Cerrada la primera fase del Pacto Vasco por la Salud, con la aprobación del diagnóstico. Desde OPA Herri Plataformak creemos que el documento no es una buena herramienta para afrontar los problemas de la sanidad pública; no supone una ruptura real con las políticas de recortes, desmantelamiento y privatización de los anteriores gobiernos. Por muchas razones:

El Consejero de Salud lo definió como «un diagnóstico crítico y exigente, que mira al futuro con una visión de transformación»; una transformación profunda exigiría un incremento significativo del presupuesto destinado a la sanidad pública, ya que la infrafinanciación sostenida y continuada de Osakidetza ha sido una de las principales causas de su deterioro.

El presupuesto para 2025 no contempla tal incremento. Además de continuista, es insuficiente e incluso menor que el presupuesto actualizado al cierre del 2024. Por más que el lehendakari nos repita a bombo y platillo que supera los 5.000 millones, la verdad es que pierde peso en relación al presupuesto global. En relación al PIB, muy alejado del de los países con similar capacidad económica a la nuestra. Se necesitarían otros 2.000 millones de euros adicionales. Además, aumenta las partidas destinadas a clínicas y empresas privadas, a las que, de nuevo, irán a parar cientos de millones de dinero público.

Si no partimos de un buen diagnóstico, es imposible encontrar soluciones a los problemas estructurales: No recoge un enfoque integral de la salud, dejando de lado los principales determinantes que la conforman: económicos, sociales, medioambientales, etc. En relación con la privatización, aporta algún dato sobre el incremento de la concertación con la sanidad privada, pero lo relevante es que excluyen el impacto de las privatizaciones en la pérdida de calidad y en el declive de Osakidetza. Significativo también es que no menciona las políticas de colaboración público-privadas que viene practicando, ni cuestiona el aumento de la autoconcertación (horas extras).

Se mantiene el impulso privatizador. En el diagnóstico se cita que «es necesario en el ámbito del transporte sanitario un análisis sobre los recursos, organización y modelos de gestión». Pero, al día siguiente, en el Parlamento Vasco, el gobierno del PNV-PSE con el apoyo del PP y Vox rechazó una propuesta que solicitaba la publificación del transporte sanitario programado y urgente de Bizkaia y Araba; Sin embargo, todas conocemos que su privatización ha empeorado la atención a la ciudadanía y la seguridad sanitaria, así como, el aumento de la precariedad y las malas condiciones laborales para sus trabajadores.

Tampoco compartimos un diagnóstico que no reconoce el modelo OSI como uno de los causantes del desmantelamiento de la Atención Primaria, relegada a un papel secundario, en beneficio de un modelo centrado en la atención aguda y los hospitales. Sobre políticas de personal y contratación, no ofrece datos fidedignos de la plantilla de Osakidetza, ni analiza sus condiciones laborales, ni la alta temporalidad, superior al 50%, ni la contratación de muy baja calidad, con una elevada rotación; un problema fundamental y una de las principales causas de la falta de profesionales, además de provocar una merma asistencial, al no garantizar la longitudinalidad.

Tampoco aborda el papel de las Mutuas en el proceso privatizador. Afirman que «en la actualidad se debate la asignación de nuevos roles a las mutuas laborales», el Consejero de Salud ha abierto la puerta a la firma de un convenio para privatizar aún más la atención de los y las trabajadoras, a través de las Mutuas Patronales. En efecto, además de las contingencias de origen traumatológico, el Consejero parece querer abrir la puerta a dichas mutuas privadas para que también atiendan las contingencias comunes. Una medida muy negativa que crearía dos sistemas sanitarios: uno, con todos los recursos necesarios para acelerar las altas médicas de los trabajadores y, otro, descapitalizado y sin recursos para el resto de la población; infancia, personas ancianas, desempleadas, pensionistas...

Necesitamos reforzar la Atención Primaria y ponerla en el centro del sistema sanitario para abordar las necesidades de salud de la ciudadanía y garantizar la equidad y la sostenibilidad del sistema. Hay que dotarla de mayores recursos económicos, aumentando su presupuesto del 14% actual al 25% del presupuesto sanitario, tal y como recomienda la OMS y numerosas organizaciones.

Se necesita una nueva política de personal y de contratación que garantice personal suficiente, estable y no precaria. Sin embargo, Osakidetza tiene bloqueada la mesa sectorial desde hace 14 años.

Por otro lado, el Consejero ha anunciado que la falta de personal médico crecerá hasta 2028. Como consecuencia, además de recortes en los horarios de atención, habrá Centros de Salud y PACs sin atención médica adecuada; solo atendida por personal de enfermería u obligando a la población a desplazarse a otras localidades, como ya sucede.

El Consejero, con una intensa campaña mediática, con sus continuas declaraciones, promesas y anuncios de pequeñas medidas de maquillaje, pretende vender la solución de los problemas. Pero, más allá del discurso, no vemos hechos. Solo una clara intención de ganar tiempo, frenar el descontento y la movilización social en defensa de la sanidad pública, sin que se llegue a cuestionar el modelo privatizador. Necesitamos un cambio de modelo, solucionar los problemas estructurales y no falsos retoques cosméticos.


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