Cecilio Rodrigo

«A une passante»

Ella y yo, ambos dos caminábamos por la acera de esta calle, pero en dirección contraria.

Al acercarnos nos regalamos mutuamente una breve sonrisa.

Ella añadió un amable saludo levantando ligeramente la cabeza.


¿Cómo saber si iba o venía? ¿De qué continente era? ¿Cuántos mares había cruzado? ¿De qué, cómo, en qué idioma hablaba?

¿En qué universidad ha aprendido tan bien y tanto? ¿En qué escuela, en qué desierto, en qué prado? ¿En qué familia, en qué barrio, con qué amigos, en qué libros?

¿En qué mundo?

¿Qué, cómo, con quién desayuna?

¿Ayuna?


Las palabras <<saludar, saludo, salud>> me parecen un signo que expresa el mismo deseo: ¡que vivas bien!


Después de escribir estos renglones, me ha venido a la memoria Baudelaire. De ahí el título en francés. Algo recordaba, y he releído lo que Charles Baudelaire dijo sobre un encuentro así de fugaz.

Seguro que miles, millones de poemas habrán ya escrito y seguirán escribiendo los y las poetas sobre instantes así.

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