Txus Pérez Artuch

Caso Alsasua: ser ejemplarizante.

Es básico preparar un buen fuego para poner toda la carne en el asador. Quinientos días de prisión preventiva, persistencia y mantenimiento del adjetivo terrorista son buenos ingredientes de inicio.

Aunque usada en otro contexto político la frase del presidente del Gobierno español «no subestimen la fuerza de la democracia española» deja claro qué pasos debe seguir la justicia. Precisamente eso es lo que piden las familias de los aldeanos embrutecidos (como los calificó Rubén Múgica, abogado de Covite, en una entrevista en la Cadena SER) acusados en el caso Alsasua; no están pidiendo ni impunidad ni absolución, simplemente justicia.

Desde Madrid ven necesaria una sentencia ejemplarizante, que esto no se quede en algo cotidiano, que se enteren quién es el que manda, quién venció y quiénes han sido derrotados en nombre del estado de derecho. ¿Queréis jugar a peleas de bar? Pues Navarra y Euskadi, con agentes de la Guardia Civil implicados en la tangana, no es una discoteca de Santiago, Oviedo, Santander, Zaragoza, Barcelona, Valladolid, Mérida, Sevilla, Toledo, Murcia, Valencia, Mallorca o Tenerife. Ni de Madrid tampoco. Para otra vez, ya sabéis cuáles no son lugares ni horas equivocadas.

No interesa bajar la tensión, ni aceptar el presente de unas siglas hirientes y causantes de tanto dolor durante más de cincuenta años. Es preciso mantener la brasa caliente para poder seguir actuando en contra de todo lo que todavía, desde la sociedad y la política no estamos preparados a reflexionar, pensar, avanzar o hablar.

Su apuesta es seguir saldando cuentas, la saliva hierve hambrienta en espera del inigualable sabor de una condena reparadora.

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