Ya vienen las máquinas para ejecutar el proyecto de acondicionamiento de la A-625 y los lo dice el constructor, el que va a ejecutar la obra. Es como si en un piso con inquilino que lo van a expropiar, viene el albañil que va a tirar todo el piso y ni el propietario del piso ni el que lo expropia no le informasen de nada. Y encima parece que tienes que se educado y dejarle pasar.

Este proyecto, que debería haberse llamado "El proyecto de fin de carrera del Gran Jefe de Carreteras de la DFA" se nos presentó a la Junta Administrativa de Saratxo hace veintitantos años es el que se va a ejecutar. A pesar de que digan que se ocupa menos terreno no han movido ni una coma, bueno perdón han reducido un 1% la ocupación total. Si esto es tener en cuenta la petición de minimización hecha en las Tierras Esparsas que lo digan bien alto los partidos que firmaron la moción.

Este proyecto tiene muchas consecuencias negativas para nuestro pueblo. Es el proyecto que ocupa muchísimas hectáreas de suelo fértil que quedaban y que están siendo actualmente en uso; es el que deja al restaurante del pueblo con una cuarta parte de aparcamiento es decir lo mata; el que va a hacer que los vecinos del barrio de arriba y de Lekamaña tengan que gastar más gasolina y tiempo para ir a Orduña; es el que hace que el Bizkaibus dirección Orduña no pase por el pueblo; el que atravesará el río Nervión hasta con cuatro puentes alterando así aún más su bosque de rivera; el que tiene que mover saneamientos, abastecimiento de luz, agua y servicios construidos hace muy poco. Por mencionar algunos de los daños materiales y naturales, ya que los daños sentimentales los llevamos las vecinas y vecinos bien dentro clavados y son más difíciles de describir.

En todos estos años se han hecho innumerables aportaciones y alegaciones para que sea una carretera adecuada a los tiempos y con menos gasto, pero no, al «Gran Jefe» nadie le cuestiona su proyecto ya que es el que lo firma como director del mismo. Ha habido un gran inmovilismo y el estilo imperante ha sido el «se hace lo que digo yo». Estamos seguros de que en otra provincia con otro ingeniero de distinto talante y educación este proyecto de estratosférica ocupación y gasto no se hubiera llevado a cabo así, sino que se le hubieran dado otras salidas. Se ve claramente cuando en la misma carretera pero en territorio vizcaíno se pueden hacer rotondas a nivel, y en Álava no, porque él lo dice.

Por cierto, todavía no hemos oído hablar bien de él, y sí hemos oído decir a varios constructores con la boca pequeña (normal porque tienen que seguir haciendo obras) que el Gran Jefe ha derrochado mucho dinero de los y las alavesas, en obras en las cuales se podía haber gastado mucho menos. Y este es otro ejemplo en la geografía alavesa. No importa, lo pagamos entre todos.

Y qué decir de los políticos que una legislatura tras otra han pasado por el Departamento, entraban diciendo que el proyecto era una locura y cuando salen el Gran Jefe los ha convencido que es la mejor solución para la comarca y para la seguridad.

El actual es uno de ellos. Se ha colmado de gloria, antes de entrar dijo que era una locura que había que modificar y ahora lo suscribes a pies juntillas. Y lo que es aún más grave si cabe, no cumples con los mandatos de las Juntas Generales, ni comunicas, ni te reúnes y trasladas el problema del aparcamiento del restaurante a los colindantes.

Sí señores el proyecto deja al restaurante sin aparcamiento por el inmovilismo del proyecto y el el Sr. Diputado invita a los colindantes a que vendan terreno para ampliar el mínimo aparcamiento que dejan. No Señor, convénzale de que cambie el proyecto y no a los más débiles. Le debería importar muy mucho que uno de los restaurantes de la zona que funciona no se vea obligado a cerrar. Un gran aparcamiento es vital para un restaurante alejado del núcleo urbano.

Por otra parte mi explotación ganadera necesita tierra para los pastos, ¿cómo voy a restituir lo que desaparece bajo el asfalto? ¡Os da igual!

Siempre hemos dicho que Saratxo y Orduña necesitan una buena carretera pero no a costa de destruir tanto. Me gustaría saber en estos años cuántas hectáreas de Álava han desparecido o cuánto se ha fraccionado el territorio alavés con la excusa del «estado de bienestar», del progreso para ir más rápido a los sitios… etc. Nos acordaremos de la Tierra que nos estamos cargando.

Si van a venir a ver cómo se desarrolla la obra, tanto el Gran Jefe como el Diputado, por favor avísennos para no estar y no tener el gusto de saludarlos. Propondré en el próximo concejo que se ponga una placa en la plaza del pueblo en honor a los ilustres señores que han hecho posible esta locura.