Antton Elorza

Significado de las palabras

O podríamos llamarlo interpretación de las palabras, ya que, según quien lo utilice, le puede dar una intencionalidad u otra a la misma palabra. Y a eso de la interpretación son muy dados los políticos y los medios de comunicación.

Tenemos un ejemplo muy claro en una polémica que ha surgido a partir de una entrevista realizada en una cadena española a Pello Otxandiano, candidato a lehendakari por EH Bildu. El entrevistador le pregunta si ETA fue un grupo terrorista y Pello le responde que ETA fue un grupo armado y pone en cuestión la definición de terrorismo. Los medios de comunicación y los partidos españoles, entre ellos el PNV, se han rasgado las vestiduras y le han tachado de cobarde y poco respetuoso con las víctimas y la democracia española. Seguramente esperaban una respuesta más contundente y condenatoria hacia la organización y eso es lo que buscaba el entrevistador. Si le hubiese respondido afirmativamente, la siguiente pregunta hubiese sido si condenaba la actuación de ETA. Es lo que llevan haciendo desde hace mucho tiempo con la izquierda abertzale, y como no obtienen la respuesta que desean, les catalogan como violentos y faltos de ética, descalificándolos para ejercer cargos de gestión y representación de la ciudadanía.

No es solamente el señor Otxandiano, hay mucha más gente que piensa que hay un conflicto político irresuelto en Euskadi y que en su momento ETA surgió como respuesta a la represión que se ejercía desde el estado como parte de ese conflicto. Por eso su negativa a definirlo como grupo terrorista y en consecuencia a condenar su actuación. Una actuación que produjo mucho dolor, miedo y muerte.

Había y hay quien se cuestiona la existencia de un conflicto político. Entonces, ¿cómo se denominaría el hecho de que, entre otras cosas, haya una buena parte de la ciudadanía que reivindica su derecho a decidir su pertenencia o no al Estado español y se le responda con palos y detenciones, aplicándoles torturas e incluso llegando a matarlos, sin olvidar de que además se vivía en una dictadura que limitaba otras muchas libertades?

Se podrá decir que la dictadura ya pasó y que llevamos años viviendo en la democracia. Es verdad que llevamos años votando para elegir a nuestros representantes políticos, pero volviendo al tema del conflicto político, y situándonos en el día de hoy, ¿se puede ejercer el voto para decidir si se quiere continuar siendo parte del estado? Está claro que no, y si no, que se lo pregunten a los catalanes que han tenido que pasar por la cárcel por el hecho de permitir votar a sus ciudadanos. Justificarán la negativa basándose en que sus leyes no lo permiten. Pero, la misma pregunta de los promotores de la votación, ¿no implicaba si se quería continuar viviendo con esas leyes o con las propias de Cataluña?

En ese contexto de represión, violencia y falta de democracia continuó durante demasiados años la actuación de ETA. ¿Se podía haber evitado? ¿O al menos reducido su período de actuación? Evitarlo, no habría sido muy sencillo, dada la situación y el clima político. ¿Y reducirlo? Sí fue posible, pero el afán de protagonismo de algunos partidos y la cerrazón de otros evitaron que avanzasen algunas propuestas que se planteaban con el objetivo de poner en vías de solucionar el conflicto político, lo cual hubiese ampliado las posibilidades de que ETA abandonase las armas.

Pero, ¿mereció la pena?, pregunta el PNV a la izquierda abertzale. ¿Les están preguntando por los palos que repartía la policía en las manifestaciones, o por las torturas con muertes incluidas en las detenciones, o por la marginación de la izquierda abertzale que acordaron con los partidos estatales responsables de dicha represión y de que negasen a la ciudadanía vasca el derecho a decidir su futuro? ¿O les preguntaban solamente por la falta de condena a ETA? ¿Qué pasa? ¿Qué había una violencia mala y otra buena? ¿Y cómo calificaría la que ejerció su policía en la represión de las manifestaciones, en las detenciones y en las torturas que según algunas personas han practicado?

En este contexto, no podemos olvidarnos de las víctimas, de todas, las directas y de sus familiares, amigos y compañeros. Las que han sufrido la violencia estatal y la de ETA. Todas han sufrido y siguen sufriendo sus consecuencias, que serán difíciles de superar. Nadie devolverá a los familiares perdidos ni los años de sufrimiento. La izquierda abertzale sí ha lamentado el dolor de las víctimas afirmando que nunca debió de haberse producido. ¿Lo han hecho otros?

¿En resumen, a cuenta de qué viene todo esto? En parte, viene a cuenta de que una porción importante de la ciudadanía de este país, y no solo ETA, lleva muchos años reivindicando soberanía para su territorio y otros se lo están negando. Hay quien pide la independencia, que no es tal, sino que es NO dependencia de Madrid o París, y hay quien pide más autogobierno, que depende de lo que le concedan de Madrid o París. Si esa reivindicación hubiese sido sometida a una consulta democrática, se habría evitado el conflicto y mucho sufrimiento. Pero en vez de eso, cada parte utilizó la violencia, unos para imponer el estado actual y los otros para presionar hacia el cambio.

Los conflictos se deberían resolver mediante la palabra y el voto, dialogando y negociando, y no mediante la violencia. Hay quienes pensamos que deberían desaparecer las armas reconvirtiendo las fábricas para algo constructivo, otros que piensan que su uso es un mal necesario y otros pocos que les supone un negocio suculento. Así está el mundo.

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