Jule Goikoetxea, Kattalin Miner e Irantzu Varela
Profesionales de diversos ámbitos

Nosotras criamos, nosotras teorizamos

Una veintena de mujeres del ámbito político, sindical, universitario, cultural, empresarial, artístico y periodístico, así como de los movimientos sociales, firman este artículo en el que critican «el patriarcado progre y revolucionario» con el que también la izquierda, aseguran, mantiene los privilegios de los hombres.

La izquierda quiere que mujeres y hombres tengan el mismo capital económico cultural y simbólico, sin que los hombres pierdan espacio, voz, puestos, proyectos y protagonismo. Es como pretender adelgazar, sin dejar de zampar. Quieren igualdad y que donde ahora hay cien hombres haya cincuenta mujeres. Pero nadie deja su sitio. Algunas voces dicen que necesitan pedagogía para aprender a callarse y estar en segundo plano. Pobres. Es que la pedagogía de nuestras bisabuelas, abuelas y madres feministas parece que no fue atendida. No supieron (ellas, por supuesto) convencerlos de que cuidar, limpiar y servir gratis mientras otros cobran es una gracia divina maravillosa. Pobres. Se les enseñó a ser protagonistas. Por eso el 84% de quienes piden reducción de jornada para criar, gratis, son mujeres. Así que, o casi todas las familias de este país son de derechas y católico-apostólicas o es que son patriarcales. Y no hace falta que nadie jure, que para eso están las cifras: en la Comunidad Autónoma Vasca un 30% del PIB viene del trabajo que las mujeres hacemos gratis. Lo que por pura probabilidad significa que en la mayoría de los hogares (los vuestros incluidos) no hay una relación entre iguales, sino entre sirvienta vs señorito. Por tanto, el hecho de que la mayoría de este país se defina sociológicamente de izquierdas sólo confirma que la mayoría de este país miente sin parar.

Es curioso que la izquierda, los partidos, movimientos y sindicatos nombren todo el rato el capitalismo como mecanismo de explotación pero omitan sistemáticamente la explotación que reproducen ejerciendo todos los santos días los privilegios que tienen por ser hombres. No sólo omiten el patriarcado, tampoco son capaces de explicarlo. Es como hablar del sistema económico actual sin nombrar al capitalismo. (Carcajadas).

Nos llamáis para hablar de la «precarización en el sector feminizado» (que significa «explotación por tener vagina»), de los embarazos subrogados y úteros de alquiler pero para hablar de democracia, justicia, economía, cultura, conflicto, deporte y tecnología la gran mayoría sois hombres y el eje teórico macho blanco de mediana edad.

«No hay mujeres en este ámbito» nos decís mientras claváis vuestros huevos en mitad del espacio público.

«No hay mujeres» decís mientras la mayoría en este país y el 60% de las licenciadas son, desde hace años, mujeres.

«No hay mujeres» porque os negáis a darnos autoridad y poder. No tiene más misterio. No es Dios, quien cada mañana prepara todo el escenario patriarcal con sus respectivas humillaciones e indiferencias en los medios, organizaciones, empresas e instituciones que dirigís, habitáis o aplaudís.

No, no nos hemos topado con el chulito de turno, nos hemos topado con el patriarcado progre y revolucionario. El 80% de los invitados en los eventos de sindicatos, academia, movimientos y partidos de izquierda son hombres. Y el 99% de los intelectuales que estos fervientes defensores de la diversidad e igualdad leen son hombres blancos heterosexuales. Y la heterosexualidad, queridos camaradas, no es una pulsión. Es una ideología.

Pero queréis igualdad. Y desobediencia. (Y nosotras un trago).

Resulta que el Nuevo Sujeto de la soberanía, la democracia participativa y la revolución que estos señores plantean es el mismo sujeto de la Revolución Francesa: hombre hetero blanco organizado en familia heteronormativa, con propiedad en herencia y descendencia de sangre. Y si no estamos de acuerdo y no nos identificamos con el sujeto político «normal», es decir, con ellos y sus propuestas universales, entonces, el feminismo es un ghetto. (Carcajadas).

La desobediencia es una práctica contra la normalidad, y el sujeto normal es hombre y es hegemónico. Hay muchas formas de ser un cuerpo desobediente. Y muchas de ser uno hegemónico. Si nuestros culos no caben o no quieren caber en vuestros asientos (organizaciones, proyectos, ritmos, esquemas) tendréis que cambiar de asientos, no de culos.

Es obvio que allí donde vosotros veis particularidad y parcialidad, nosotras vemos emancipación, y donde vosotros veis universalidad, eje articulador o desobediencia, nosotras solo vemos pollas.
Sabemos que algunos de nuestros compañeros tienen un problema con la realidad. Sobre todo con esta. Y sabemos que la realidad se hace y deshace, sobre todo si tienes medios y poder y la fisonomía adecuada para tiro porque me toca, porque nosotros nacimos, nosotros decidimos.

No recibís la gran mayoría de las invitaciones, proyectos, sueldos, propiedades, alabanzas y prestigio porque tenéis talento. Sino porque tenéis la fisonomía adecuada para ser protagonistas de la historia y de vuestra vida. Sujeto y Objeto de la ciencia y la sabiduría. Primero tuvisteis a Dios (sorpresa, hombre blanco hetero y de mediana edad), luego a la verdad (algo más peluda que Dios) y ahora al sujeto posmoderno (otro colega de la cuadrilla). Tenéis la fisonomía adecuada para tener cajas, partidos, sindicatos, medios, empresas e incluso gobiernos. Tenéis más sueldo, más espacio público, más contactos, más títulos, más dinero y más estructuras.

Lo que no tenéis, y nunca tendréis por vuestra fisonomía, es nuestra legitimidad.

La indiferencia o sectorialización sistemática que hacéis con lo que creamos y decimos (incluimos aquí militancia, empresas, organizaciones e instituciones, academia, casa y calle) es patriarcal. Es sexista. Es misógina. Es política. No es emancipadora ni desobediente ni democrática. Y lo que es o no es política patriarcal no lo decidís vosotros. Lo decidimos nosotras.
Exactamente igual que no damos autoridad a la patronal para decidir lo que es y no es un trabajo digno.

*Este artículo lo firman mujeres del ámbito de la política, sindicatos, movimientos sociales, universidad, cultura, periodismo, empresa y bertsolarismo: Zuriñe Rodriguez, Danele Sarriugarte, Onintza Enbeita, Irati Sarasua, Leire Palacios,  Maialen Aranburu, Malen Aldalur, Josebe Iturriotz, Estitxu Garai, Günes Öztürk, Nagore Uriarte, Andrea Etxenagusia, Nagore Iturriotz, Ana Iruretagoyena, Elena Sanchez, Bea Egizabal, Irati Urkiola.

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