¡Por una república feminista!
Recojamos el legado que nos ha dejado la genealogía feminista, la lucha de las mujeres republicanas que se plantaron al sistema que las excluía y las discriminaba desde siglos y que reivindicó y lucho por generar cambios estructurales con un objetivo: el de ser ciudadanas de pleno derecho.
Si echamos la vista atrás podemos observar y analizar los avances que supuso el proyecto de República Federal desarrollado en la II República por las mujeres. Ellas siendo protagonistas, aún teniendo tremendas dificultades en un mundo público todavía gobernado y organizado por hombres, se organizaron y lucharon por ser sujetas activas y de derechos en infinidad de espacios; la educación, el voto, el trabajo asalariado, la participación…
Esos derechos de ciudadanía que, ya a principios del siglo XX, reivindicaban nuestras antecesoras mediante una genealogía feminista radical que llego con fuerza a los pueblos del territorio español, siguen siendo aún derechos pendientes. El Estado actual, monárquico, heredero del franquismo y de una transición tejida por privilegiados, blancos y hombres, tejido por un régimen al amparo del sistema heteropatriarcal, limita, invisibiliza y ejerce una violencia estructural hacia las mujeres.
Es bien conocido el programa libertador de la II República; algunas mujeres consiguen ocupar espacios de poder en cargos públicos, partidos políticos, instituciones, puestos de trabajo relevantes… queriendo romper así con el rol asignado durante siglos de cuidadoras y trabajadoras del espacio privado. No fue fácil el trabajo que entonces realizaron nuestras antecesoras. La represión que vivieron fue dura y también todo lo que retrocedimos en derechos y reivindicaciones feministas tras el golpe de estado y posterior régimen franquista.
Cuando hablamos de romper con el régimen, hablamos de romper con el Estado constituido por las bases capitalistas y patriarcales, que han ejercido violencia directa e indirecta sobre las mujeres. Y, cuando hablamos de una III República, nos referimos una república laica y feminista, que ponga en el centro los cuidados para el sostenimiento de la vida y el verdadero significado de ciudadanas de pleno derecho. Una república que tenga en el centro una nueva estructura la equidad, de lucha contra la pobreza y con una estructura transversal feminista. Esto implica la implantación de planes de igualdad de obligado cumplimiento, tanto en los centros de trabajo como en las instituciones. Un sistema que impulse un modelo de educación coeducativo y feminista, y responda de una manera clara y concisa cualquier reproducción machista, la objetivación de los cuerpos de las mujeres y que garantice e incida, a su vez, en la reivindicación de las aportaciones de las mujeres en los diferentes ámbitos.
Recojamos el legado que nos ha dejado la genealogía feminista, la lucha de las mujeres republicanas que se plantaron al sistema que las excluía y las discriminaba desde siglos y que reivindicó y lucho por generar cambios estructurales con un objetivo: el de ser ciudadanas de pleno derecho. Sigamos tejiendo un sistema donde las mujeres no suframos ningún tipo de violencia por el mero hecho de serlo. Un sistema en el que seamos las protagonistas, desde distintas miradas, de la creación de un nuevo sistema feminista y anticapitalista.