José Martín Alustiza Madinabeitia

PP, la bronca por la bronca

Hora es de introducir estos cambios en la ley de partidos, en aras de que en un futuro, los políticos que elijamos sean un ejemplo de honestidad y laboriosidad

Mucho se está dando vueltas al supuesto error en la votación de la convalidación en el Congreso de los Diputados de la Ley de la Reforma Laboral por parte del diputado del PP.

En mi opinión, de error nada, un teatrillo montado por los camorristas del PP.

Los dirigentes del partido conservador, sí, son inútiles, corruptos y sinvergüenzas, pero no tan irresponsables como para permitir que se perdieran los fondos europeos para la recuperación económica. Querían que saliese adelante la votación, pero sin su colaboración y con la incertidumbre y cisca correspondiente, protagonizada por la golfada de los dos diputados de UPN y la actuación del diputado del PP, Alberto Casero. Todo ello, siguiendo el guion marcado, seguramente, por el marrullero mayor del reino, Teodoro García Egea, y quizás con la aportación del intrigante y maquiavélico Miguel Angel Rodríguez, el asesor y cerebro de Ayuso.

No es que sea solo tonto y matón, que lo es, como le llama a Teodoro García Egea el terrorista de las ondas (el batracio de Orihuela del Tremendal, que cada vez que se pone al micrófono suelta veneno por la boca), no. Es que sigue al píe de la letra los dictados que le marca el mas tonto del partido, su jefe, el inútil de los títulos falsificados, para seguir con la estrategia que mantienen desde la moción de censura que desbancó al ínclito Rajoy (sí, el búho que nos quisieron vender como loro) y las siguientes perdidas elecciones, esto es, provocar la bronca permanente con el fin de erosionar al partido que gobierna. No les da la cabeza para mejores ideas con las que ilusionar al electorado. Pobre España si por una fatalidad llegasen estos sujetos a la Moncloa. Qué dios os coja confesados.

Añadiendo en esta ocasión la gresca como ingrediente a la campaña de las elecciones en Castilla y León, con el afán de sacar réditos electorales. Es muy posible, según los sondeos de varios medios, que les salga el tiro por la culata. De lo que me alegraría enormemente.

Como peones sumisos a las instrucciones que les dieron desde Madrid, actuaron los diputados navarros Adanero y Sayas. Al fin y al cabo, UPN es la franquicia del PP en Navarra, por mucho que se empeñen en diferenciarse.

El supuesto conflicto planteado en el seno de partido navarrero (que no navarrista, ya he explicado anteriormente ambos conceptos), una tormenta en un vaso de agua. El Sr. Esparza es especialista en provocar estos falsos conflictos, cómo ya manifesté y se publicó el 27/12/2015, con motivo la puesta en escena de la pantomima rebelión a Yolanda Barcina.

Al final, todo quedará en nada. O lo que es lo mismo, se pasarán al PP, que como queda dicho son los mismos perros con distintos collares (y que me perdonen los perros, por compararlos con estos personajes).

Personajillos que aúpan al poder los poderes fácticos (en el caso de Navarra, la media docena de familias con pedigrí franquista) que obrando tras las bambalinas, mueven los hilos de la política de la Comunidad Foral aprovechándose de estos listillos (que no inteligentes), “txontxonkillos” (marionetas), que en su afán de medrar se prestan a cometer todo tipo de tropelías que les ordenen. Ejemplos los tenemos a montones: el jotero de Corella, el políglota de Mélida, el tramador de chanchullos en el Ayuntamiento del Valle de Egüés, a Fray Pasarelas, y la urdidora de acuerdos desleales a la sombra, la anunciadora de pasta dentrífica,  etc., etc.

A mi me llama poderosamente la atención, qué, cuando allá por el 2002 se promulgó la llamada Ley de Partidos (Ley Orgánica 6/2002, LOPP), se introdujeran normas, únicamente, para ilegalizar a las formaciones políticas que apoyaban a la organización terrorista ETA.

En el mismo viaje se podían haber enumerado una serie de actuaciones delictivas en las que podían incurrir los partidos políticos, por ejemplo, en lo relativo a la financiación ilegal, mediante la cual se ilegalizarían también a los partidos que incurriesen en estos vicios. ¡¡Claro, como iban hacerlo, si ya para entonces el Partido Popular estaba hasta cejas de de financiarse irregularmente!! En mi opinión, este partido corrompido hasta el tuétano, es ilegal y debería estar fuera del arco político.

Hora es de introducir estos cambios en la ley de partidos, en aras de que en un futuro, los políticos que elijamos sean un ejemplo de honestidad y laboriosidad, que no se acerquen a la política solo para enriquecerse, que sea para trabajar por y para los ciudadanos, perdón, los súbditos.

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