Ante todo, nos apresuramos a puntualizar  que los pueblos de Trespuentes y de Villodas,  estamos encantados que la «excelentísima» haya decidido invertir 740.000 euros de fondos europeos para realizar tres fases de un camino verde que conecte Gasteiz con Iruña de Oca.

Lo que por otra parte nos incomoda, es el proceder de los promotores de esta iniciativa, que, como de costumbre, suelen ningunear a los administradores locales que se enteraron del proyecto sólo cuando las máquinas ya estaban sobre el terreno.

Y no se trata sólo de reclamar nuestro derecho a conocer de antemano lo que se pretende hacer en nuestros territorios, lo que nos gustaría que se entendiera, es que nadie mejor que los vecinos de estas localidades, conocen las peculiaridades de estos trazados, sus necesidades, limitaciones y riesgos.

Por esta razón, si se nos hubiese interpelado, les habríamos probablemente aconsejado no actuar en determinados puntos, donde el Zadorra suele ser especialmente revoltoso, llevándose por delante todo lo que encuentra.

Seguramente les habríamos mencionado que hace aproximadamente 15 años, se ejecutó por parte de la Diputación, otro proyecto de ruta verde y que la falta de mantenimiento y de cuidados, neutralizaron las buenas intenciones y las inversiones realizadas en poco más de dos años.

Ahora bien, parece ser que esta vez no tendremos que preocuparnos por el mantenimiento de la vía verde ya que los excelentísimos lo han previsto absolutamente todo…

La solución propuesta es tan sorprendente como descarada: que las Juntas Administrativas donde discurre la vía verde se hagan cargo de la conservación de la misma, ¡Y que firmen un convenio de colaboración a tal fin!

¡La cara de gilipollas que se nos ha quedado al recibir copia del convenio es de manual!

Si piensan que unas administraciones con recursos paupérrimos, vayan a hacerse cargo del mantenimiento de un camino, predestinado a proporcionarle 3 años de reclame electoralista y prueba de su inmenso compromiso por el medio ambiente, ¡recapaciten! Porque están francamente equivocados.

A ver que opinarán los fiscalizadores de la comunidad europea, cuando se le comunique que una vez más, no se ha planificado un mantenimiento que justifique una inversión de este calibre o peor, pasarle el muerto a quien objetivamente ni debe, ni puede hacerse cargo de ello.