflexionar sobre qué podemos hacer para evitarlo y cambiar el futuro.

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