Siamak Khatami
Politólogo

Por una sociedad más igualitaria

Debemos movernos urgentemente para construir una sociedad más igualitaria. ¿Qué podemos hacer?

Desde la década de los 1980, la tendencia por todo el mundo ha sido, y sigue siendo, el aumento de la distancia entre los extremos: unos pocos, las élites, que son extremadamente ricos, y la mayoría, que tenemos problemas para llegar a fin de mes, o directamente podemos clasificarnos como pobres. La «clase media» va cada día reduciendo su porcentaje de la población. En 2013, el presidente Obama declaró que «la peligrosa y creciente desigualdad y la falta de movilidad social ha puesto en peligro (...) nuestro modo de vida» y devaluado la confianza en las instituciones, reduciendo las oportunidades de crecimiento y debilitando la democracia. Y desde 2013, la situación ha empeorado. Los ricos son cada vez más ricos, y los demás cada vez más pobres.

Y la brecha en «riqueza» entre los ricos y los demás –la cantidad de activos como acciones de empresas o casas en propiedad de los distintos grupos– es incluso más grande que la brecha en ingresos. Y los precios de joyas caras, pinturas de alto precio, yates y palacios presuntuosos en playas exclusivas, siguen subiendo incluso cuando la economía pasa por malos tiempos. Cuando una pequeña élite controla una gran proporción de la tierra y los recursos financieros, tiene pocos incentivos para aumentar la productividad invirtiendo en sectores económicos más avanzados. Sus inversiones en sectores tradicionales rinden suficiente riqueza a la élite. Y una significante carencia en la innovación va de la mano de una inversión insuficiente. La falta de inversión en educación es también un problema. Y todo esto resulta en una cantidad baja de trabajos bien remunerados. Y el mercado laboral también se polariza entre sectores tradicionales y avanzados, mientras que muchos trabajan en sectores informales, en el mercado negro. La privatización de empresas acelera este proceso. Todos estos problemas afectan mucho más a países subdesarrollados que a los países llamados «avanzados». Y todo esto reduce la capacidad del Estado, especialmente en países subdesarrollados, para recaudar impuestos, lo que significa drásticos recortes en salud, educación, etc. Bastantes veces, el resultado político es que los ciudadanos apoyan a líderes populistas cuyas políticas giran desde la democracia hacia el autoritarismo. Esto puede pasar tanto en países llamados «avanzados» (Estados Unidos con Trump) como en países subdesarrollados (Venezuela con Chávez y Maduro).

La desigualdad también significa más problemas sociales, desde las bandas callejeras violentas hasta cárteles, y dramáticos aumentos en la desconfianza social.

Debemos movernos urgentemente para construir una sociedad más igualitaria. ¿Qué podemos hacer?

Cada analista, comentarista y tertuliano tiene sus recomendaciones, desde liberalización y desregulación de los mercados, hasta su socialización en una medida u otra. Algunas de las medidas que yo creo más útiles son:
Primera. La reforma agraria. Este ha sido uno de los métodos más importantes para redistribuir recursos. Pero en muchos países, como en Latinoamérica y África, incluso cuando se ha intentado una reforma agraria, esta no ha logrado su objetivo de un sistema más igualitario. Yo iría más allá: soy favorable a un sistema de cooperativas, como el Grupo Cooperativo Mondragón en Gipuzkoa. Es verdad que en el Grupo Mondragón también hay descontentos y algunas empresas pertenecientes al Grupo van a dejarlo. Pero un sistema basado en cooperativas todavía es, a mi parecer, mucho más igualitario que cualquier otro.

Segunda. Un impuesto progresivo sobre el capital. Thomas Piketty, en su libro “El capital del siglo XXI”, ha abogado por este impuesto y yo creo que si se implementa, no solo en algunos países, sino a nivel mundial puede tener un efecto importante favoreciendo más igualdad en ingresos y riqueza.

Tercera. Redistribuir el poder en los mercados clave. En casi todos los mercados hay una división entre los actores más fuertes y los demás. De un lado están las corporaciones más grandes; de otro lado, empresas de mediano o pequeño tamaño, subcontratas, contratas a tiempo parcial, etc. Es necesario que el Estado intervenga para contribuir a una mejor distribución de los ingresos. Mejorar la distribución de ingresos debe ser una prioridad para los gobiernos. También limitar los salarios más altos. También reforzar los sindicatos, aunque aquí, en muchos países, los sindicatos también tienen que hacer más para llegar a una parte más grande de la población.

Cuarta. Crear más y mejores empleos; no dejar que los puestos de trabajo ocupados por obreros cambien a estar ocupados por robots.

Quinta. Implementar programas sociales que aseguren que los sectores más necesitados y desfavorecidos de la sociedad, tengan un nivel adecuado de vida, que no tengan que trabajar 12-14 horas diarias solo para sobrevivir y llegar a fin de mes.

Sexta. Partidos políticos progresistas. Yo, personalmente, prefiero no hacer una llamada aquí a favor de un partido o grupo específico. Sí que soy votante de un partido en particular, pero lo importante es que soy votante de un partido progresista (y no es ni el PSOE ni el PSE-EE). Lo importante es que tengamos partidos que sean favorables a la socialdemocracia. Son los que mejor trabajan hacia un sistema más igualitario.

Séptima. La movilización social. No es suficiente votar una vez cada cuatro años y quedarnos en casa el resto del tiempo. Cuando nuestros gobiernos toman medidas contra nuestros intereses, tenemos que estar atentos, protestar, manifestarnos, estar en las calles, estar activos. Solo así haremos que los gobiernos cambien sus políticas, no quedándonos en casa.

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