Neniques Roldán, Íñigo Pérez, Eva Calleja y Javier Echeverría
Miembros del Consejo Ciudadano de Podemos-Ahal Dugu Nafarroa y militante de Podemos-Ahal Dugu Nafarroa

¿Seguro que Podemos Navarra debe entrar en el Gobierno Foral?

Tenemos un enorme reto que no podemos obviar, tampoco lo podemos hacer solas, y tareas como gestionar un gobierno en la situación en que nos encontramos creemos que supondrían un enorme error porque equivocarían enfoques, prioridades y esfuerzos.

Recientemente el Consejo de Coordinación de Podemos Navarra (formado por 7 personas), ha calificado de «imprescindible» la entrada del partido, nuestro partido, en el nuevo Gobierno que se está formando.

Para algunas está claro que Podemos Navarra debe formar parte de la propuesta de Gobierno planteada por el PSN en nuestra Comunidad Foral. Para otras, muchas a decir de las distintas mesas y foros, celebrados en distintos puntos de la geografía navarra, Podemos Nafarroa no se debe permitir el lujo de entrar en un Gobierno foral con un 90% de peso de partidos de corte neoliberal, o si quieren social-liberal.

Quienes firmamos este artículo, creemos que no nos lo podemos permitir por una larga lista de razones, pero la más contundente, la que mayor peso tiene, es que el ejecutivo que se forme no nos va a representar en aspectos que son claves para nosotras. No va a tener como eje vertebrador de sus políticas la transición hacia un nuevo modelo energético y productivo, sino que se va a basar en la S3, cuya filosofía es claramente neoliberal. Cabría añadir otras propuestas políticas relacionadas con la fiscalidad, el déficit o la distribución del gasto presupuestario que, como se puede deducir de lo dicho, nosotras pondríamos un peso fundamental en la financiación de la transición citada.

«Entonces –habrá quien piense–, que vuelva la derecha». Los maximalismos no son argumentos serios ni buenos consejeros en un debate político sano. Es cierto que una de nuestras máximas utilizada como eslogan era «que no vuelvan», pero también otra de nuestras máximas era «pero no te conformes». Y justo eso, conformarse, es lo que supondría aceptar entrar en un Gobierno con el que no compartimos aspectos tan fundamentales.

Pero hemos dicho que los maximalismos no son argumentos serios, y es verdad. Por eso les invitamos a reflexionar sobre los objetivos con los que nació Podemos, los objetivos que nos hemos marcado en Navarra, y los objetivos que hemos querido plasmar en nuestro programa electoral. Nos presentamos con un programa que tenía como prioridad un horizonte verde y nueva economía, y un horizonte morado unido a la economía de los cuidados, todo ello íntimamente relacionado con la protección de la democracia, los derechos y las garantías de la ciudadanía. Sinceramente el Acuerdo Programático lleno de deseos y palabras bonitas, ni siquiera supone un pequeño avance o continuidad del Acuerdo Programático de 2015 que puso unos incipientes cimientos hacia ese objetivo.

Y ahora es cuando nos dicen, «¡pero si de las 245 medidas del Acuerdo Programático, 131 son a propuesta de Podemos!». Es posible que desde Geroa Bai y el PSN se quiera permitir esta licencia literaria-comunicativa a la portavocía de Podemos Navarra, pero bien sabemos que del dicho al hecho hay un gran trecho; y no sólo lo sabemos nosotras, lo saben y muy bien quienes ya han dirigido gobiernos, quienes lo hacen al alimón en Euskadi, y quienes saben que es la ejecución de las políticas, y el presupuesto que acompaña a estas, lo que realmente determinará si se están cumpliendo nuestras 131 medidas, o las restantes 114.

«Bueno, ¡pues qué mejor que estar en el Gobierno para poder ejecutar esas políticas!», seguirán argumentando. Pero, claro, en un Gobierno con un 90% del peso en unos partidos que tienen una política económica y ecológica coincidente, nuestro peso político para disputar el viraje del barco hacia el objetivo que se marcó Podemos cuando decidió representar a la ciudadanía en las instituciones seguirá siendo del 10%. Absolutamente insuficiente como para priorizar el esfuerzo que requerirá estar dentro del Gobierno e intentar lograr nuestras propuestas.

Mientras, en Europa, en el mundo, las voces de alarma sobre el colapso del sistema son claros. Numerosos expertos apuntan a unos mínimos criterios claros de actuación para lograr los objetivos de sostenibilidad, que chocan con la línea económica-ecológica que se recoge en este Acuerdo Programático. Un acuerdo en el que se propone encaminar los máximos esfuerzos en conseguir el máximo crecimiento económico, en lograr la máxima competitividad (neoliberal global) y las máximas exportaciones, en conseguir la máxima excelencia económica y tecnológica solo enfocada a la consecución de beneficios empresariales, etcétera. Nosotras queremos ser campeones en sostenibibilidad, en equidad, en justicia social, en democracia…, no en competir con las principales potencias neoliberales para superarlas.

No negamos el apoyo a la investidura de María Chivite, pero pedimos coherencia con nuestro programa, tal y como acabamos de explicar, y además pedimos no dejarnos llevar por los cantos de sirena de entrar a formar parte del gobierno. La exigua representación a la que nos ha avocado el electorado, fruto de múltiples causalidades, muchas de ellas con inicio y fin en el actual Consejo de Coordinación, nos situa en un momento en que tenemos que priorizar reflexionar, analizar causas, ver soluciones y, a partir de ahí, definir objetivos, estrategias, planes, compañeras de viaje... Y también trabajo institucional, claro, pero no con responsabilidades de gobierno.

Tenemos un enorme reto que no podemos obviar, tampoco lo podemos hacer solas, y tareas como gestionar un gobierno en la situación en que nos encontramos creemos que supondrían un enorme error porque equivocarían enfoques, prioridades y esfuerzos. Tenemos poco tiempo y mucho que trabajar, junto con otras gentes, para construir una herramienta sociopolítica suficientemente potente como para afrontar los enormes retos ecológicos, económicos (con especial relevancia cuidados), políticos y culturales que tiene la sociedad ante sí. Es la hora de establecer prioridades.

Y no valen comparaciones engañosas con otras situaciones o contextos diferentes para justificar posiciones no correctas (sí, hablamos de la entrada al Gobierno central, las comparaciones son odiosas).

Nuestro voto será no a entrar al Gobierno, sí a un acuerdo programático social que legitime nuestro apoyo a la investidura de María Chivite como presidenta del Gobierno, pero que no valide el conjunto de las actuaciones (algunas de ellas aquí citadas) de un Gobierno con el que vamos a discrepar en cuestiones tan importantes.

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