No se hagan los sordos: contra el empobrecimiento, medidas concretas
«El movimiento sindical y social va a seguir estando en la calle mientras su sordera impida dar respuestas concretas a las necesidades urgentes de quienes peor están. Hoy la marcha contra el empobrecimiento. Mañana la Carta de Derechos Sociales. Euskal Herria está en camino por el cambio social.»
Una pregunta fácil. ¿Quién dice que contamos con los subsidios sociales más generosos de toda España? ¿El consejero Aburto del Gobierno vasco o el consejero Allí del Gobierno de Navarra?. Fácil. Los dos. Y, ¿quién dice que el esfuerzo que su Gobierno hace en protección social está por encima de la media europea? También es fácil. Ninguno de los dos. No pueden decirlo. Una tercera pregunta, ¿quién ha puesto sobre la mesa medidas y políticas para mejorar la protección social y hacer frente al empobrecimiento social que se extiende sin freno en Euskal Herria? ¿El Gobierno de Gasteiz o el de Iruñea? Ni uno, ni otro. Y la razón es clara. Quienes comparten ideario y modelo social nada harán por romper con las dinámicas que alimentan a la bestia neoliberal. El aumento de la desigualdad y la concentración de la riqueza exige pérdida de derechos, vidas precarias y beneficencia para aquellos sectores, a los que Fátima Bañez considera «stock», y que ahora están fuera de servicio, a la espera de su mayor explotación futura.
La pobreza crece sin freno. En medio de una ofensiva patronal contra el salario, con más de la mitad de las personas paradas sin cobertura de desempleo, acabamos de conocer que en Hego Euskal Herria el número de unidades familiares que reciben prestaciones de ingresos mínimos superan ya las 74.000, el doble que en 2009. Y ante este deterioro de las condiciones de vida, ¿Qué dicen? ¿Qué hacen Urkullu y Barcina?
Están a lo suyo. Barcina enfrascada en salvar su pellejo político, y con él, proteger a la élites de Navarra. Urkullu paseando y rozándose con los mayores criminales del momento, los responsables que están arrasando la vida de los pueblos y de las personas en forma de desahucios, pobreza y exclusión social. De uno y de otro las mismas palabras huecas: crecimiento sostenible, desarrollo humano, el compromiso con las personas,...
Decíamos que están a lo suyo, porque no están con la calle, con quienes desesperan en las oficinas de Lanbide, con quienes ven denegada su solicitud de renta de garantía de ingresos, con quienes ven aumentar su alquiler social o se ven bajo la amenaza de quedar sin vivienda. Tampoco están con quienes tienen que hacer frente al copago con pensiones indecentes o con quienes hoy llevarán más de dos años sin empleo o mañana tan sólo se encontrarán con una oferta de trabajo a horas y 450 euros mensuales.
Si Barcina y Urkullu dejaran de pisar moqueta por un momento, aunque sea corto, se habrían encontrado con quienes están recorriendo las diferentes comarcas de Euskal Herria y reclamando que basta ya de las políticas de empobrecimiento, basta ya de que consejerías y departamentos trabajen para una minoría egoísta, basta ya de sus mentiras sobre la falta de dinero y de que nada más se puede hacer. Pero no sólo eso. Si Barcina y Urkullu escucharan un poco, aunque fuera muy poco, se habrían enterado que hay una mayoría social y sindical que le pide medidas concretas y urgentes, que aporten dignidad a quienes son arrastradas a la precariedad y la exclusión.
Decía Urkullu en el Forum Global España que los «rescatados» tienen la responsabilidad de ser «rescatadores». Barcina también podría haber dicho lo mismo. Entra en el guión. Una pizca de humanidad es un buen aderezo en las recetas de austericidio, desigualdad, desmantelamiento de lo público y privatización para pagar sus facturas de especulación, burbujas y juegos de casino. Pues bien. Los Gobiernos de Gasteiz e Iruñea tienen una buena oportunidad y responsabilidad a la hora de atender lo que la «Marcha contra el empobrecimiento y precariedad-Euskal Herriak bere bidea» les reclama.
Aumentar el Salario Mínimo: el empleo no puede ser sinónimo de pobreza. Prestación por desempleo digna: no se escondan en aquello de la falta de competencias, para el TAV no han puesto pegas. Las Rentas de Garantías de Ingresos y de Inclusión Social tienen que ser un derecho social: aumenten sus cuantías, eliminen los criterios res- trictivos en su gestión y establezcan un servicio de empleo, respetuoso con la dignidad de las personas. Aumento presupuestario para contar con servicios públicos de calidad.
Euskal Herria debe contar con instrumentos propios para disponer de un sistema de protección social que permita a las personas disfrutar de una vida digna, autónoma y de calidad.
Son momentos críticos. Las élites que dirigen el sistema capitalista están imponiendo un presente y futuro de pesadilla. Los Gobiernos de Euskal Herria trabajan en la misma frecuencia. Dar cobertura al deterioro laboral, legitimar la desigualdad, debilitar la protección social, justificar los recortes...
El movimiento sindical y social va a seguir estando en la calle mientras su sordera impida dar respuestas concretas a las necesidades urgentes de quienes peor están. Hoy la marcha contra el empobrecimiento. Mañana la Carta de Derechos Sociales. Euskal Herria está en camino por el cambio social.