Irantzu Arellano
Miembro de la Oficina de Emancipación del Movimiento Juvenil de la Txantrea

Okupar, que remedio

La okupación, movimiento de contracultura que surge, al parecer, a mediados del siglo pasado en diversas ciudades europeas, que la llegaron a ver con buenos ojos y a legalizar. Abarcaba diversos sectores como, por ejemplo, el de la agricultura –con el Sindicato de Obreros del Campo, que aprovechó tierras improductivas para darles un buen uso– o el del ámbito social en el caso de Auzotegi Kultur Etxea en la Txantrea.

En el caso concreto de la okupación de las viviendas en desuso, la razón principal era –y sigue siendo– dar solución a las necesidades de la juventud, que buscaba una alternativa para poder tener una vida lejos del núcleo familiar. Esto queda, por lo tanto, muy lejos de la imagen sesgada de la okupación que se ha querido dar. Una imagen que nos quiere posicionar en contra de la juventud y a favor de esta legislación que persigue, una vez más, todo aquello que se sale de sus redes; una imagen que quiere criminalizar a la juventud que únicamente busca hacer de las viviendas en desuso su hogar. Es vital cambiar la percepción que se tiene de la «okupación» ligándola al uso de una nueva expresión, más fiel y más precisa, que de verdad haga justicia a su sentido real. Porque el objetivo final real es habitar; ir construyendo, poco a poco, un hogar que vas haciendo tuyo y que sabes que al final te acabarán arrebatando.


Esta criminalización, sumada a la concepción que la juventud de la Txantrea tiene de la situación de la vivienda, da como resultado un ambiente en el que la emancipación es cada vez más complicada. Manejando los datos del diagnóstico realizado por los y las  jóvenes del barrio, el 72% de la juventud tiene la situación de la vivienda por «mala» o «muy mala», mientras que el 58% de las personas encuestadas quiere emanciparse pero no puede. Conociendo esta situación, ¿de verdad sigue sorprendiéndonos la búsqueda de alternativas?


La joven txantreana de la calle Uharte se encuentra en una circunstancia muy delicada: lleva un año habitando una casa propiedad del Gobierno de Navarra y que había estado vacía durante siete. Y, como se ha dicho anteriormente, tras hacerse poco a poco un hogar ha recibido una notificación en la que le advierten de que va a ser desalojada.


No obstante, como bien dijeron hace ya un tiempo en "LaSexta Noche", uno de esos programas que emiten los fines de semana entre partido de fútbol y partido de fútbol, toda situación negativa parece tener una positiva. En este caso en concreto, sin duda alguna, el lado positivo es la implicación que, una vez más, las txantreanas y los txantreanos han demostrado. Nos están haciendo vivir unos tiempos en los que la implicación es indispensable, y es reconfortante ver el colorido de las calles txantreanas en las que reinan las banderas a favor de una vivienda digna. Todos y todas debemos poner de nuestra parte respaldando a esta vecina en esta situación tan grave.


Para finalizar, y a modo de resumen, adaptaremos haciendo nuestras las palabras que pronunciara Fidel Castro: el camino de habitar una casa en desuso no es el camino que la juventud haya escogido, sino que es la alternativa que este sistema económico –que genera casi 6.000.000 parados, que genera desahucios, que nos niega el acceso a la sanidad– nos ha impuesto a la juventud.

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