Marcelle Mardon
Arquitecta zimbabuense

¿Quién es la mujer africana?

Es la mujer africana ordinaria y a menudo pobre que se empodera y ayuda a otras a hacer lo mismo, a pesar de las dificultades.

Artículo escrito por Marcelle Mardon, arquitecta zimbabuense afincada en el País Vasco, para el Grupo Pro África en conmemoración al día de África.

Oímos muchas veces que el futuro de África está en manos de las mujeres, las vemos representadas trabajando en el campo, construyendo casas, vendiendo verduras en los mercados,…y casi siempre con un bebé a sus espaldas y otro a sus pies. Esta es una historia que nos resulta familiar, pero se cuenta sobre todo como una historia triste, que a menudo presenta a una persona sin nombre, una y otra vez, en un escenario diferente pero siempre con la misma intención: la necesidad de ser salvada de la pobreza. Si bien estas imágenes son reflejo real de su vida, no son su vida. Seguramente hay algo más en la narración. ¿Quién es esta mujer realmente? ¿De dónde saca su fuerza, qué la impulsa? ¿Tiene una comunidad? Detrás de los rostros de tantas mujeres hay una narración mucho más significativa y completa. Por ello podemos decir que ante estas narrativas, que responden a un estereotipo occidental, tenemos lo que la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie llama «El peligro de la historia única».

La historia de cada mujer africana requiere también una mirada al contexto en el que se desenvuelve: muchas imágenes nos muestran a mujeres en el ámbito rural, al mismo tiempo que nos llegan datos del dinámico crecimiento de las ciudades africanas, que actualmente albergan a 472 millones de persona y que, según ONU-Hábitat, serán el doble en 25 años. Si nos enfocamos en el ámbito urbano, vemos una imagen positiva de la mujer africana, que forma parte de la narrativa de Africa Rising: la mujer de negocios, política y líder, representada en el parlamento 50/50 de Rwanda, e incluso llegando a niveles internacionales, como Phumzile Mlambo-Ngcuka que actualmente dirige ONU-Mujeres. Podemos decir aliviadas «¡por fin, una mujer africana!». También nos encantan las historias de mujeres activistas que pasan de ser una pobre chica rural a recibir un Premio Nobel de la Paz, como Wanghari Mathaai, impronunciable para algunos, reconocible para muchos. Estamos agradecidas por estas increíbles mujeres, ejemplos brillantes y modelos importantes para la nueva generación de mujeres jóvenes en todo el continente africano.

Pero hay una situación mucho más cercana a la realidad para la mayoría de las mujeres del continente: la de las mujeres que viven en los slums, periciudades, donde mujeres africanas igualmente importantes se forjan una existencia batallando a diario. Esas mujeres representan el 70% de las mujeres que viven en los entornos urbanos, en esos slums y barriadas que se entrelazan y rodean todas las grandes ciudades del África subsahariana. La vida es dura para un gran porcentaje de las mujeres que viven allí, muchas son solteras, viudas o han dejado atrás malas situaciones familiares en los hogares rurales, y muchas son cabezas de familia. El trabajo se encuentra principalmente en los mercados donde venden verduras o lavan ropa, lo que significa que los niños y niñas se quedan en casa con sus hermanos y hermanas mayores, o en condiciones lejos de lo ideal. Una vez más, sería fácil aceptar esta interpretación superficial, pero al examinarla más de cerca aparece una visión sorprendente e inesperada, que capta el papel que muchas mujeres han comenzado a desempeñar mediante la creación de la comunidad. El proceso de creación y consolidación de la comunidad es un poderoso instrumento que facilita que grupos de mujeres se movilicen para crear redes y cooperativas, que apoyan a otras con la microfinanciación para iniciar negocios, e incluso para cambiar sus barrios en beneficio de toda la comunidad. El poder de Ubuntu, ¡soy porque somos!

Un ejemplo de ello es la ZIHOPFE en Zimbawe, una federación ubicada en los slums, dirigida por mujeres, que ahora se extiende a nivel nacional y que, gracias al apoyo técnico de una ONG local, Dialogue on Shelter, ha reunido a representantes de los gobiernos locales y las comunidades de base en una misma mesa para abordar las cuestiones relativas a los planes de mejora de los barrios y, lo que es más importante, las cuestiones relacionadas específicamente con el género. Ellas son las que se movilizan, lideran y nunca se rinden. Otro ejemplo, un grupo de mujeres, Wise Women, que vive en el conocido slum de Kibera, Nairobi, decidió cambiar su situación en materia de agua y, actuando como agentes y líderes de sus comunidades, han logrado asegurar un mejor abastecimiento. Una mirada más profunda nos mostraría incluso a las mujeres africanas más pobres de los slum en un papel de innovadoras y empresarias. La tecnología, gracias al teléfono móvil y al acceso a diversas aplicaciones, ha revolucionado la vida de muchas mujeres de los barrios marginales, que ahora pueden llevar a cabo negocios, acceder a la financiación e incluso mantenerse seguras cuando se desplazan por la noche.

Lo más importante es que detrás de ello hay una mujer con un fuerte sentido de la esperanza, el orgullo y la dignidad, e incluso una nueva conciencia del lugar que ocupa en un mundo globalizado e interconectado, y ésta es la nueva mujer africana que hace frente a su propia situación de pobreza.

Hemos descrito ejemplos de los que a menudo no oímos ni leemos. Es la mujer africana ordinaria y a menudo pobre que se empodera y ayuda a otras a hacer lo mismo, a pesar de las dificultades. Estas son las mujeres cuyas historias son replicables y con las que la una mayoría de las mujeres africanas se puede identificar. A su vez, son las mujeres que actúan como agentes sociales, la columna vertebral de sus propias comunidades, y con las capacidades para apoyar el desarrollo en sus vecindarios y ciudades ¡Ellas son también ejemplo de la gran mujer africana!

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