Censura que solo daña a lo colectivo
El único interés de vivir en democracia es poderla criticar. Ya que su bagaje es una combinación de utopías y de mitos. La política partidista anula el pensamiento utilizando la censura. Hay dos temas que el veto estalla como una bomba termobárica, que deja un vacío absoluto donde detona: la CEE, y la política que hace la izquierda, que antes se batía en la Audiencia Nacional, y ahora se ha convertido en el posibilismo más entusiasta. Es absurdo reprobar lo que es obvio.
Para avanzar, es imprescindible contrastar ideas, para poder iniciar un proyecto colectivo que esté en consonancia con las necesidades del presente y del futuro. No se está haciendo nada de nada en absoluto. El retroceso es sistemático y diario. Hace décadas estamos reculando en todos los ámbitos: políticos, sociales, culturales, y convivenciales, jamás visto en la historia de la humanidad en proporción de los conocimientos y de las posibilidades que tenemos. En cambio se va por el sendero opuesto. Todo está al servicio de la maldad más refinada. Ocultar las trampas, y los objetivos que se persiguen con discursos contrarios, solo beneficia al modelo que impera en un mundo que imposibilita cualquier transformación.
Ahora vivimos en la peor dictadura posible, porque tiene infinidad de armas para mantenerse y seguir con el proceso destructivo que su singladura comenzó el siglo pasado. La izquierda, y la izquierda de la izquierda, han aceptado de forma sumisa la revolución individualista de la personalización, del hedonismo, del narcisismo, del tiempo libre como apoteosis del consumo que se convierte en el único objetivo de nuestra sociedad. Solo se aspira encontrarse entre iguales, para no construir colectivamente un proyecto emancipador. Sólo se legitima el placer con un mínimo de austeridad y un máximo de deseo. La aspiración de los individuos pulveriza lo colectivo. Los efectos destructivos de la bomba termobárica, construye el vacío existencial en el que estamos. La izquierda constantemente está legitimando por medio de las políticas sumisas, con el lápiz de las votaciones, todo este entramado ideológico que es la mayor trampa jamás conseguida.
Se ha pasado de la aspiración de un hombre nuevo, a mantenerse eternamente joven, sin proyectarse para el futuro colectivo, recreándose en la propia miseria individual. Dos ejemplos que hay a miles, el cinismo en estado puro. La energía atómica es considerada una energía verde, para mantener esta ideología hipócrita. Sin pasar por el Congreso, la izquierda en el Gobierno, ha insuflado casi 5.000 millones de euros, este año para la guerra. Censurar las visiones que van en otro sentido de las políticas oficiales, por muy de izquierda que se consideren, lo que hacen es un daño inmenso para poder emanciparnos de todo este entramado: mafioso, hipócrita y mentiroso.
Atentamente,