El 21 de diciembre fue un día para que los científicos sociales como los antropólogos, hiciesen una investigación utilizando la metodología de la observación no participante, y con su libreta y lápiz apuntasen lo relevante, delante de un colegio electoral de un barrio obrero de Barcelona. Se pudo constatar que las residencias de ancianos se vaciaron, llegaban en taxi, o en coches particulares ayudados por familiares, ya que su movilidad y la rigidez de expresión en sus caras era notoria, recordaba el cambio de testamento al último segundo con el aval notarial correspondiente. El independentismo ha ganado con rotundidad, con la ventaja que su proyección en un futuro muy próximo es de claro ganador. El análisis de ayer en el prisma derecha, izquierda, no es solo un error sino que tiene una mala intención absoluta. Los monárquicos sacaron toda su artillería del siglo pasado con el inconveniente para ellos que ya no tienen más por mucho que se empeñen. Los errores que hay que mejorar por parte de los que buscan construir un edificio sólido para el siglo XXI, de menos a más: la CUP, ha de buscar un lenguaje político en consonancia a la formación de los jóvenes de ahora y no la del siglo XIX. Respecto a los republicanos se acercan a mas a un grupo de buenas personas que está muy bien, pero no es suficiente para ganar unas elecciones con tanta desventaja, y al partido hegemónico de la ruptura constitucional, demuestra que un líder es capaz de anular a un partido que hace más estorbo que otra cosa, y que se debe cambiar muy a fondo, para reconocer la nefasta etapa del pujolismo. En cuanto a los podemitas, situándose en el escenario con su tutú, dando vueltas, sólo hay que esperar cuanto tiempo les espera en caer mareados en manos de los represores. Por lo demás el futuro en Catalunya es independentista, ya que es la única forma de encarar el presente con garantías de una vida política más sana y justa.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni