Eva Lecumberri, Alfredo Chourraut, Aitor Garralda, Fernando Carrasco, Jesús Sánchez-Ostiz y Luis Gutiérrez
Asociación por la Dignidad del Profesorado Asociado y Sustituto-Irakasle Elkartuen eta Ordezkoen Duintasunaren Aldeko Elkartea (Adpas-Ieode)

Profesorado asociado y sustituto de la UPNA: se consolida la precariedad estructural

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) y el Gobierno de Navarra firmaron el pasado 30 de abril el convenio de financiación plurianual para el periodo 2025-2028. Este acuerdo ha sido presentado como financiador de un avance en competitividad y de una mejora en la retribución de todo el personal docente laboral. Sin embargo, desde la Asociación por la Dignidad del Profesorado Asociado y Sustituto-Irakasle Elkartuen eta Ordezkoen Duintasunaren Aldeko Elkartea (Adpas-Ieode), se advierte que estas afirmaciones distorsionan una realidad que permanece anclada en la precariedad.

El 16 de abril se firmó el II. Convenio Colectivo del personal docente e investigador laboral de la UPNA. Fue suscrito por parte de los sindicatos representados en el Comité de Empresa (Apdic, CCOO, UGT y CSIF), mientras que ELA y LAB decidieron no firmarlo.

Lejos de dignificar las condiciones laborales del profesorado asociado y sustituto, el Convenio posterga en el tiempo las mejoras retributivas y mantiene las discriminaciones. Mientras que la propuesta inicial del Comité contemplaba un incremento del 50% del salario y el reconocimiento de tiempo de trabajo para la preparación de clases y corrección de exámenes, el acuerdo final propone un complemento económico que no llega al 10% y que además se aplicará de forma escalonada hasta 2028.

En términos concretos: un profesor o profesora asociado que imparte 4 horas de clase semanales recibe hoy un salario bruto anual de 7.144,90 euros. Con el nuevo Convenio Colectivo, esta cifra ascenderá a 7.822,95 euros, apenas 678,05 euros más en 2028. Esto representará un 20% de la retribución de un profesor o profesora permanente laboral, pese a que la carga docente puede ser equiparable.

Y es que el profesorado asociado y sustituto sostiene actualmente cerca del 60% de la docencia en la UPNA, siendo unas figuras esenciales en el funcionamiento cotidiano de la universidad. Sin embargo, su contribución sigue sin ser reconocida en términos de equidad, ni de compensación real por las tareas que efectivamente realiza: preparación de clases, diseño y corrección de exámenes, revisión de trabajos, reuniones e informes de calidad y coordinación, todo ello fuera del cómputo retributivo.

Esta situación vulnera el principio fundamental de cualquier sistema justo: «igual trabajo, igual salario». Si dos docentes imparten la misma carga lectiva, el hecho de que uno tenga un empleo fuera de la universidad y el otro no, no justifica una diferencia tan abismal en sus condiciones laborales.

A ello se suma la comparativa con otras universidades del entorno. Actualmente, un profesor asociado de 4 horas semanales percibe los siguientes salarios brutos anuales: 7.144,90 euros en la UPNA, 7.811,52 euros en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), 8.354,64 euros en la Universidad de La Rioja (UR) o 7.732,62 euros en la Universidad de Zaragoza (UZ). Por tanto, aun con las subidas proyectadas para 2028, la UPNA no alcanzará en muchos casos los niveles actuales de estas universidades. Y todo ello en un contexto económico regional marcado por el elevado coste de vida que reduce aún más el atractivo de las condiciones ofrecidas.

El convenio tampoco contempla el reconocimiento de igualdad en favor del profesorado asociado y sustituto proveniente del sector público, a los que se sigue sin reconocer el derecho a pagas extraordinarias, ni a la antigüedad. Esto supone que, de entrada, un profesor asociado o sustituto que es empleado público cobre un 14,28% menos que el que no. De hecho, esta discriminación salarial se ha consolidado, al establecer tablas salariales específicas sin estos conceptos retributivos para este colectivo, en lugar de crear un complemento retributivo que las paliara y que la Universidad podía haber contemplado en virtud de la LOSU. Tampoco se atiende la situación del profesorado de ciencias de la salud, cuya contratación sigue anclada en un convenio con el Departamento de Salud, perpetuando una temporalidad estructural sin garantías de mejora.

Más allá del colectivo asociado y sustituto, otras figuras clave como los profesores ayudantes doctores (AD) y el personal investigador en formación continúan encadenando contratos temporales, becas o condiciones inestables, sin perspectivas de carrera académica a medio plazo. Todas estas figuras componen el esqueleto silencioso sobre el que se sostiene gran parte de la universidad pública.

Desde Adpas-Ieode se demanda con urgencia un plan estratégico integral para la UPNA, dotado de financiación suficiente y un compromiso político firme, que supere la lógica del parcheo salarial y apueste por una universidad sostenible, innovadora y con verdadera capacidad de atraer y retener talento. Ese plan debe contemplar la dignificación profesional y laboral de quienes, hoy por hoy, son responsables de más de la mitad de la docencia.


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