Las ciencias sociales son la herramienta imprescindible para desvelar el fondo de las propuestas como es el caso de unos accionistas de una empresa de tecnología, que aducen que es necesario minimizar los afectos de adición de niños y jóvenes en su uso indiscriminado de la misma. Si no hay una investigación rigurosa no se puede saber si es una estratagema publicitaria, o son unos ignorantes supinos. Los niños y los jóvenes se comportan como muy bien describió René Girard, sobre el efecto mimético, que imitan el comportamiento de los adultos, el problema no es de los adolescentes, sino está incrustado en los adultos. Si se quiere profundizar más sobre el contenido que es uno de los fundamentales del momento, la obra de la prestigiosa socióloga Eva Illouz, con el título "El consumo de la utopía romántica", describe el efecto del capitalismo sobre el yo y las relaciones humanas. Cuando el capitalismo incorpora a todos los grupos sociales al mercado, crea un espacio simbólico común muy poderoso, unido a las esferas del consumo y de los medios masivos. Los conflictos sociales creados en su primera etapa, se modifica en la siguiente postindustrial, que ha fragmentado a las clases sociales con el surgimiento de grupos reducidos como comunidades de consumo o de segmentos diferenciados por su estilo de vida. Así pues el capitalismo posibilita la participación de todos en la esfera simbólica del consumo, que adquiere como un caleidoscopio, hacer creer que estos artefactos impiden la soledad como la ignorancia respecto a cualquier asunto. Estar conectado representa estar vivo y por supuesto informado. La contestación ante esta materia tan central de los contemporáneos, es responder a la pregunta que es conceptualizar los vínculos existentes entre: las emociones, la cultura y la economía.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni