Asier Muñoz González
Coordinador de Sanidad Ezker Anitza-IU

No es por el tiempo, es mala gestión

Es difícil imaginar como le puede pillar desprevenido a un sistema sanitario solvente algo estacionario como es la gripe. Sin embargo, año tras año vemos las urgencias colapsadas, pacientes en los pasillos esperando ser atendidos y colas interminables en la sala de espera.

Es los últimos años venimos asistiendo a un bochornoso espectáculo en cuanto a política se refiere: todos los problemas que aparecen nos dicen que son culpa de algún ser inanimado o alguna causa ajena a nuestro control. Nada más lejos de la realidad.

Los problemas de liquidez son «los mercados», los incendios forestales son por «el clima», la sequía por el cambio climático, la polución en las ciudades porque no llueve… dentro de poco culparán a la misma Virgen del Rocío, a la que se encomendaron para bajar el paro, por dejación de funciones. Pero no es verdad. Los problemas de liquidez se producen por falta de ingresos propios tras desindustrializarnos y depender de financiación privada (neoliberalismo), los incendios forestales pueden ser impredecibles pero si se mantiene un amplio retén de vigilancia cuando la meteorología lo aconseja no se convierten en catastróficos, la sequía es producto de una nefasta gestión del agua sumado a una burbuja urbanística y una dejación de funciones histórica en políticas agrícolas (neoliberalismo nuevamente) y ¿qué decir de la polución en las ciudades? Cuando terciarizas tu economía (desindustrialización) sin planificación urbanística ni de movilidad la gente tiene que desplazarse en coche enormes distancias para trabajar. Nuevamente problemas del neoliberalismo.

En cuestiones sanitarias pasa lo mismo. Es difícil imaginar como le puede pillar desprevenido a un sistema sanitario solvente algo estacionario como es la gripe. Sin embargo, año tras año vemos las urgencias colapsadas, pacientes en los pasillos esperando ser atendidos y colas interminables en la sala de espera. Cuestiones que solo parecerían incomodidades si no fuese porque la sobredemanda asistencial produce un aumento de los errores y la mortalidad (como así dicen muchos estudios), además de que fomenta el síndrome del quemado entre el personal sanitario, lo que no ayuda a mejorar los resultados de esos estudios.

Nuevamente es una cuestión puramente económica. Hay una falta de planificación, una subcontratación de la gestión (pública y notoria tras ofrecer 174.000 euros a quien le enseñe a gestionar las urgencias en concurso público) y una falta de compromiso con la prevención. El modelo OSI, además de sobredimensionar el porcentaje de presupuesto destinado a hospitales, ha producido una muy baja capacidad de prevención y cribado en la atención primaria expulsando la atención sanitaria hacia el hospital. Si a esto se le añade falta de refuerzo en personal, no liberación de camas de hospitalización y la falta de inversión en educación ciudadana sobre el uso de los servicios sanitarios, nos encontramos todos los años con personal sobresaturado, camillas en los pasillos y urgencias colapsadas.

El 1 de diciembre hemos amanecido con los puertos vascos nevados, sin embargo una gran cantidad de ambulancias (recordemos 90% privatizadas) carecían de cadenas y ruedas de invierno, con el peligro que esto supone para la vida de trabajadores y usuarios. Seguramente era muy difícil prever que en diciembre podría nevar. Lo que nos salva, y menos mal, es que gracias a nuestros excelentes profesionales quienes usamos Osakidetza apenas percibimos gravemente estas carencias, veremos durante cuento tiempo será así. Señor Darpón, no es el frío, ni el invierno, ni el clima, es su mala gestión y sus políticas neoliberales.

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