Xabier Pérez Herrero

Adegi: en fila de a uno

A la escenificación de ADEGI en su presentación del intento de golpe de estado sociolaboral que supone la negociación «individualizada» de las condiciones de trabajo, por no faltar no le faltaban ni teloneros. Estaba Marco Gardoqui, gurú mediático del Tea Party neoliberal por excelencia y cuya florida prosa de articulista se puede resumir perfectamente en la frase: «que paguen (y sufran) más los que menos tienen», eso sí, repetida hasta la nausea bajo todas las formas posibles de sintaxis. Estaba también nada menos que la Consejera Arantza Tapia, cuya presencia en semejante acto no tendría más explicación que demostrar su plena sumisión a los dictados antisociales de esta patronal y, por si las moscas, proceder a «engrasar» la misma "puerta giratoria" que posibilitó en su día el acceso a la cúpula de CONFEBASK de su antecesora y conmilitona, Nuria López de Guereñu.

Esa fue «su» fiesta y parece que la disfrutaron hasta el extremo de dar por hecho que las cosas van a transcurrir de acuerdo a ese siniestro diseño. Pero, lo que son las cosas, más o menos a la misma hora, 18 trabajadoras de la Residencia Quavitae celebraban en la sede donostiarra del Sindicato ELA la sentencia que declaraba «nulos» sus despidos y que obligaba a la empresa (asesorada y utilizada como estilete por ADEGI en el conflicto de Residencias) a su readmisión, al pago de los salarios de tramitación y a diversas indemnizaciones por "conculcar el derecho de huelga".


Sres. de ADEGI: nos veremos en las empresas, pero con un «pequeño» cambio en el guión que proponen: no va a ser «uno a uno», sino todos y todas «a uno/a»... más que nada por eso de que «la unión hace la fuerza», ¿saben?.

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