Elena Cárdenas Fernández de Pinedo y José Manuel Martínez Fernández
Plataforma por la Escuela Pública Vasca de Gasteiz

¿Qué escuelas se van a cerrar en los próximos años?

¿Va a seguir concertando y subvencionando proyectos educativos que discriminan a niños y niñas en función de sus recursos económicos? ¿Qué planificación ha hecho, qué líneas se van a cerrar?

Las escuelas de la CAV perderán más de 30.000 alumnos y alumnas menores de 16 años (edad en la que acaba la etapa escolar obligatoria) en la próxima década. Las previsiones apuntan a que la población de 0 a 2 años tocará fondo en 2028 y a partir de ahí crecerá muy levemente.

A pesar de que la pérdida de alumnado de los ciclos iniciales se registra desde hace más de un lustro, los próximos años serán cruciales para definir el eje vertebrador del sistema educativo vasco. ¿Qué va a hacer el Gobierno Vasco ante esta realidad? ¿Apostará por la escuela pública o dará preferencia a la red concertada?

En Euskadi el 51% de las escuelas son públicas. En el ranking de las tasas de concertación educativa, compartimos con Bélgica los índices más altos de Europa mientras que el resto de países apuesta firmemente por la escuela pública (Reino Unido 82%, Francia 85%, Portugal 88%, Alemania y Polonia 95%, y Finlandia e Irlanda prácticamente el 100%).

Vemos que en demasiadas ocasiones la educación concertada se está convirtiendo en un refugio elitista amparándose en la libertad de elección de centro y, en otras, en un negocio. Grandes empresas están invirtiendo en la pujante industria educativa, gabinetes de comunicación despliegan campañas publicitarias, hay anuncios de colegios en transportes públicos, en la calle, medios de comunicación, redes sociales… Toda inversión económica en publicidad vale (con dinero público, por cierto) con tal de conseguir mantener los números. La admisión del alumnado debería ser universal, la enseñanza totalmente gratuita y las actividades (tanto docentes como extraescolares y de servicios) sin carácter lucrativo, pero sabemos que esto no se cumple.

El pasado y desgraciadamente el presente también delatan por dónde pueden ir los tiros. En Araba: Eulogio Gómez, Lope de Torre, Reyes Católicos y Ruiz de Garibay en Zaramaga; Pío Baroja en El Pilar; Ignacio Aldecoa y Valle Inclán en Arana; Canciller Ayala, José Mardones y La Florida en la zona centro; Marcelino Losa en el sur. Son los colegios públicos cerrados en Vitoria desde hace unas décadas.

El listado continúa: Juan Ramón Jiménez en Ali; Antonio Albandoz en Gamarra; Juan XXIII y Gregorio Marañón en Llodio además de la fusión de Menéndez Pidal y Ortega Gasset en una sola escuela (Lateorro); Matías Landaburu en Amurrio; las escuelas de Espejo y de Bernedo.

Seis escuelas públicas desaparecidas en la provincia y trece en Gasteiz. Por el contrario, no ha habido ningún cierre de escuelas concertadas y sí creación de algunas nuevas (Geroa eskola en Trokoniz, Nclic en Gasteiz, Argantzun ikastola en Manzanos o transformaciones: Ursulinas-Urkide y Lautada ikastola).

Si nos centramos en la etapa 0-3 años, subvencionada este año con 26,5 millones de euros para la enseñanza concertada, podemos comprobar que muchas de estas aulas se han abierto existiendo en un entorno cercano oferta pública suficiente. ¿Es esta la línea que se va a perpetuar en el tiempo?

Creemos que se debe dar la vuelta a la situación. Ahora es el momento. Exigimos al Gobierno Vasco una apuesta clara por la enseñanza pública, la red que debe ser el eje vertebrador del sistema educativo porque es la única capaz de ofertar un servicio público universal, cohesionador y gratuito. ¿Va a apostar, ante la previsible caída de natalidad, por preservar la actual composición de los colegios concertados y por cerrar centros públicos? ¿Va a seguir concertando y subvencionando proyectos educativos que discriminan a niños y niñas en función de sus recursos económicos? ¿Qué planificación ha hecho, qué líneas se van a cerrar? ¿Defenderá a la red pública, la de toda la sociedad, o favorecerá a la red de aquellos que pueden permitirse pagarla?

Pedimos también valentía, compromiso, determinación y apuesta por la educación pública a todos los grupos políticos. Es una cuestión de justicia y de cohesión social; es una inversión conjunta en relación a la futura sociedad justa, equitativa, cohesionada e inclusiva por la que toda fuerza política debería trabajar.

Porque la educación pública es la de todos y todas; porque cumple su compromiso con la sociedad acogiendo y enriqueciendo sus aulas sin distinguir clases sociales, etnias, religiones; porque innova (aunque sus innovaciones no se vendan en los medios de comunicación); porque es la red que más euskalduniza; porque es inclusiva y laica; porque se propone ofrecer iguales oportunidades de aprendizaje independientemente de la posición social de los alumnos y alumnas; porque es rica en diversidad y porque no mercantiliza a sus «clientes».

Los próximos años nos dirán qué aulas y qué centros va a cerrar el Departamento de Educación y hacia dónde se encaminan sus prioridades.

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