¿Un canario en EH Bildu?
Estimado lector; estimada lectora. Es comprensible que usted en estos momentos se encuentre en estado de shock ante el titular de un canario que apuesta por el futuro de EH Bildu. Muy probablemente, no será usted la única persona que quede perpleja ante semejante titular; incluso para algunos resultará un disparate. No obstante, seré claro y directo desde mi posición como teórico crítico y contrahegemónico; y como un pensador íntegro y coherente que se desmarca política e ideológicamente del corpus teórico de nacionalismo españolista. Sobre todo, porque no me representa en absoluto y además me resulta un nacionalismo rancio y burgués heredado del franquismo al igual que las instituciones y la monarquía española.
Como comprenderán, en cualquier parte del Estado Español ya me tacharían de una miríada de calificativos sinsentido, entre los cuales, podríamos destacar los neologismos más comunes acuñados y empleados por la derecha recalcitrante española: filoetarra, bilduetarra, batasuno... y así podríamos seguir con esta letanía de adjetivos descalificativos para aburrir a cualquiera. Ya sólo falta que me obliguen a pedir perdón públicamente como canon impuesto por la política española a modo de liturgia; con esto del perdón a veces me planteo si esto también implica que tenga que confesarme y que un cura me absuelva de mis pecados. En tal caso, aun siendo ateo escogería sin duda al que fuera obispo de Canarias, D. Ramón Echarren Ystúriz (nacido en Vitoria, 1929) por erudito, por su calidez y calidad humana y, sobre todo, por su gran sentido del humor en el ámbito privado. Un obispo vasco sepultado en la Catedral de Santa Ana en Las Palmas de Gran Canaria, junto a su predecesor también vasco el obispo Antonio Pildain y Zapiain (nacido en Guipúzcoa, 1890), el único obispo que tuvo el valor y el coraje de cerrarle las puertas de la catedral y negarle la entrada al general Francisco Franco en una visita oficial. Tan sólo por ese gesto de valentía y rebeldía se merece un monumento tanto en Las Palmas de Gran Canaria como en Lezo (Guipúzcoa).
Más allá de todo este sinsentido, sigo siendo canario, pero por encima de todo, me considero ciudadano del mundo e internacionalista hasta la médula. Soy consciente del estigma social que me podría acarrear de hacerle un guiño a EH Bildu y más aún sin ser vasco. Pero pongamos las cartas sobre la mesa: simpatizar, simpatizo con la izquierda abertzale y conozco con profundidad su larga trayectoria histórica y política. Pero hablamos de política. No es mi intención hablar del pasado ni de relatos ni de vencedores ni vencidos. Eso es más bien propio de la derecha española que a estas alturas aún pretenden sacar rédito político a costa del fantasma de ETA e instrumentalizando miserablemente a las víctimas para ganarse algún que otro escaño. Vengo a hablar de política en Euskal Herria en presente y futuro.
De cara a las próximas elecciones generales el 23 de julio de 2023, considero importante hablar de la interseccionalidad de la defensa de los intereses vascos con representación de EH Bildu desde la política española en el Congreso de los Diputados. A modo de perspectiva comparativa, me resulta curioso el caso del Sinn Féin en Irlanda del Norte, quiénes también se presentan a las generales, lo que ellos simbólicamente no ocupan sus escaños a modo de protesta en la Cámara de los Comunes en el Parlamento Británico (eso sí, no son tontos y cobran sus sueldos como miembros del Parlamento). Personalmente, me parece mucho más pragmático la estrategia de EH Bildu de concurrir a las generales y desde el Congreso de los Diputados reivindicar los intereses de la sociedad vasca, a la vez que someten a control democrático a los dirigentes de la política española.
Como por ejemplo ver al Diputado de EH Bildu, Oskar Matute, interrogando al expresidente Aznar en la comisión sobre la financiación ilegal del Partido Popular; al igual que ante la comparecencia de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid en la comisión de investigación; o incluso la negación de Francisco Granados a contestar a las preguntas del diputado de EH Bildu en la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP; y en la misma línea cómo Ignacio López Hierro se niega a responder a Oskar Matute ante la comisión Kitchen minutos después de que el juez le citase a declarar como imputado junto a Cospedal por el espionaje a Bárcenas. Es absolutamente maravilloso y digno de admiración por parte de EH Bildu. Permítanme decir que esto es absolutamente extraordinario y si aún no lo habéis visto, os aseguro que no tiene desperdicio alguno. Ironías de la vida: EH Bildu interrogando en comisiones de investigación por financiación irregular a los mismísimos que aprobaron Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos. ¿Justicia poética tal vez?
EH Bildu en el Congreso de los Diputados aporta valor añadido a la pluralidad democrática y más aún desde su posición política contrahegemónica. Sin duda alguna, los diputados/as anteriores y actuales de EH Bildu tienen todo mi respeto y admiración por su valor y coraje frente a la acritud y el antagonismo político e ideológico al que se enfrentan desde la “derechita cobarde” del Partido Popular hasta sus adversarios más reaccionarios desde la extrema derecha de Vox quienes buscan ilegalizar a EH Bildu. Y digo yo: ¿Por qué no empezamos por ilegalizar a los fascistas de Vox?
Sin duda alguna, la representación parlamentaria de EH Bildu en el Congreso de los Diputados es fundamental como bloque contrahegemónico. Contribuye desde el flanco norte a aunar fuerzas con una Izquierda bien amplia, transversal y plural (descartando al PSOE obviamente) y sirve como punta de lanza contra la derecha reaccionaria. Más allá de eso, la presencia y gobernanza de EH Bildu en las instituciones “democráticas” son un buen indicador de democratización y, sobre todo, uno de los mayores logros de la izquierda abertzale en toda Euskal Herria: la pacificación y la normalización por la que tantos se han dejado la piel. La creación de Euskal Herria Bildu (EH Bildu) acordada por Eusko Alkartasuna (EA), Aralar, Alternatiba y el sector de la izquierda abertzale afín a Sortu es, sin duda alguna, todo un ejemplo de perspicacia política. La estrategia política más pragmática que he visto hasta la fecha para recuperar el espacio político de la izquierda abertzale del entorno de Batasuna que fue desterrada y condenada al ostracismo político durante más de una década, lo que demuestra una vez más que en la unidad está la fuerza. Pero a su vez demuestra que podrán ilegalizar partidos, pero jamás podrán ilegalizar las ideas.
Y ustedes se preguntarán: ¿qué se le ha perdido a un canario en Euskal Herria Bildu y en el seno de la izquierda abertzale? Más de uno lo considerará como un fenómeno antinatural, pero siempre me ha fascinado la cultura política vasca de resistencia y la incesante lucha de sus movimientos sociales y sindicatos afines. Desde mi juventud (y sin ánimo de banalizar la cuestión) me resultaba reminiscente de aquella famosa introducción de Astérix el Galo: «Toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor». Valga la comparación, si me lo permiten. Como canario, expreso mi apoyo incondicional a EH Bildu a las próximas elecciones generales reivindicando sus políticas sociales, sus políticas de igualdad, sus políticas alternativas y de transformación social desde la izquierda abertzale y su tolerancia cero ante la corrupción. Y confío en que la sociedad vasca sea consciente que el próximo 23 de julio el futuro de Euskal Herria está en sus manos.
¿Por qué EH Bildu y no PNV? Pues básicamente porque EH Bildu es la única fuerza política capaz de generar una importante transformación social defendiendo los derechos y los intereses de la sociedad vasca en su conjunto desde su ideario político e ideológico desde el nacionalismo vasco de la izquierda abertzale en su amplio espectro sin renunciar a sus aspiraciones a construir un futuro hacia un Estado soberano, laico y republicano para Euskal Herria. Desde mi perspectiva, como fuerza política supera con creces al Partido Nacionalista Vasco (aunque este último he de reconocer que también tiene algún que otro político de alto calibre como Aitor Esteban con quien tuve el placer de conversar y entrevistar en mis años universitarios). El problema que le veo al PNV, además de no comulgar personalmente con su ideología de nacionalismo vasco conservador de centro derecha; desde mi punto de vista el Partido Nacionalista Vasco es un componente más del «establishment y su versatilidad política para pactar me resulta un tanto cuestionable, aunque acertó posicionándose en la Moción de Censura contra el expresidente Mariano Rajoy y desalojando al Partido Popular del Gobierno.
EH Bildu tiene muchísimo más potencial en lo político e ideológico, además cuenta con el liderazgo de Arnaldo Otegi (un líder sin parangón y con una larga trayectoria política). Sin duda alguna, Arnaldo Otegi es un auténtico gudari además de un político íntegro, coherente y estratégico dentro de la izquierda abertzale. Otegi tiene todo mi respeto y admiración y más aún teniendo en cuenta su dedicación en cuerpo y calma al movimiento de la izquierda abertzale y su sacrificio personal es incomparable. No obstante, he de reconocer que, ante mis ojos, el compromiso y la dedicación por parte de toda la militancia, de los cargos electos y los partidos que constituyen EH Bildu donde quiera que sea, representan hoy al nuevo gudari.