Sorpresa me generaron el otro día las declaraciones, contundentes y reiteradas, del ministro del Interior en la rueda de prensa, sancionando con un «aspa acumulativo» al partido legal Bildu por financiar un documental titulado ‘Barrutik begirako leihoak’ (Ventanas al interior), todavía en el útero de la productora.

Se puede apreciar en estas declaraciones las intenciones subconscientes de querer poner persiana a la ventana de sus creadores. Me recordó el ministro al tutor que al final del curso leía las notas: al mal estudiante le ponía un aspa en la cartilla escolar, y al bueno le obsequiaba con un regaliz de premio. Ya no dudo que desde ahora, cada vez que se legalice a un partido le entreguen una cartulina, con casillas impresas para marcar las aspas de penalización; quedaría por concretar con cuántas aspas un partido sería ilegalizado.

Obviamente no he visto el documental porque no ha nacido, pero intuyo que algunos quieren abortarlo. Parece que ya se nos está olvidando lo que nos costó lograr una paz que llegó agotada. No es sano para una sociedad que un Gobierno tenga en vilo y con «la espada de Damocles» sobre su cabeza a un partido con miles de votantes, recriminándole cada vez que gesticula.

Que no olvide este Gobierno, y no me cansaré de escribirlo en memoria de las víctimas de Irak, que la película de aquella guerra, que algunos patrocinaron, no fue un documental didáctico. Y si hablamos de películas también el ciudadano debería poder aplicar «aspas» al Gobierno; en este caso las aspas serían de molino, y no por un cortometraje, sino por sesiones continuas de largometrajes en las que el Gobierno nos tiene en el gallinero, mientras ellos contemplan «la película de la crisis» desde sus palcos y cómodas butacas, con el chófer a la puerta.