Andoni Romeo y Blas Simón
Gerrarik ez

Tres años de la invasión de Ucrania

Después de tres años de la invasión de Ucrania por Rusia, el panorama mundial ha degenerado en un mundo más violento, donde el lenguaje del recurso a la guerra parece imponerse como la única salida a los conflictos.

La OTAN que, junto con su socio principal los EEUU, ha sido la principal promotora de guerras tras la II Guerra Mundial, se ha convertido en una organización central en las relaciones internacionales y sus recomendaciones son convertidas en programas de actuación obligatorios por los políticos en el poder. A pesar de que, en los últimos años, se hayan multiplicado las aportaciones a los presupuestos militares, siguen pidiendo más hasta llegar al 5% de PIB, detrayéndolo sin problemas de los gastos de cohesión social (Mark Rutte, secretario general de la OTAN dixit).

Todo esto con unos razonamientos esquizofrénicos, continuando la expansión hacia el Este con riesgo de entrar en conflicto con Rusia, China y otros países, mientras se argumenta que estos mismos pueden invadirnos en el futuro. Han convertido las armas en el punto central de la geopolítica internacional, alimentando un discurso para infundir el miedo a la población y que lo aceptemos mansamente.

La sumisión de la Unión Europea a estos dictados ha supuesto una agresión a las libertades y al derecho a la información de los europeos, junto con las presiones sobre los estados, sobre sus elecciones y los grupos políticos y sociales que no comulgan al 100% con el pensamiento único.

Los medios de comunicación mayoritarios públicos y privados, han colaborado en el lavado de cara, no hay matices, el lenguaje se ha adaptado; los civiles israelitas o ucranianos son asesinados o rehenes, los palestinos solo son terroristas, muertos o presos, depende donde bien es un conflicto o una guerra, bien es el ejército o una milicia o facción y así todo.

Se habla de la ayuda militar, de tipos de aviones, misiles o drones, de las mejoras tecnológicas, olvidando que son elementos para matar. Detrás de cada disparo hay destrucción y unos posibles muertos civiles o militares. Nos ocultan cuántos muertos, heridos, inválidos o con facultades intelectuales alteradas, ha habido entre los militares y civiles ucranianos o rusos. No vemos imágenes de muertos en el frente y todo ello nos hace pensar que es algo lejano y que no nos tocaría en caso de extenderse, como si fuera un videojuego.

Para tocar un poco la realidad, os proponemos hacer un ejercicio, confeccionad una lista de las personas de vuestro entorno que tendrían que ir a la guerra en caso de que continúe la política actual.

Los ciudadanos de a pie no somos del todo inocentes, hemos ido perdiendo ocasiones de acabar con esas políticas. En 2024 hubo unas Elecciones Europeas, en las que se votó mayoritariamente al grupo belicista que ha ocupado la Comisión Europea. Es cierto que difícilmente se podían escuchar las posiciones antibelicistas y que propugnaran las negociaciones de Paz, opciones silenciadas en los medios de comunicación mayoritarios privados y públicos.

Lo mismo en las elecciones en España, los partidos mayoritarios PP y PSOE no tienen discrepancias en mantener el discurso belicista para Ucrania, una postura declarativa en Palestina y silencio ante los conflictos del resto del mundo.

Si miramos con detenimiento, detrás de los conflictos hay siempre procesos de descolonización mal resueltos, tratados postbélicos no respetados, interés por apropiarse de recursos de todo tipo y la falta de respeto al principio de autodeterminación, donde los pueblos deben ser soberanos para elegir libremente su destino y gestionar sus recursos

Y como a las armas siguen las guerras, hay unos 50 conflictos armados activos en el planeta que en este clima belicista han incrementado su violencia, en algunos casos como los que presenciamos cada día, hasta llegar a niveles de genocidio que parecían olvidados.

Ucrania: un conflicto que desde el 2014 era una guerra civil larvada y se convierte con la invasión de Rusia, en una guerra sangrienta donde en realidad se enfrentan Rusia y la OTAN y los muertos los ponen los ucranianos y rusos.

Palestina: que lleva más de 70 años, generando muerte y destrucción, se ha convertido en un genocidio, que pretende acabar con la limpieza étnica y la ocupación total de su territorio.

Congo: sobre todo en el Noreste, pasa por una de sus más violentas fases de muerte y desplazamientos, con la implicación de Ruanda.

El Oriente Medio y toda el área se ha convertido en un polvorín de guerra. Muerte, destrucción y desplazamientos masivos de población en países como Palestina, Siria y Líbano, con un objetivo único, el mejor acceso a los recursos energéticos por el bloque occidental. Sin olvidarnos de Yemen, Kurdistán, Sudan del Sur, Myanmar, Sáhara Occidental, el Sahel y un largo etcétera.

Todo este panorama parece quedarnos lejos, pero tenemos que ser conscientes que todos estamos implicados directamente, pues como siempre decimos «sin armas no hay guerras» y España es el 7º exportador mundial de armas, una parte importante de los instrumentos letales salen de aquí, de nuestras empresas, de nuestras manos. Es nuestra obligación denunciar esas empresas que se enriquecen con este comercio macabro y también las entidades financieras que las patrocinan como son los bancos, en este caso el Santander, que al igual que el BBVA son sus mayores financieros.

Denunciamos la política de la Unión Europea, del Banco Europeo de Inversión, del Estado español y de Navarra que, con una postura indecente, ven el mantenimiento de las guerras como una oportunidad, fomentando que tanto grandes empresas como Pymes se incorporen a la producción militar. Actualmente hay en Navarra más de 30 empresas que producen para la guerra

Si una parte considerable de ese macabro negocio de la guerra empieza aquí, es nuestra obligación denunciar y luchar para que pare la producción de armas y potenciar vías de negociación que no lleven a la muerte y a la destrucción de la población.

Después de 3 años en guerra en Ucrania el balance es desolador, una pérdida demográfica que tardará decenas de años en recuperarse, más de 6 millones de refugiados por toda Europa, miles de personas muertas y miles lisiadas, ciudades convertidas en escombros, muchos miles de millones de euros malgastados y seguimos empeñados en no buscar soluciones de paz, alimentando el gran negocio de las armas.

Y cuando acabe la guerra, comenzarán los grandes negocios de la reconstrucción y la extracción de recursos...

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